Según José Virtuoso, del Centro Gumilla (ver “Que democracia queremos los venezolanos” en: http://www.gumilla.org/?p=article&id=12706159414679&entid=article ) el significado de democracia se ha venido modificando en el tiempo. Esto se desprende de un estudio llevado a cabo por el Centro Gumilla, el cual me parece altamente peligroso, sobretodo por el piquete interpretativo que los autores le dan a los resultados de las encuestas. La encuesta fue llevada a cabo por una empresa llamada CENINVEST, sobre la cual no he encontrado información alguna en Internet. Solo existen unas 60 entradas que mencionan a CENINVEST, todas con el mismo mensaje: “El Centro Gumilla admite que un 64 por ciento de los venezolanos apoya el socialismo”.
Este mensaje, con características de saturación, es enviado por diversas organizaciones o medios de comunicación del régimen chavista. En mi opinión esto le da al Centro Gumilla, con su aprobación o sin ella, una fisonomía de tontos útiles.
Una de las respuestas más contundentes de la encuesta es el rechazo de un 89 por ciento a los régimenes dictatoriales. Sin embargo el piquete interpretatitivo añade que una mayoría del país, el famoso 64 por ciento repetido incesantemente por el régimen, es chavista o chavista light, llamándo a estos dos grupos “demócratas socialistas del siglo XXI” y “demócratas socialistas moderados”. El Centro Gumilla define a los chavistas como demócratas socialistas, en violación de la definición más elemental de democracia, la cual está caracterizada por: contrapesos institucionales efectivos, autonomía de los poderes, tolerancia hacia la oposición, un sistema adecuado de justicia, derechos ciudadadanos iguales para todos, transparencia y rendición de cuentas. Hay que preguntarle a Virtuoso si el régimen de Chávez posee alguna de estas características. Aunque Virtuoso conoce la definición de democracia dada por el PNUD, la cita en su escrito y afirma que los venezolanos la aceptan como el ideal de democracia, hace caso omiso de ella al “bautizar” a los grupos chavistas como “demócratas socialistas”. Hablar de demócratas socialistas del Siglo XXI es una contradicción en términos, francamente casi un insulto a nuestra inteligencia. Es evidente que si un 89 por ciento rechaza la dictadura no hay posibilidad de que un 64 por ciento sea chavista, sobretodo porque la igualdad ante la ley es aprobada por un 82 por ciento de los encuestados, una igualdad que simplemente no existe bajo el régimen chavista y porque un 70 por ciento piensa que hay demasiado poder concentrado en una persona (Chávez). La interpretación, el piquete Gumilla, choca de frente con las opiniones expresadas en la encuesta.
Una característica de los caudillos populistas latinoamericanos, la eliminación de la intermediación política y su reemplazo por el “balcón del pueblo” o cadena televisiva es tomado por Virtuoso como un componente de “democracia socialista”, cuando la experiencia Peronista, de Velasco Ibarra, Castro y, ahora, Chávez, revela claramente que este contacto directo es apenas una variante del despotismo, no una señal de democracia efectiva.
Una de las conclusiones de Virtuoso reza: “Se le concede en general una rol privilegiado a la actuación política del gobierno nacional y al Presidente de la República como a su máximo representante. Es en esta instancia en donde recae la responsabilidad fundamental para lograr los objetivos de bienestar, inclusión y equidad. Para ello es necesario que disponga de mucho poder para responder a las necesidades del pueblo. También es necesaria una comunicación directa, sin intermediarios”. Esta interpretación es sesgada y favorece un gobierno autoritario que no parece estar apoyado en la encuesta. La clasificación cocinada por el centro Gumilla de Demócratas socialistas del siglo XXI: 31%, Demócratas socialistas moderados: 33% y Demócratas liberales: 27% representa, en mi opinión, una tergiversación diseñada para venderle a la opinión pública la idea de que el socialismo es el sistema preferido de los venezolanos.
La descripción que hace el estudio de los “demócratas socialistas del siglo XXI nos ha hecho reír para no llorar. Dice, entre otras cosas, lo siguiente: “en su mayoría son individuos que expresan sentimientos de solidaridad, fraternidad, igualdad y amor… piensan que el gobierno debería endeudarse para ayudar a la gente pobre…. Que las industrias básicas deben ser nacionalizadas… que el gobierno debe tener mucho poder…sin intermediación…”. Supongo que esto es lo que dicen los encuestados pero es increíble que gente que habla a diario de demoler, liquidar, freir cabezas en aceite y que definen a la oposición como escuálidos y apátridas, gente como Chávez, Lina Ron, Dario Vivas, El Aissami y otros pandilleros, puedan ser caracterizados como partidarios de la fraternidad y el amor. Virtuoso no se ruboriza al decir esto sin hacer notar la profunda contradicción entre esta definición y la relidad que vive Venezuela.
El socialismo es un término peligrosísimo, al ser usado como lo hace el Centro Gumilla, sin definir cual es la variedad en la cual piensa. Hay un socialismo de los esenios, otro de los utópicos franceses e ingleses, uno de Stalin, otro de Castro (él dice que es comunismo) y un mezclote amorfo de Heinz Dieterich. Cual es el socialismo del cual habla Gumilla? Si es la hiper corrupción, la patanería, la ineptitud e incoherencia y el odio de clases instituído en Venezuela por Hugo Chávez, entonces protesto contra el centro Gumilla por tratar de vendernos este mamotreto.
Afortunadamente el estudio no ha recibido mayor difusión. Lo conozco por haber asistido a un evento en el Diálogo Inter -Americano en Washington, donde el padre Virtuoso nos lo explicó, teniendo como compañero de panel al embajador de Chávez en USA, Bernardo Herrera, con quien pareció coincidir en que el centro político latinoamericano “se ha movido hacia la izquierda”. Ni Piñera, Santos, García, Lobo, Chinchilla, Mujica, el mismo Funes, Martinelli o la oposición venezolana del 26S estarán de acuerdo con esta sesgada sobre-simplificación de Alvarez y Virtuoso.
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