1.
Una vida feliz no es necesariamente una larga
vida. Modigliani habló de una “vida breve pero intensa”. Sin embargo, hay que
tener cautela con eso de la intensidad, porque Modigliani no parece haber sido
feliz sino, más bien, un artista
atormentado, un poco a lo Tolouse Lautrec. Aunque no sea necesario vivir muchos
años para ser feliz, ello ayuda. Y por
vivir mucho hablo de llegar, al menos, a
la edad bíblica de los 70 años. Esto no es ya algo excepcional, como si lo era
hace unas cuantas décadas. Ahora es bastante común, hay mucho viejo vivito y
coleando.
2.
Pero hay más. Llegar a la edad bíblica no solo
es más y más frecuente sino que la gente está
llegando a esa edad en buenas condiciones físicas y mentales. El término
anciano/a se ha ido estirando como un chicle, pasando a definir, no ya un
sesentón o un septuagenario sino, en
todo caso, a un ochentón. Y hay muchos ochentones por allí pegando brinquitos.
3.
Las recetas para la longevidad son otra cosa. Se
dice que la Reina Isabél I (la reina Virgen) visitó a Tomás Parr (el viejito
del whisky “Old Parr”) quien afirmaba tener 110 años y le preguntó la razón de su
longevidad. Parr respondió: “siempre he
mantenido la cabeza fría y los piés calientes”. Esto me sonó bien y, por si
acaso, me compré recientemente unas pantuflas para andar dentro de la casa. Cada
longevo tiene su propia receta para la longevidad pero la verdad es que estas
recetas solo parecen trabajar para cada
quien.
4.
Más importante que buscar las razones de la longevidad
es explorar las razones de la felicidad.
Y cuando lo hacemos encontramos que estamos en terreno más firme. Aunque no
todos estamos de acuerdo en ellas, parece que hay recetas relativamente sencillas para
ser felices.
5.
Antes de mencionarlas creo necesario decir que
en esto de la felicidad juega un papel importante el azar. He conocido gente
destinada a ser feliz a quienes, lamentablemente, una tragedia les cortó la
vida. La premisa fundamental de la felicidad es, pués, tener la oportunidad de serlo. Sé de familias que lo tenían todo para
ser felices pero también tenían una especie de maldición gitana que llevaba a
demasiados de sus miembros a una muerte trágica y prematura.
6.
Si uno logra escapar a los accidentes y las
enfermedades entonces puede dedicarse a ser feliz. Por cierto, escapar a esos
dos grandes enemigos arriba mencionados no es enteramente asunto del azar. Uno
puede ser cauteloso en la vida. Manejar con los ojos bien pelados sin hablar
por el celular, no montarse con demasiada frecuencia en un helicóptero,
acostarse a las doce y cinco minutos de la madrugada en Año Nuevo, comer muchos
vegetales y frutas, dormir siete o más horas. Estas y otras precauciones
sencillas aumentan exponencialmente la expectativa de longevidad y, por lo
tanto, la oportunidad de ser feliz.
7.
Cuando uno llega a los cuarenta luciendo como de
treinta y cinco o a los cincuenta
luciendo como de cuarenta seis, comienza a preguntarse: que es lo que estoy
haciendo, que funciona? Comienza la introspección, porque hasta ese momento la
mayoría ha llevado la vida de una manera más bien despreocupada, más atenta a
los estímulos externos que a sus procesos internos.
8.
Lo primero que uno encuentra es que le va bien
en el matrimonio. Igual que la mayoría de sus conocidos (la vida obedece mucho
a la estadística), ya tiene unos 15 años de casado y dos tres hijos pequeños o
adolescentes, un trabajo estable, está pagando
la casa y puede ir a cenar en el “Hereford Grill” o en el “Laserre” de vez en
cuando.
Pero, por qué es estable su matrimonio?
Basicamente porque puede conversar con el (la) cónyuge. O porque puede mantener
largos silencios sin que ello cause problema alguno. La pareja ha sido un o una
buena compañía para el viaje. No hay
nada más importante que seleccionar bien al co-piloto y dejarlo (a) que ayude a manejar.
9.
También se da cuenta que las cosas marchan
razonablemente bien en el trabajo. Ofrece sus ideas abiertamente a sus colegas,
porque sabe que de donde vinieron esas ya vendrán otras. Ha recibido
promociones y sus aumentos de salario llegan sin pedirlos. Mantiene una actitud
cordial con sus compañeros de trabajo. Ha aprendido a hacerse una razonable auto-evaluación,
sin sobre-estimarse ni sub-estimarse. No está en el tope de la pirámide pero
tampoco en la base, se siente confortable con ser, como decía Somerset
Maughman, un sobresaliente de la segunda línea.
10.
Como no rehuye el trabajo ha encontrado que, al
hacerlo, puede dejar su huella. Mucha
gente importante (no es el caso de Esteban) suele delegar en “carpinteros” sus
decisiones e iniciativas. Con frecuencia
esos ”carpinteros” se convierten en eminencies grises detrás del trono, un poco
al estilo de Chou En Lai y Mao Tse Tung o de Richelieu y Luis XIII. Es la vieja historia de quien es útil y quien es
importante.
11.
La persona aprende a reírse de si misma y a
verse en el espejo, más o menos, como lo ven los demás (siempre habrá un sesgo
favorable). Si no es bien parecida lo compensa con la pulcritud. Si sus dientes
no son buenos aprende a sonreír con la cara. Todo defecto puede ser minimizado con una actitud positiva.
12.
Más temprano que tarde intuye que la clave de la
felicidad es estar contento (a) con sí mismo (a), lo que se llama auto-estima. Al comparar notas con quienes comparten su
estado de felicidad llega a la conclusion de que la clave es no tener ni muy
poco ni demasiado. Tener lo suficiente. Esto parece difícil de lograr pero es
sumamente fácil, si lo vemos al revés. No es asunto de cuanto se tiene sino
asunto de estar satisfecho con lo que se tiene. Hay algunos logros que son fundamentales
para la felicidad : una buena educación, una ocupación que agrade o interese,
un ingreso razonable que cubra las necesidades básicas y que permita algunas
actividades que den placer. Más allá de tener eso pueden comenzar las tensiones
y las angustias.
13.
El dinero no hace la felicidad. Dicen que ayuda
y ello es cierto, hasta cierto punto. Creo que lo que realmente ayuda es la
seguridad económica, no tanto la magnitud de la riqueza. T. Boone Pickens, geólogo multimillonario, con
quien tuve la oportunidad de conversar hace algunos años, me decía que a él le
gustaba hacer dinero porque ello representaba un éxito pero que igualmente le
gustaba darlo a otros. Me regaló un libro que había escrito donde menciona que ha
regalado unos $2000 millones durante su vida a organizaciones que educan, que
curan y hacen el bien en todo el planeta. Me decía que mientras regala más
dinero hace. Lo que si no hace, dice, es plantar árboles, “porque a mi edad ya no
los podré ver crecidos”. Solamente a su alma mater, Oklahoma State University,
Pickens le ha dado unos $500 millones. Otro ejemplo de altruismo es Bill Gates.
Estos son famosos pero hay miles de personas muy adineradas quienes han
aprendido que dar los hace más feliz que recibir.
14.
Más que
un traje que se obtiene como regalo divino la felicidad es un proceso que crece
desde adentro hacia afuera. Sus componentes esenciales son internos más que
externos, lo cual explica que mucha gente que vive en sociedades pobres se
siente feliz, en contraste con muchas quienes viven en sociedades ricas, donde
la infelicidad puede ser estadísticamente significativa. Hace poco ví una
excelente entrevista hecha por Moisés Náim al Presidente de Chile, refiriéndose a esta paradoja. Por qué en Chile hay más protestas populares, más aparente insatisfcción, preguntaba
Naím, que en países pobres de la region? Y el presidente contestó: “Porque en
Chile la gente que ya tiene lo esencial ha generado expectativas por tener más” .
Los chilenos, bien alimentados y dueños
de su hogar, ahora desean educación de calidad y un sistema de salud más parecido
al del mundo desarrollado. Se comprueba en Chile la teoría de Abraham Manslow
sobre la generación de expectativas secundarias, una vez que las primarias han
sido satisfechas. En Venezuela, el sátrapa ha tenido la habilidad de dar algo a
quienes nada tenían, sin despertar esas expectativas, puesto que lo que ha dado a sus seguidores (a cambio de lealtad)
es una dádiva de carácter recurrente pero de incierta duración (el subsidio y la
limosna , no una nueva manera de vivir (un empoderamiento creador de
ciudadanos con mayores expectativas).
15.
La obtención de felicidad y de paz interior es
un proceso en el cual confluyen muchas vertientes, algunas externas pero la
mayoría generada por una actitud ante la vida. Hans Castorp, el protagonista de
“La Montaña Mágica” era un modesto pequeño burgués, además enfermo. Sin
embargo, se sentía un “niño mimado de la vida”. A ello contribuía el sentirse
alumno (del humanista Settembrini), a su rechazo del dogma (representado por
Naphta) a su gran capacidad para
enamorarse romanticamente (de Claudia Chauchat) y a su apreciación de la
naturaleza, exhibida en sus largas caminatas por las montañas de Davos Platz.
Por sobre todo, su felicidad parecía basarse en su sencilla aceptación de ser
una persona común y corriente.
2 comentarios:
Gracias Coronel!
Enhorabuena leo este articulo, aunque creo que todos nosotros en el fondo sabemos que estas son claves para una vida feliz, de vez en cuando se nos olvidan, y nunca esta de mas que alguien no los recuerde.
Saludos
R.H
Para ser feliz, como decía Sta. Teresa de Ávila, SOLO DIOS BASTA.
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