lunes, 7 de diciembre de 2009

El dueño de la cloaca

Un artículo firmado por Pedro Lastra, hay que leerlo.

EL DUEÑO DE LA CLOACA.

Lo que el dueño de LA CLOACA pretende salvar en este minuto trágico y definitorio de LA PATRIA es su propio pellejo. Pero se equivoca de medio a medio: el único responsable de este latrocinio es él. El dueño de LA CLOACA.
PEDRO LASTRA
Quienes no tienen moral, y poco les importa trabajar con la mentira para tapar su colosal mediocridad y carencia de escrúpulos, optaron durante estos días por reventar la cloaca de su propia miseria y esparcir el detritus que circula por ella.
José Vicente Rangel, Las Últimas Noticias.

¿A quién se refiere Marciano con esta invectiva venenosa, cuajada de rencor y amargura publicada hoy en su columna de Últimas Noticias? Léasela de arriba abajo o de derecha a izquierda, el mensaje es demasiado evidente. No tiene, no puede tener otro destinatario que el dueño y administrador exclusivo de LA CLOACA, el único venezolano capaz de alimentar el nido de víboras y alacranes criados al calor del fascismo nacional durante este escandaloso período de vacas gordas, darlos a engorde y cebarlos con los gigantescos recursos del Estado del que se ha hecho dueño y señor para montar este monstruoso pantano de iniquidades y usarlo para su vitalicia entronización desde el zoológico de cristal del canal de todos los venezolanos.

Usted y yo, querido lector, sabemos a quien tiene en mente José Vicente cuando sangra copiosamente por la herida del único corazón que posee: el que lleva en el bolsillo y guarda en la caja de caudales de alguna poderosa entidad financiera internacional. Ya en la hora del naufragio y a punto de terminar tras las huellas de algunas de las víboras caídas en desgracia ante el dueño de LA CLOACA. Pues de LA CLOACA a la mazmorra, como lo ha demostrado el supremo hacedor de este proceso, Fidel Castro, no hay más que un paso. No se pierda de vista el proceso de Arnaldo Ochoa Sánchez y Tony de la Guardia. Encontrará la clave para entender este proceso.

José Vicente será todo lo que se le achaca y algo más. Pero no es bruto ni muchísimo menos ingenuo o ignorante. Poseedor del mayor archivo de inmundicias del mundo de la política y los negocios de la Venezuela putrefacta, en la que navega como pez en el agua, sirvió de brújula del teniente coronel en el sórdido laberinto de crímenes y latrocinios que debió sortear para encontrar la puerta de entrada al Poder. Si alguien sabe cuál es el precio de banqueros y empresarios, generales y almirantes, senadores y diputados, académicos y saltimbanquis mediáticos, dueños de medios, señoras virtuosas y prostitutas, proxenetas y curas es él. Archivero de secretos de alcoba, debilidades de origen, taras, vicios, traiciones y ambigüedades congénitas de presidentes, secretarios generales y otras luminarias del mundo de la cultura y las artes es una KGB ambulante, la propia CIA de la suciedad nacional. El perfecto asesor para que un militar golpista, ambicioso e inescrupuloso pueda alcanzar el Poder.

Por sorprendente que parezca, ser múltiple agente propietario exclusivo del mayor registro de secretos de Estado sin otro norte que su propia ambición lo salva de servir de carnada para alimentar a las víboras y escorpiones del Poder. No es un Jesse Chacón, simple espaldero que sin la bendición de su superior vegetaría en el submundo del golpismo fracasado y quien hace mutis llorando su infinita mediocridad. No es un pobre infeliz como Arné Chacón, del que el dueño de la CLOACA en el colmo del cinismo y la hipocresía dice no entender cómo se enriqueció siendo un muerto de hambre - ¿no leyó la entrevista publicada en LA RAZÓN en noviembre de 2005? Inclusive no es un Adán Chávez, que terminará en chirona si la voracidad política del dueño de LA CLOACA recibe la orden desde La Habana.

Rangel, lastrado con una montaña de iniquidades, vergüenzas y delitos se salvará del temporal. Del que posiblemente tampoco se salve Diosdado. Tan inerme ante la crueldad del domador del circo como sus amigos filibusteros ya en prisión. Lo que el dueño de LA CLOACA pretende salvar en este minuto trágico y definitorio de LA PATRIA es su propio pellejo. Se equivoca de medio a medio: el único responsable de este latrocinio es él. El dueño de LA CLOACA.

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