La tradición de los hijos de papi que llegan a ser malandros bajo la
protección paterna es muy latinoamericana. Basta recordar al hijo de Chapita
Trujillo, quien fue designado general del ejército a los cinco o seis años. En
la Venezuela de Hugo Chávez esta tradición tiene como mejor (peor) ejemplo al hijo de José Vicente Rangel, llamado Papi
Papi. Cuando fue alcalde de Petare tanto él como su señora esposa fueron
indiciados de diversos guisos y otras travesuras.
Hay otros casos, más recientes. Por ejemplo, se pudo conocer que a Luis Alfredo Motta
Vargas, hijo del general Luis Motta Domínguez, actual presidente del Instituto
Nacional de Nacional de Tierras (Inti), le fue otorgada medida cautelar con
régimen de presentación cada 15 día… .De acuerdo a fuentes tribunalicias, Motta
Vargas fue llevado a una audiencia en el Tribunal 24 de Control a cargo de la
jueza Xiomara Blanco. Se le estaría imputando los delitos de robo (arrebatón), actos lascivos y lesiones en
perjuicio de una adolescente. Este prometedor jóven fue acusado anteriormente de
homicidio pero dejado en libertad por las complacientes autoridades.
Los sobrinos de Chávez son unos malandros de pistola al cinto, con botellas de whisky en mano, abusadores de los
bienes públicos. Allí son varios los hijos y sobrinos de Papi.
Por su parte, el hijo de Francisco Arias Cárdenas ha sido acusado
recientemente (aunque no me consta de que tal acusación sea cierta) de ser el
propietario de una empresa de maletín que tiene el monopolio de los “chips”
para la gasolina en Zulia y Táchira. Su papi lo defiende: “ a mi hijo lo han
calumniado de ser el dueño de la empresa que instala los chips, cuando mi hijo
está en el exterior cumpliendo unas tareas importantes para la nación".
Lo cierto es que la acusación amerita una averiguación (que no se va a
llevar a cabo, por supuesto) pero no es necesario que el hijo de papi esté físicamente
en Venezuela para tener esa empresa. Donde está el hijo? Es cónsul de Chávez en Aruba. Es decir, lo
que llaman “caída y mesa limpia”.
Las fiestas que da el boliburgués, asesino de Montesinos, Pedro Carreño (cuando
no está visitando a Pastor Maldonado) para sus hijos son rumbosas. Sin embargo,
en este caso no son los hijos quienes han faltado sino el padre, quien truena contra
la riqueza mostrando su corbata de Louis Vuitton y sus zapatos Gucci. Calixto
Ortega, revolucionario furibundo, es otro especímen revolucionario quien se la
pasa en Las Vegas con la familia, enseñándoles como se puede decir una cosa y
hacer otra.
El peor ejemplo, por supuesto, es el del Coyote: trajes de $5000, reloj de
$50.000, avión a la orden de $68 millones (ilegalmente adquirido), pisos
enteros arrendados en los hoteles más costosos del mundo, cocineros y
guardaespaldas en sus comitivas. Y tiene el cinismo de decirle a los pobres (sus hijos): “ser rico es malo.
Ustedes son pobres porque los ricos le quitaron el dinero. Yo dono mi sueldo a
los estudiantes pobres. No quiero nada para mí. Soy un pata en el suelo como
ustedes”. El muy sinvergüenza.
De esa calaña de papis nacen estos hijos de papi.
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