¡Y yo nunca me voy a cansar de luchar por Venezuela!
Venezolan@s:
Hace más de un año, cuando supe que la elite corrupta que gobierna a Venezuela había ordenado meterme preso con la vana intención de que yo abandonara el país, no dudé un solo segundo en dar un paso al frente para darle la cara a una dictadura y enfrentar el juicio infame que se me estaba planteando. Esa decisión la tomé plenamente consciente de a qué me estaba enfrentando y de cuáles eran las consecuencias.
Por eso hoy, cuando he sido condenado por la infamia y la mentira de una elite que no tiene escrúpulos cuando de defender sus groseros privilegios se trata, quiero decirles que no me arrepiento en lo más mínimo de la decisión que tomé. Y no me arrepiento por una razón muy sencilla y poderosa: las grandes causas ameritan grandes sacrificios.
Yo estoy convencido de la bondad de nuestra causa que no es otra que la liberación de todo un pueblo que hoy sufre las dolorosas consecuencias de un modelo que fracasó en lo económico, en lo político y en lo social. Una causa justa y democrática que busca una Venezuela de Paz, de Bienestar y de Progreso. Una causa humana que desea que todos los derechos sean para todas las personas, sin exclusiones ni privilegios. Pero sobre todo una causa moral, una que nos obliga a estar siempre del lado de las víctimas y nunca del lado de los victimarios.
Esta sentencia no va dirigida solo en mi contra, sino que busca derrumbarnos anímicamente a todos los que luchamos por tener un mejor país. Con el corazón les digo que en estos momentos nadie puede estar más indignado, nadie más tentado a caer en la desmoralización y en la frustración que yo. Pero lejos de ello les confieso que estoy más fuerte y más tranquilo que nunca, y decidido a levantarme una y otra vez hasta lograr pacífica y democráticamente el cambio que tanto necesita nuestro país. Por eso el único acto de solidaridad que pido ante mi sentencia es que no se rindan, porque como una vez dijo Gandhi: “los caminos de la verdad y del amor siempre han triunfado. A lo largo de la historia ha habido tiranos y asesinos que por un tiempo pueden parecer invencibles, pero al final siempre caen”.
Para que Venezuela salga adelante debemos cambiar no solo un gobierno, sino todo un sistema. Pero para que eso suceda es necesario primero quitarle poder a la elite corrupta que nos gobierna. El próximo 6 de diciembre tenemos una excelente oportunidad para avanzar en esa dirección. Ese día, con irreverencia, con revire democrático, salgamos con toda nuestra fuerza a votar y a defender en todos y cada uno de los centros electorales y en la propia calle, la voluntad de cambio que de manera arrolladora, la inmensa mayoría de venezolanos vamos a expresar en las urnas.
Finalmente a mi amada Lilian: dale a nuestros hijos un mensaje muy especial: van a escuchar de boca de algunos que su papá es culpable y que estaré preso por muchos años más. No es cierto. Hoy su papá es más libre que nunca. Mi alma, mis ideas y mi amor por ustedes vuelan alto, muy alto, en el cielo de nuestra hermosa Venezuela. Estoy aquí y no me iré a ningún lado. No podrán separarnos porque les prometo que muy pronto todos juntos viviremos en La Mejor Venezuela, donde reiremos, jugaremos y cantaremos sin sentir miedo.
En estos momentos difíciles quiero recordar al líder pacifista Martín Luther King y decir: “si no puedes volar, corre; si no puedes correr, camina; si no puedes caminar, arrástrate, pero hagas lo que hagas, tienes que seguir hacia delante”.
Venezuela saldrá adelante, yo les juro que vamos a vencer.
¡Fuerza y Fe!
Leopoldo López
Cárcel Militar de Ramo Verde
Preso político sentenciado a 13 años, 9 meses, 7 días y 12 horas de prisión por la dictadura venezolana
Hace más de un año, cuando supe que la elite corrupta que gobierna a Venezuela había ordenado meterme preso con la vana intención de que yo abandonara el país, no dudé un solo segundo en dar un paso al frente para darle la cara a una dictadura y enfrentar el juicio infame que se me estaba planteando. Esa decisión la tomé plenamente consciente de a qué me estaba enfrentando y de cuáles eran las consecuencias.
Por eso hoy, cuando he sido condenado por la infamia y la mentira de una elite que no tiene escrúpulos cuando de defender sus groseros privilegios se trata, quiero decirles que no me arrepiento en lo más mínimo de la decisión que tomé. Y no me arrepiento por una razón muy sencilla y poderosa: las grandes causas ameritan grandes sacrificios.
Yo estoy convencido de la bondad de nuestra causa que no es otra que la liberación de todo un pueblo que hoy sufre las dolorosas consecuencias de un modelo que fracasó en lo económico, en lo político y en lo social. Una causa justa y democrática que busca una Venezuela de Paz, de Bienestar y de Progreso. Una causa humana que desea que todos los derechos sean para todas las personas, sin exclusiones ni privilegios. Pero sobre todo una causa moral, una que nos obliga a estar siempre del lado de las víctimas y nunca del lado de los victimarios.
Esta sentencia no va dirigida solo en mi contra, sino que busca derrumbarnos anímicamente a todos los que luchamos por tener un mejor país. Con el corazón les digo que en estos momentos nadie puede estar más indignado, nadie más tentado a caer en la desmoralización y en la frustración que yo. Pero lejos de ello les confieso que estoy más fuerte y más tranquilo que nunca, y decidido a levantarme una y otra vez hasta lograr pacífica y democráticamente el cambio que tanto necesita nuestro país. Por eso el único acto de solidaridad que pido ante mi sentencia es que no se rindan, porque como una vez dijo Gandhi: “los caminos de la verdad y del amor siempre han triunfado. A lo largo de la historia ha habido tiranos y asesinos que por un tiempo pueden parecer invencibles, pero al final siempre caen”.
Para que Venezuela salga adelante debemos cambiar no solo un gobierno, sino todo un sistema. Pero para que eso suceda es necesario primero quitarle poder a la elite corrupta que nos gobierna. El próximo 6 de diciembre tenemos una excelente oportunidad para avanzar en esa dirección. Ese día, con irreverencia, con revire democrático, salgamos con toda nuestra fuerza a votar y a defender en todos y cada uno de los centros electorales y en la propia calle, la voluntad de cambio que de manera arrolladora, la inmensa mayoría de venezolanos vamos a expresar en las urnas.
Finalmente a mi amada Lilian: dale a nuestros hijos un mensaje muy especial: van a escuchar de boca de algunos que su papá es culpable y que estaré preso por muchos años más. No es cierto. Hoy su papá es más libre que nunca. Mi alma, mis ideas y mi amor por ustedes vuelan alto, muy alto, en el cielo de nuestra hermosa Venezuela. Estoy aquí y no me iré a ningún lado. No podrán separarnos porque les prometo que muy pronto todos juntos viviremos en La Mejor Venezuela, donde reiremos, jugaremos y cantaremos sin sentir miedo.
En estos momentos difíciles quiero recordar al líder pacifista Martín Luther King y decir: “si no puedes volar, corre; si no puedes correr, camina; si no puedes caminar, arrástrate, pero hagas lo que hagas, tienes que seguir hacia delante”.
Venezuela saldrá adelante, yo les juro que vamos a vencer.
¡Fuerza y Fe!
Leopoldo López
Cárcel Militar de Ramo Verde
Preso político sentenciado a 13 años, 9 meses, 7 días y 12 horas de prisión por la dictadura venezolana
4 comentarios:
Eso es lo mismito que deseo que le pase y "mucho mas", a todos estos "malamadres de chavistas" cuando vayan cayendo uno a uno.
Avelino Soares
Carta a mi ex alumna Susana Barreiros
Susana Virginia Barreiros Rodríguez, a pesar de que para la mayoría del país eras una perfecta desconocida, ya que nunca habían escuchado antes tu nombre, debido a tu falta de trayectoria profesional, hoy en día te convertiste en una de las personas más conocidas, pero a la vez más odiada y repudiada por toda la sociedad, motivado a tu infame sentencia sin fundamentación jurídica que condenó a un hombre inocente a casi 14 años de cárcel, y todo en acatamiento de las directrices que te dieron desde Miraflores y la Asamblea Nacional.
Te recuerdo perfectamente de cuando eras una estudiante de Derecho en la Universidad Bicentenaria de Aragua, Núcleo San Antonio de los Altos y aparentabas ser una buena estudiante, seria y responsable, incapaz de romper un plato. Fuiste mi alumna en las cátedras de Derecho Administrativo IV y Contencioso Administrativo. Nunca me imaginé que en el corazón de esa muchacha tranquila y amable, se iba a albergar tanta maldad y tanta crueldad, y que fueras capaz de condenar a una persona a sabiendas que es inocente.
Nunca pensé que ibas a ser capaz de amañar un juicio y sentenciar a un hombre sin pruebas y sin darle el derecho a la defensa.
Por mi parte, salvo mi responsabilidad en tu formación, ya que me esmero en inculcarles a mis alumnos buenos principios éticos y el respeto por los Derechos Humanos y la Constitución. Yo no te enseñé a violar las leyes, y estoy seguro que ningún otro profesor tampoco lo hizo.
Me pregunto qué te hizo convertirte en el ser perverso que eres hoy en día. Cuando vendiste tus principios y tu ética? Cómo te puedes arrastrar ante un régimen narcoterrorista que destruye a Venezuela? No te da remordimiento al ver el sufrimiento de los pequeños hijos de Leopoldo López?
Déjame decirte que me siento muy avergonzado de tu conducta y de tu proceder durante el injusto juicio y siento pena por tu criminal conducta.
Como profesor que fui tuyo te digo que con esa sentencia, más te has condenado a ti misma que al propio Leopoldo. Te has condenado al repudio de toda una sociedad que te mira con rabia e indignación. Te has condenado tu futuro profesional, porque cuando el régimen caiga, todos te tendrán como la juez violadora de Derechos Humanos y no podrás conseguir empleo más nuca en tu vida.
Pronto te darás cuenta que cometiste el peor error de tu vida y que tu conciencia no te dejará dormir en paz más nunca.
Susana, que Dios te perdone por todo el daño que has causado con tu aberrante sentencia. Pero en la tierra, tarde o temprano, tú vas a ser juzgada y condenada y sufrirás en carne propia lo que sufre y padece Leopoldo López.
Me despido, decepcionado de ti
Dr. Álvaro F. Albornoz P.
¡Qué hombre tan valiente!
Gracias por publicar la heroica carta de Leopoldo López.
Leerla debería hacer temblar de miedo a sus verdugos.
Podrán evitar leerla?
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