Wegman's arriba y a la izquierda. H-Mart abajo y a la derecha.
Cuando se llega a cierta edad y ya no es posible viajar, como antes, a tierras lejanas, no hay nada como los placeres más sencillos y menos costosos de la vida. En Virginia, cerca de donde resido, hay dos sitios que para mí se han convertido en lugares de recreación tan maravillosos como lo fueron, en su momento de altos ingresos y sofisticación, las Galerías Lafayette en París, Harrods en Londres o “El Corte Inglés” de Madrid. Por supuesto, no estoy sugiriendo, ni por asomo, que los sitios de Virginia están a la altura de estas famosas instituciones europeas. Lo que digo es que mis visitas a esos mercados de Virginia juegan ahora el mismo papel, en mi mundo empequeñecido, que las visitas que llevaba a cabo, sin pensarlo dos veces, a aquellos famosos sitios. Y, lo mejor de todo, es que la sensación de placer es, al menos por lo que recuerdo, tan intensa ahora como lo fue antes.
Uno de los sitios es Wegman’s y el otro se llama H-Mart. Ambos son supermercados que ofrecen una avasallante variedad de productos, casi todos maravillosos, pero representan conceptos tan diferentes como lo son sus países de origen: USA y Corea.
Wegman’s representa lo más admirable que ofrece los Estados Unidos: un local inmenso, bellísimo y bien iluminado. Una limpieza a toda prueba, con baños donde provoca ir. Un extraordinario buen gusto en su despliegue de los productos. Uno se ve rodeado de mandarinas, quesos, vino, salmones y enormes cebollas dulces, productos que vienen de este inmenso país y de todos los países de mundo. Hay comida ya hecha para llevar, ensaladas, sopas, sushi, comida hindú o china Hay panes de tipo italiano, francés e inumerables combinaciones de panes blancos o morenos. Wegman’s es una fiesta para los sentidos. Té? Por centenares. Carnes frías? Desde los jamones de pata negra que vienen de España hasta los prosciutos italianos o los sabrosísimos fiambres de Vermont o de Wisconsin. Sesenta clases de desodorantes, o estantes completos dedicados a los productos Latinos, del Mediterráneo o del Asia. Si Wegman’s no lo tiene usted realmente no lo necesita. Eso sí, los precios son de clase media-media a clase media alta. Son competitivos pero allí hay pocas gangas, excepto en los excelentes productos que llevan su nombre. La calidad de cada producto que vende Wegman’s, cada uva, cada banana, cada cebollín, cada camarón, es impecable pero tiene su precio. Usted decide, de acuerdo a su bolsillo. (he visto parchitas arrrugaditas a $2 cada una).
Pero, y aquí viene el crimen perfecto. Si usted no desea o no puede pagar todas las cosas maravillosas de Wegman’s, entonces sigue camino hacia H-Mart (ruta 29). Y se encuentra con el otro mundo, se encuentra con Corea. Este es un sitio casi tan grande como Wegman’s pero los precios y la variedad de productos que ofrece es bastante diferente. En H-Mart vamos hacia las frutas y encontramos, como lo hicimos ayer, diez Kiwi por un dólar! Encontramos cuatro atados de cebollín por un dólar! Uvas a $0.99 la libra, versus $3.99 la libra en Wegman’s, tres aguacaticos por $2, versus cada aguacatico a $1.50 en Wegman’s. Encontramos té de todos los tipos imaginables, carnes baratísimas, pescados de todas las especies conocidas y desconocidas por nosotros, raíces exóticas que jamás habíamos visto, además de yuca, ñame, batatas y gengibre. Vemos salsas por montones que no sabemos, ni sabremos nunca, a que saben. Tienen un restaurant donde venden las sopas de vegetales, pescados, carnes, más diversas, unos inmensos platos por $7 que los Coreanos y algunos que no lo son comen allí mismo (ya estoy a punto de entrarle a una sopa de esas, que es una verdadera puesta en escena). A medida que caminamos por H-Mart vemos estaciones donde dan muestras de comida gratis: tofus preparados de diferentes formas, carnes, sopas, pastas y multivariadas porciones de alimentos exóticos, casi todos de maravilloso sabor que, eso sí, no osamos averiguar de que se tratan. Invariablemente, algunas horas y ocasionales retortijones después ya estamos plenamente recuperados.
Hay un innegable encanto en ser rico. Pero, si uno vive en una sociedad organizada y civilizada, también hay un cierto encanto en ser, si no pobre, de una modesta clase media. Si uno puede combinar a Wegman’s con H-Mart puede vivir asombrosamente bien con moderados ingresos.
Cuando pago a la cajera en H-Mart ya le digo y me entiende: “komapsumnida” , es decir, Gracias, en Coreano.
Casi todos los jovenes que trabajan allí son latinos. Y varios de los gerentes Coreanos hablan nuestro idioma, pero nuestros muchachos todavia no hablan Coreano. Creo que vamos a tener que aprender.
Cuando se llega a cierta edad y ya no es posible viajar, como antes, a tierras lejanas, no hay nada como los placeres más sencillos y menos costosos de la vida. En Virginia, cerca de donde resido, hay dos sitios que para mí se han convertido en lugares de recreación tan maravillosos como lo fueron, en su momento de altos ingresos y sofisticación, las Galerías Lafayette en París, Harrods en Londres o “El Corte Inglés” de Madrid. Por supuesto, no estoy sugiriendo, ni por asomo, que los sitios de Virginia están a la altura de estas famosas instituciones europeas. Lo que digo es que mis visitas a esos mercados de Virginia juegan ahora el mismo papel, en mi mundo empequeñecido, que las visitas que llevaba a cabo, sin pensarlo dos veces, a aquellos famosos sitios. Y, lo mejor de todo, es que la sensación de placer es, al menos por lo que recuerdo, tan intensa ahora como lo fue antes.
Uno de los sitios es Wegman’s y el otro se llama H-Mart. Ambos son supermercados que ofrecen una avasallante variedad de productos, casi todos maravillosos, pero representan conceptos tan diferentes como lo son sus países de origen: USA y Corea.
Wegman’s representa lo más admirable que ofrece los Estados Unidos: un local inmenso, bellísimo y bien iluminado. Una limpieza a toda prueba, con baños donde provoca ir. Un extraordinario buen gusto en su despliegue de los productos. Uno se ve rodeado de mandarinas, quesos, vino, salmones y enormes cebollas dulces, productos que vienen de este inmenso país y de todos los países de mundo. Hay comida ya hecha para llevar, ensaladas, sopas, sushi, comida hindú o china Hay panes de tipo italiano, francés e inumerables combinaciones de panes blancos o morenos. Wegman’s es una fiesta para los sentidos. Té? Por centenares. Carnes frías? Desde los jamones de pata negra que vienen de España hasta los prosciutos italianos o los sabrosísimos fiambres de Vermont o de Wisconsin. Sesenta clases de desodorantes, o estantes completos dedicados a los productos Latinos, del Mediterráneo o del Asia. Si Wegman’s no lo tiene usted realmente no lo necesita. Eso sí, los precios son de clase media-media a clase media alta. Son competitivos pero allí hay pocas gangas, excepto en los excelentes productos que llevan su nombre. La calidad de cada producto que vende Wegman’s, cada uva, cada banana, cada cebollín, cada camarón, es impecable pero tiene su precio. Usted decide, de acuerdo a su bolsillo. (he visto parchitas arrrugaditas a $2 cada una).
Pero, y aquí viene el crimen perfecto. Si usted no desea o no puede pagar todas las cosas maravillosas de Wegman’s, entonces sigue camino hacia H-Mart (ruta 29). Y se encuentra con el otro mundo, se encuentra con Corea. Este es un sitio casi tan grande como Wegman’s pero los precios y la variedad de productos que ofrece es bastante diferente. En H-Mart vamos hacia las frutas y encontramos, como lo hicimos ayer, diez Kiwi por un dólar! Encontramos cuatro atados de cebollín por un dólar! Uvas a $0.99 la libra, versus $3.99 la libra en Wegman’s, tres aguacaticos por $2, versus cada aguacatico a $1.50 en Wegman’s. Encontramos té de todos los tipos imaginables, carnes baratísimas, pescados de todas las especies conocidas y desconocidas por nosotros, raíces exóticas que jamás habíamos visto, además de yuca, ñame, batatas y gengibre. Vemos salsas por montones que no sabemos, ni sabremos nunca, a que saben. Tienen un restaurant donde venden las sopas de vegetales, pescados, carnes, más diversas, unos inmensos platos por $7 que los Coreanos y algunos que no lo son comen allí mismo (ya estoy a punto de entrarle a una sopa de esas, que es una verdadera puesta en escena). A medida que caminamos por H-Mart vemos estaciones donde dan muestras de comida gratis: tofus preparados de diferentes formas, carnes, sopas, pastas y multivariadas porciones de alimentos exóticos, casi todos de maravilloso sabor que, eso sí, no osamos averiguar de que se tratan. Invariablemente, algunas horas y ocasionales retortijones después ya estamos plenamente recuperados.
Hay un innegable encanto en ser rico. Pero, si uno vive en una sociedad organizada y civilizada, también hay un cierto encanto en ser, si no pobre, de una modesta clase media. Si uno puede combinar a Wegman’s con H-Mart puede vivir asombrosamente bien con moderados ingresos.
Cuando pago a la cajera en H-Mart ya le digo y me entiende: “komapsumnida” , es decir, Gracias, en Coreano.
Casi todos los jovenes que trabajan allí son latinos. Y varios de los gerentes Coreanos hablan nuestro idioma, pero nuestros muchachos todavia no hablan Coreano. Creo que vamos a tener que aprender.
2 comentarios:
Hmmm, you can't pass off Wegman's as typical of the United States - it isn't. It is one of the best or possibly the best supermarket in the country. It isn't national - it is from and mainly in Rochester New York which has always been a very prosperous city with a highly educated population. A very upscale and well run supermarket thrived selling to an affluent population.
You didn't even mention the best thing about Wegman's - their customer service which is some of the best customer service I have ever seen. Wait too long on a check out line you get your items for free. And the get your money back - no questions asked - return policy even on custom made things like cakes is amazing. This is not to even mention the in store restaraunts, the cooking class, the little pamphlets every where giving reciepts for all the different types of food and cooking tips which are all amazing. Finally, you don't really have to buy anything - you can practically live off of the free samples they give out all the time.
But all this comes at a price. They avoid inner cities and only build in suburbs. I believe in Rochester there is no longer a single Wegmans within the city limits.
They have expanded outside of Rochester but only to limited and prosperous places like Princeton New Jersey and probably where you are in Northern Virginia.
So enjoy it, but don't go around thinking the United States is that good - it isn't, unfortunately.
Finally, you may be past needing or wanting a job but it is also a very good place to work, really good in fact.
Rochester is also a strong center for classical music. One of my favorite U.S. composers, Howard Hanson, was at the conservatoy there for years. I like his two first symphonies, Nordic and Romantic.
I said that Wegman's was the best the U.S. has to offer, quality wise while price wise is competitive with Giant and Safeway. I find Harry Teeter more expensive and Whole Foods significantly more expensive. Customer service is great, as you say. And is also true that just looking is a show, no need to buy. Free food samples I have not seen in the Fair Oaks store, where we go. Thank you for your comment.
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