Un bello artículo en el Wall Street Journal de hoy, llamado
“The Nonna State”, algo así como “El País de la Abuela”, describe como en Italia y España la crisis económica
ha llevado a los hijos de regreso a la casa de los padres. Por supuesto, con
los hijos han llegado los nietos. Entre el 55 y el 65 por ciento de los niños
en estos dos países son ahora cuidados por sus abuelos, mientras los hijos
trabajan y están viviendo con su padres. Si esto suena complicado, me explico.
Los jóvenes y sus pequeños vástagos están regresando al lar paterno. Las “nonas”
en Italia y las “abuelas” en España
cuidan de los nietos, se han hecho
cargo, de nuevo, de la cocina familiar y
rinden la comida, la cual lleva el sello maravilloso del hogar, ese sello que
hace que todo tenga el sabor del amor.
Una sólida estructura familiar regresa, al menos en estos
países latinos, a compensar por lo deficiente de los programas del Estado
benefactor. Lo que está sucediendo en Europa ha sucedido, de manera casi
ininterrumpida, en nuestros países latinoamericanos, donde la acción del Estado
no ha pasado de ser una de dádivas y limosnas de naturaleza muy temporal. Un
caso patético es nuestro país, Venezuela, en donde uno puede ver amas de casa haciendo
colas de dos y tres horas para optar por una lata de leche en polvo. La tragedia
venezolana es que, con demasiada frecuencia, no hay abuelos, solo abuelas. El hogar
venezolano es predominantemente un hogar materno, de donde el padre frecuentemente
se ha ausentado, por irresponsable o por ignorante (que para el caso es lo
mismo).
En líneas generales, en Latinoamérica, como en Europa, los abuelos
o solamente las abuelas están de nuevo en la primera línea de batalla.
Afortunadamente, el mundo es también testigo de un fenómeno
similar pero inverso. Se trata de los hijos quienes ahora ayudan a sus padres,
de los miles de abuelos quienes reciben, hoy, el fruto de amor y apoyo que sembraron
años atrás. Este es un proceso más lógico, si se quiere, aunque todavía bastante
menos frecuente que el otro. Sin
embargo, está ocurriendo, más y más. Es parte de un mundo más humano, donde el
concepto de familia se ha fortalecido y en el cual se hace realidad la hermosa actitud
que lleva al padre a cargar a su hijo y, luego, a ser cargado por el. Por ello, el poeta estadounidense William Wordswoth
decía que “el niño es el padre del hombre”, una de las frases más bellas que
jamás he leído ( de su poema “My heart leaps up when I behold”) .
Este poema de Wordsworth vale la pena de ser transcrito:
Mi corazón se elevacuando veo un arcoiris en el cielo
así fué cuando comenzó mi vida
Así es cuando ya soy un hombre
Así será cuando envejezca….
El niño es el padre del hombre
Y así será, agrego yo, por los siglos de los siglos…
3 comentarios:
NO hay nada mejor para un niño que la presencia y el consejo de su abuelo. Enhorabuena!
Happy Father's day, don Gustavo!
Feliz día del padre, Gustavo.
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