sábado, 21 de febrero de 2015

Pedir cambio de régimen no es golpe, es un deber constitucional


 


Pedir la renuncia de un incompetente, pedir una transición política en el país, pedir un cambio de régimen, no es un golpe, no sea usted estúpido, Sr. Maduro.
Según la constitución vigente ello es un imperativo ciudadano, en vista de que: (1) el régimen actual es represivo; (2), el régimen actual es incompetente; (3) el régimen actual es corrupto; (4), el régimen actual está dominado por el militarismo narcófilo; (5), el régimen actual se rige, no por la constitución, sino por un documento anti-constitucional, uno de cuyos objetivos declarados es “garantizar la permanencia en el poder y la consolidación de la revolución”. En vista de esas “cualidades” que caracterizan al régimen y que lo han hecho claramente ilegítimo, resulta un deber ciudadano tratar de restaurar el estado de derecho y la democracia en el país. La constitución no demanda que ello sea hecho únicamente por la vía electoral, sobre todo si esta vía está contaminada de abuso, de ventajismo y fraude. Para ser exactos, la constitución le pide expresamente a la Fuerza Armada que intervenga un régimen que la viola, a fin de restituir su vigencia. No le pide a la Fuerza Armada que trafique con drogas, no le pide que sea el principal agente del contrabando de extracción, no le pide que desfile disfrazada y cargada de medallas simiricuire, ganadas en un torneo de bolas criollas, no le pide que declare su adhesión incondicional a un hombre, a un proyecto político o a un documento violatorio de la constitución como es el Plan de la Patria. Les pide que cumplan con su deber. Y si no lo hacen, se hacen cómplices del régimen forajido. En la realidad, hoy son parte consustancial de ese régimen, lo cual exige que sus integrantes no contaminados actúen para rescatar al país de las manos llenas de dinero ajeno y hasta de sangre inocente de los militares corruptos.

ESTO ESTÁ EXPRESAMENTE CONSAGRADO EN LOS ARTÍCULOS 333 Y 35O DE LA CONSTITUCIÓN VIGENTE EN VENEZUELA

Solo a una dictadura se le ocurre que quienes aboguen por un cambio político sean golpistas. Peor aún, solo a un régimen forajido y salvaje se le ocurre catalogar de golpistas a los miembros de la oposición por hablar en su contra y publicar documentos pidiendo una transición. Yo los llamo estúpidos pero debiera llamarlos malvados. En realidad, le calzan ambos términos.
Que tendrán que hacer estos salvajes para ser catalogados como tales por los países miembros de los organismos regionales? Ya han robado, expropiado, asaltado, atropellado, aprisionado, torturado, asesinado, despilfarrado nuestros bienes. Que más tendrán que hacer para que un Samper deje de alabarlos? Para que un Santos rompa relaciones? Para que una Roussef sea digna de su presidencia y los repudie? Que una Bachelet hable por la Chile democrática y amante de la libertad? En qué idioma habrá que hablarles a estos invertebrados de la política latinoamericana para que desempeñen su papel correcto?  
Hasta los mejores, como el secretario general de la ONU, piden “un diálogo” en Venezuela. Todavía hay gente en Venezuela que se dice democrática y pide un diálogo con los salvajes. No se dan cuenta de que no puede existir tal diálogo entre una víctima con el cuchillo al cuello y un asaltante encapuchado sediento de sangre y de codicia.  Lo que desea el asaltante, en su sadismo, es que la víctima se arrodille y le pida por su vida y se contente con ser su esclavo. La ONU, el Papa, Insulza, deberían dejar de pedir diálogo y exigir el restablecimiento de la democracia, la justicia y el respeto por la vida en Venezuela.
Y, uno se pregunta, cuantas toneladas de excremento tendrá que recibir el país  de manos de los salvajes? El país está en quiebra, se hipotecan los últimos activos como CITGO, los bárbaros nos endeudan obscenamente, se roban lo poco que queda, explotan las instalaciones petroleras, nada se mueve, nada se hace. Y la sociedad venezolana continua paralizada, viendo como la matan a pellizcos.
En Venezuela hay que irse a la calle masivamente, hay que protestar en la calle, hay que irse a la huelga, hay que pedir a los organismos regionales, a la ONU, a la Unión Europea, a los líderes democráticos del mundo que repudien al régimen de Nicolás Maduro, hay que pedirle a la Fuerza Armada no prostituida que restaure en Venezuela el estado de derecho. Nada de eso es golpe. Golpe fue lo que dio el traidor en Febrero de 1992. Eso sí fue golpe y, paradójicamente, el régimen que acogota hoy al país lo ha convertido en día de fiesta nacional.
Hasta cuando soportamos este abuso y callamos ante esta mafia de ladrones e incompetentes que ha usurpado el poder?  


1 comentario:

Anónimo dijo...

Soy un crítico muy duro de los regímenes que por acción y omisión condujeron a esta maldición que nos va despedazando cada vez más aceleradamente.

Sin embargo, aunque en general los resultados de la democracia fueron magros, para los recursos que se manejaron, hubo cosas buenas, como la antigua PDVSA.

Hoy acabo de ver un producto de limpieza, importado del "imperio", menos de un litrico, en más de Bs. 3000. Pensar que entre las cosas buenas, el Estado venezolano implementó la marca Norven, que era símbolo de calidad y orgullo para las empresas ve-ne-zo-la-nas que la ostentaban. Allí otro ejemplo de lo que pudo haber sido y no fue. Estos inútiles, amorales, corrompidos y descerebrados marxistas acabaron con la producciòn nacional, con Norven, con PDVSA y ahora importan todo, a precios escandalosos, mientras cada día son más abierta y obscenamente dictatoriales.