lunes, 28 de julio de 2014

Viaje dentro del viaje (III), San Petersburgo

El Hermitage, San Petersburgo

Julio 11-12, San Petersburgo, Rusia
Aunque la primera impresión que he tenido de esta gran ciudad ha sido la de un gigante triste, debo admitir que no es posible “despacharla” de manera tan sencilla, porque tiene componentes grandiosos que se mezclan con el mal gusto arquitectónico y con una calidad robótica en muchos de sus habitantes.
Al entrar al puerto lo primero que veo de la ciudad es una serie de bloques de apartamentos de la peor factura arquitectónica, a lo Guatire o Carapita, en una zona donde hay grandes movimientos de tierra. A la distancia, a estribor, se ve un estadio de futbol en construcción, ya que la ciudad será sede de la próxima Copa Mundial, ocasión para la cual – apuntan con orgullo – no se necesitará visa. 
La Iglesia de la resurreción
San Petersburgo es una ciudad de edificaciones masivas, muchas pintadas de unos colores que francamente ofenden mi  gusto. Los hay verdes desvaídos y los hay amarillo pollíto. Y no son pequeños, a  veces cubren toda una manzana. Todos los nombres de calles y establecimientos , con muy pocas excepciones, están solamente escritos en cirilico ruso, lo cual le hace la vida más difícil al visitante. En general, la ciudad no le hace concesión alguna a los miles de visitantes que le llegan cada año. Que se orienten como puedan y  orinen en un mogote, parecería pensar el alcalde de la ciudad. Afortunadamente la guía del bus ya sabe cuando sus pasajeros están a punto de estallar y se estaciona por 27 minutos frente a una venta de souvenirs que, además de ofrecer centenares de muñecas matrushkas, esas que vienen metidas unas  dentro de las otras, ámbar e imanes para neveras,  tiene un baño!  “Y es gratis”, anuncia la guía con evidente complacencia. 
Hacia Nevsky Prospekt
En San Petersburgo fué el único puerto donde tuvimos que mostrar nuestro pasaporte, para ser sellado por una señora de inmutable severidad en el rostro, el único sitio donde tuvimos alguna ligera inquietud de ser rechazados. 
Para visitar la ciudad utilizamos el método más fácil, si no el mejor. Tomamos tours organizados por el barco. En esos tours no se necesita tener visa. Si uno contrata un tour independiente o desea visitar la ciudad por cuenta propia, entra en un proceso de papeleo para el cual ya no tengo paciencia. Uno de los tours era una vista rápida de la ciudad desde un bus. Fue muy útil para darnos una idea de la ciudad que, repito, tiene hermosísimos parques y algunas iglesias maravillosas pero que, en general, es gris, tosca y poco atractiva.
Como toda gran ciudad europea que se respete San Petersburgo está edificada alrededor de un importante río, el Neva. Este río divide la ciudad en, al menos tres o cuatro grandes segmentos y un islote llamado de la liebre, en el cual se encuentra la fortaleza de Pedro y Pablo, la cual incluye la Catedral, Petropavlosky sobor. El sector más visitado es el que incluye el Hermitage, el Palacio de Mármol, el Palacio de Invierno, la Iglesia de San Isaac, la imponente Iglesia de la Resurrección, el palacio Stroganov y la calle más importante de la ciudad, Nevsky Prospekt.
Cruzando una calle en Nevsky Prospekt

Para ver la ciudad mi esposa y yo decidimos separarnos y tomar tours diferentes. Ella quería dedicarle tiempo al Hermitage y yo a Nevsky Prospekt. Ella quería ver historia y yo queria ver gente de hoy, como lucían, como se  comportaban, que comían, que vestían. Mi esposa estaba interesada en la historia de la ciudad, yo en su sociología. Por ello, es explicable que a ella le fascinara San Petersburgo mientras que a mí me dejara bastante indiferente. Ella vió en los palacios y los museos el fascinante pasado dominado por Pedro el Grande y Catalina. Yo vi la ciudad de hoy, donde nadie sonríe y las calles que se apartan de las principales atracciones  turísticas son sombrías y  melancólicas. 
Mi tour fué sencillo. Me dejaron en una esquina y me dijeron que me recogerían cuatro horas después. Y… a caminar se ha dicho, armado con un mapa. Me quedé frente a la Iglesia de la Resurrección, una de las más famosas y fotografiadas de la ciudad, con sus riquísimas y bulbosas policromías. No entré porque había una larguísima cola. Caminé primero hacia el norte hasta el monumento a los héroes de la revolución y el Palacio de Mármol, pero no ví nada realmente interesante. Me regresé para tomar la calle Italianskaya, en la cual encontré un negocio llamado Beluga, con venta de ámbar y objetos de artesanía muy fina, pero todo carísimo, por lo cual no pude comprar nada. En la siguiente cuadra estaba un hotel bellísimo, muy sifrino, el Grand Hotel Europe Orient Express, en cuyo bar me tomé rapidamente una agua mineral, S12, para poder añadirlo a mi curriculum (“claro chico, yo estuve en el Grand Hotel Europe, en San Petersburgo”).  Frente a este hotel estaba el equivalente del Carnegie Hall, el  Salón de Conciertos Shostakovich y, al lado, un restaurant que era el único bonito que encontré con la puerta abierta en todo mi recorrido (están operando pero las puertas están cerradas y uno debe entrar un poco a ciegas, arriesgando encontrarse con un antro).
El restaurante está al cruzar la esquina de la sala de Conciertos Shostakovich, cuya efigie está en la entrada

Almuerzo exquisito
Creo recordar que el restaurant  que encontré abierto se llama “La Casa de los Nobles” . Al entrar me llamaron la atención tres cosas: (1), la belleza impecable del sitio, con mesas redondas, manteles blancos impecables, vajilla elegantísima; (2), la belleza de la mesonera que me recibió, y , (3), el  hecho de que yo era el único cliente en el sitio. A la 1 p.m.  el sitio estaba totalmente solo. Me dieron el menú y  seleccionéalgo ligero:  Borscht, un caviar rojo de Perca? , blinis y vodka. Quise tomarme la exquisita vodka Beluga pero 5 centilitros (apenas mojan la garganta) costaban $20 , de manera que pedí una marca más modesta, la cual resultó excelente.  Este fué un almuerzo tipicamente ruso y maravilloso, además no demasiado costoso, porlobello del lugar. Solo me entristeció verlo tan vacío y su silencio. YO estaba solo aunque sospecho que la joven me espiaba a través de alguna rendija para ver si necesitaba algo. Después de todo yo era “the only show in town”. 
En Nevsky Prospekt, el corazón de San Petersburgo
Después de almorzar fuí a andar por Nevsky Prospekt y entramos en una gran librería llamada SINGER, creo que el edificio era la vieja sede de las máquinas de coser. Esta calle tiene casi cinco kilómetros de largo y es la equivalente de la Quinta Avenida de Nuev York,  pero, que va! La caminé desde su intersección con la calle Mikhailovskaya Ulitsa hasta su intersección con Liteiny Prospekt y vi muy pocos establecimintos comerciales de categoría. Pasé por la estatua de Catalina, en la Plaza Ostrovsky,  creo que  la única dedicada a ella que existe en toda la ciudad . La avenida es concurrida y ví mucha gente joven, prejas, mucha gente tatuada, vestida modestamente pero muy limpias, vi poca gente “fea”, como si fué el caso en Copenhagen. En una calle transversal vi un restaurant llamado “La Cucaracha, cerca del Palacio Belozersky.
San Petersburgo es una ciudad muy grande, de inmensos contrastes que van desde lo impresionante hasta lo lóbrego. Claro, esto puede decirse de casi cualquier gran ciudad del mundo pero la impresión general  que me dejó no  fué  la de una ciudad  vibrante sino la de una ciudad semi-aletargada, a la cual no desearía regresar.
 Me hubiera gustado visitar las casas donde vivieron tres de mis compositores rusos favoritos, Mussoursgky, Rimsky Korsakov y  Borodin, quienes fueron los grandes pioneros de la música sinfónica rusa y estuvieron activos en San Petersburgo.  El Conservatorio de la ciudad lleva el nombre de Rimsky Korsakov  y está al lado del Teatro Mariinsky. Para quienes disfrutan de la música clásica, aquí les dejo el enlace al Cuarteto para Cuerdas #2 de Borodin, uno de mis favoritos, a ser escuchado tomando sorbos pequeños de Stolichnaya, fría, sin hielo, por favor.  Ver:  https://www.youtube.com/watch?v=X_FVODPf2tk
Subiendo las escaleras del Hermitage

Detalle del Hermitage


Hasta aquí San Petersburgo. 

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente descripción. La verdad, Ud. podría hacer un excelente guía, también.

Le hago un reproche: hay que ser valiente para dejar a la esposa de su cuenta en una ciudad rusa. Yo no haría eso ni de vaina, con la mala fama que tienen los rusos, mafiosos... Bueno, cada uno tiene su temperamento. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Pitter, as it is commonly called,
is probably safer than our Plaza Bolivar.
But I digress.
Thank you, Sir,
for a headstrong tour of one helluva place.
For fans of the Hermitage,
get hold of a dvd - Russian Ark.
It is a veritable wet dream come true for lovers of culture.
Thanks again. xp

Anónimo dijo...

GUSTAVO, denos su datos del Pollo que ahore es GALLITO...!

http://caracaschronicles.com/2014/07/27/breaking-chicken-run/

http://caracaschronicles.com/2014/07/28/is-there-a-link-between-petrocaribe-and-carvajal/

http://anagrammatt2.wordpress.com/2014/07/28/is-there-a-link-
between-petrocaribe-and-carvajal/

http://anagrammatt2.wordpress.com/2014/07/28/breaking-chicken-run-updated/


http://faustasblog.com/2014/07/aruba-el-pollo-flew-the-coop/

http://anagrammatt2.wordpress.com/2014/07/28/aruba-el-pollo-flew-the-coop/

http://devilsexcrement.com/2014/07/27/some-questions-and-inconsistencies-on-the-carvajal-affair/

http://anagrammatt2.wordpress.com/2014/07/28/some-questions-and-inconsistencies-on-the-carvajal-affair/

firepig dijo...

Excelente ...gracias!

Alitas Allie dijo...

Ahora comprendo por que esta ciudad le pareció triste....