El Coyote acaba de visitar Barcelona y no le gustó lo que vió:
huecos en las calles, apagones, deterioro generalizado. Un desastre, pués. Allá
se convirtió, subitamente, en un venezolano más y comenzó a protestar en contra
del desastre. De inmediato, a su regreso a Caracas, dió órdenes para asfaltar
las calles de Barcelona.
Esa manera de “gobernar” significa que tendría que ir a cada
rincón del país a dar las órdenes necesarias para comenzar a remediar el desastre que es Venezuela.
Es como si el piloto de
un avión de pasajeros apareciese subitamente en la cabina y dijera a los
pasajeros: “Señores, este avión está en muy mala situación. Yo no se que nos va
a suceder. Yo le he dicho a los mecánicos que hagan esto o aquello pero esos
tipos no sirven para nada. Así no se puede. Cuando lleguemos (si es que llegamos)
le voy a exigir a los mecánicos que arreglen los alerones que están muy mál”.
En el avión llamado Venezuela los pasajeros se ven las caras,
aterrados, pero guardan silencio y se ajustan más y más el cinturón. Hay otros
que van durmiendo y ni se enteran de que el piloto es un idiota. Inclusive hay
quienes piensan que el piloto es buenísimo pero
los mecánicos lo tienen engañado.
El problema de fondo, por supuesto, es que no hay un gobierno,
no hay gobernabilidad, que el piloto está más loco que una cabra. El país anda a tumbos, con un presidente que
un día se convierte en líder de la oposición e insulta a sus acólitos pero al día siguiente dice que Venezuela ya
es una potencia como Brasil. En lugar de
programas estructurales de educación, salud y desarrollo de infraestructura, el
líder se ha ido por el camino de las limosnas y las compras de armas. En lugar
de promover una industria petrolera eficiente la ha convertido en un galpón lleno de
alimentos podridos. En lugar de recuperar a la CVG la ha rematado, poniéndola
en manos de una gerencia “socialista”. Y
así nos ha llevado a la ruina, montando una telenovela que sería divertidísima
si no fuera porque es el camino al desastre.
Por esto , como decía Aguilé: “y por muchas cosas más”…. afirmo, sin exagerar, que este régimen es una
mierda.
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