Superó la mezquindad.
La señora Condoleeza Rice acaba de publicar una memoria: “Gente ordinaria extraordinaria”, en el cual cuenta detalles de su vida. Dice que, cuando tenía diez años, sus padres la llevaron a comerse una hamburguesa en Birmingham, Alabama. Al morderla se dió cuenta de que el pan solo contenía pedazos de cebolla, nada de carne o los demás vegetales. A los negros en esa época no los trataban nada bien en Birmingham. Hoy esa ciudad es un ejemplo de armonía racial.
Cuenta Condoleeza que una vez, ya profesora en Stanford, dió una charla en Japón. Uno de los asistentes le dijo, como gran elogio: “Ahora sabemos que no todos los negros son estúpidos”.
Los héroes de esta memoria son los padres de Condoleza, John y Angelena Rice, quienes la educaron para ser lo que llegó a ser: una persona excepcional. Sin embargo, nunca pudo sentarse en las rodillas del Tio Nicolás, quien solo sentaba a niños blancos. Nunca pudo aprender a nadar poque el Alcalde de Birmingham prefería cerrar una piscina pública antes de permitir a los negros bañarse en ella. Sin embargo, algo funcionó en la sociedad estadounidense que le permitió a Condoleeza obtener una maravillosa educación integral y llegar a ser una figura política destacadísima.
Por qué es republicana? La razón se remonta a la negativa del partido demócrata de aceptar a su padre como miembro. Cuando John trató de entrar, lo único que le preguntaron fue cuantas caraotas había en una botella, aparentemente el sistema de selección que el partido demócrata usaba para los negros. John falló en su respuesta y, como resultado, tuvo que ingresar al partido republicano. Esto me sorprendió porque siempre pensé que el partido demócrata era más liberal en asuntos raciales que los republicanos pero esa, al menos, no fue la experiencia de los Rice.
Lo más admirable del libro es la total ausencia en sus páginas de amargura o resentimiento. Por el contrario la autora reconoce los grandes progresos que se han llevado a cabo en materia racial. Me hace pensar en los problemas de clase que han afligido a nuestros líderes políticos y la manera como han actuado frente a ellos. Tengo una fuerte sospecha, por ejemplo, que la razón del resentimiento y el odio de Hugo Chávez hacia los “ricos y blancos” debe ir a buscarse en alguna experiencia de su niñez o juventud, algun rechazo recibido, alguna humillación inflingida por alguien, de manera cruel, a su condición social.
La grandeza del individuo consiste en superar esas mezquindades y levantarse por encima de ellas para llegar a ser alguien bueno, noble, desprovisto de odio. Hay quienes lo logran, como es el caso de Condoleeza, pero hay quienes no lo logran y ven, por ejemplo, algo “sospechoso” en el premio Nobel dado a Vargas Llosa o se refieren al adversario político de ojos azules como “Frijolito”o, si es mujer, como la “burguesita esa”.
De todo tenemos en la viña del señor.
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