Chávez une fuerzas con el Movimiento Malcom X en Mississipi.

Malcom X fue un predicador musulmán de color nacido en Omaha, Nebraska. Sus admiradores lo definen como un luchador por los derechos civiles de los negros. Quienes lo adversaron lo han clasificado como un racista, un abogado por la supremacía negra y un terrorista urbano. Durante su juventud fue traficante de drogas, estafador y manejador de prostitutas. Se convirtió a la religión musulmana en la cárcel. Se dedicó a predicar una separación completa de negros y blancos y adversó a Martin Luther King, a quien llamaba “mono”. Se alegró cuando Kennedy fue asesinado. Politicamente se identificó con Fidel Castro. Fue asesinado por tres miembros de su grupo, también de color.
El movimiento Malcom X de Missisipi ha unido fuerzas con Hugo Chávez para hacer “labor comunitaria”. El Consul venezolano en Jackson, Missisipi, combinado con Citgo, le ha donado al movimiento unos 400 bombillos ahorradores de energía. Este es un esfuerzo modesto y hasta loable en su orientación comunitaria, no así en su intención política. Esta gente de Chávez no se acerca a grupos cívicos pacifistas y tradicionales que trabajan para la comunidad sino que siempre se arrima a grupos, como este movimiento que lleva el nombre de Malcom X, que están asociados a una historia de violencia y de racismo. Por eso dicen : “Dios los crea y ellos se juntan”.
Lo cierto es que Hugo Chávez está llevando a cabo, a través de Citgo, de herramientas tales como Smartmatic-Sequoia en su momento, de sus embajadores Alvarez y Chaderton y de sus cónsules, algunos abiertamente anti-semíticos como el de San Francisco, y de compañeros de ruta académicos como el profesor Tinker-Salas en California, una labor paciente y sistemática de penetración ideológica entre las pequeñas comunidades de los Estados Unidos, bajo la mirada indiferente de las autoridades locales y regionales de ese país. Hace poco se llevó a cabo en San Francisco el primer Congreso del Foro de Sao Paulo, promovido por la extrema izquierda latinoamericana, con Chávez a la cabeza. El hotel seleccionado es el sitio preferido de los travestís. Y es que Chávez y su gente son travestís políticos: déspotas disfrazados de defensores de los pobres.