Un dia que caminaba por Altamira, atravesando la plaza, vi a un anciano de hermoso pelo blanco dando de comer a las palomas y dejándose acariciar por el sol de la mañana. Al acercarme lo reconocí. Era el maestro Inocente Carreño, uno de los ídolos de mi adolescencia, cuando en ocasiones dejaba de ir a clases en el Liceo Andrés Bello para irme al Teatro Nacional a escuchar los ensayos de la Orquesta Sinfonica Venezuela. Eran los años de “El Río de las Siete Estrellas” y de “Santa Cruz de Pacairigua”, de Evencio Castellanos y, en la orquesta, destacaba Inocente Carreño como trompetista. Solo años después Carreño compondría su “Suite Margariteña”, la que le ha ganado el afecto de los venezolanos. En esa suite, Carreño, un poco a lo Kachaturian, trabaja canciones de su isla natal y las viste de majestad: “Margarita es una lágrima… Los Chimichimitos.. (http://www.youtube.com/watch?v=h5rrnkEdjmM ).
Hoy cumple Carreño 91 años y los celebra conduciendo la Sinfónica de la Juventud Venezolana en un programa que incluye dos de sus composiciones inéditas, Elegía para Cuerdas y Cuatro canciones para Tenor y Orquesta.
Inocente nació en Porlamar en 1919. Fue criado por su abuela quien le cantaba aires de su tierra. Estudió música con Lino Gutierrez, a quien le ha dedicado su elegía a ser estrenada. Estudia música y trabaja en una zapatería. Luego ingresa a la Orquesta Sinfónica de Venezuela como trompetista. Estudia composición con Vicente Emilio Sojo.
El maestro Inocente Carreño es un tesoro nacional en una Venezuela dond ya no quedan muchos.
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