sábado, 19 de diciembre de 2015

La revolución se murió, el chavismo aún no


Esta comparación fue mucho camisón pá Petra

Es deseable hacer esa diferenciación. Creo que los resultados de las elecciones del 6D han sepultado los restos de la llamada revolución bolivariana, nombre mismo que es una afrenta a la memoria del prócer venezolano. Es cierto que la revolución había venido muriendo por fragmentos, con cada acto de abuso de poder, con cada acto ilegítimo de sus líderes, con cada gesto vulgar y rastrero de sus principales funcionarios, con cada nuevo narco-general indiciado por los Estados Unidos. Pero el verdadero des-cabello tuvo lugar el 6D. Una relativa baja abstención, una derrota aplastante para los candidatos del régimen, representó un verdadero plebiscito.
La muerte de la revolución bolivariana deja al país en la miseria más trágica, inmerso en una pronunciada crisis moral. No creo que haya sido una verdadera revolución sino un intento fallido de instalar en el país una dictadura cívico-militar muy corrupta, el cual se quedó corto con la muerte física de Hugo Chávez y su reemplazo por un bufón inepto y pretencioso, quien llegó a creer que era un carismático reemplazo del sátrapa fallecido. Revoluciones requieren actores excepcionales y esta montonera del siglo XXI ha sido pródiga en patanes engreídos pero muy escasa en verdadero liderazgo. Más allá del palabrerío cursi que los ha acompañado durante estos 16 años solo quedan los restos del país: una PDVSA quebrada, servicios públicos colapsados, un país endeudado hasta el tuétano, sin credibilidad internacional y sin otros amigos que los forajidos del ALBA y uno que otro pedigüeño del Caribe en búsqueda de repeles.
Algo diferente es el chavismo. Ese no ha muerto aún pero se ha ido difuminando con mayor rapidez de lo que esperábamos. El chavismo es diferente a la revolución, carece de substrato ideológico. El chavismo que aún vive en Venezuela y en la región es un sentimiento, no un movimiento. Tiene más que ver con la gratitud de venezolanos pobres y de líderes regionales quienes recibieron de Hugo Chávez grandes dádivas. Durante algunos años el dinero venezolano fue a parar, en inmensas cantidades, a los bolsillos de millones de pobres y de regímenes dispuestos a dar lealtad a cambio de esas dádivas. En Venezuela Hugo Chávez pretendió sacar a los pobres de la pobreza mediante limosnas y subsidios directos, sin atender a las causas estructurales de la pobreza. Pretendió darles casas a los pobres sin sacarles el rancho de la cabeza. Pudo hacer creer a propios y extraños que estaba liberando a los pobres de la pobreza cuando, en realidad, todo lo que estaba haciendo era poniéndoles dinero en el bolsillo. Todavía en el mundo se piensa en Chávez como alguien que logró combatir la pobreza exitosamente en Venezuela cuando hoy día, 16 años después de sus políticas de prodigalidad, hay más pobres que nunca en Venezuela y se han esfumado $2.3 millones de millones, un dinero que ya nunca regresará, buena parte del cual está en bancos extranjeros en cuentas de los burócratas del régimen y de sus amigos. La prodigalidad criminal de Chávez se asemejó al padre irresponsable que gasta el dinero de la familia en farras con sus amigos y en repartir propinas y dádivas. Claro que los beneficiados por ello lo recordarán con gratitud pero, como el dinero se acabó y su condición no ha mejorado de manera permanente, se sentirán progresivamente defraudados y comprenderán, demasiado tarde, que su escape de la pobreza fue una breve  ilusión. La gratitud dará paso al resentimiento en contra de quien les prometió lo que no podía cumplir.
El chavismo demostró que el verdadero escape de la pobreza no se logra con dádivas  a los pobres sino empoderándolos para que logren convertirse en productores, en ciudadanos, en integrantes contributivos y no parasitarios de la sociedad. Esto no lo hizo Chávez. Solo la educación ciudadana que induzca un cambio actitudinal puede lograrlo. No hay estado, ciertamente no un estado pobre y quebrado como el venezolano, que pueda llevar sobre sus hombros la inmensa carga de millones de pobres que piden sin contribuir con su esfuerzo al bien común. Muchos de los pobres venezolanos no podían ni pueden contribuir porque no están capacitados para ello. Peor aún, hay muchos quienes se han acostumbrado a ser mantenidos por el estado benefactor y van a requerir un tratamiento de shock que los haga salir de ese engaño. 
Educación y trabajo son los dos pilares indispensables de una sociedad que pueda sobrevivir en razonable buena forma. Y ambos pilares toman tiempo de construcción a fin de lograr, algún día, una masa crítica de buenos ciudadanos.
Hoy estamos ante una crisis que no tiene soluciones mágicas. Todo lo que podrán lograr los líderes venezolanos de los futuros 20 años es minimizar el sufrimiento de los menos favorecidos, reducir en lo  posible nuestro alto nivel de invalidez social por medio de audaces políticas de educación ciudadana, promover el empoderamiento para el trabajo  e inspirar a todos los venezolanos a meter el hombro para compartir la carga.  

No hay posibilidad de tener un gran país con una minoría de ciudadanos. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sr Coronel,
Leyendo su post esta mañana recordé una cita de Ben Franklin.

"Estoy por hacer el bien a los pobres, pero... Creo que la mejor manera de hacer el bien a los pobres, no les facilita en la pobreza, pero lleva o conduce fuera de ella. ... Observé que las disposiciones públicas fueron hechas para los pobres, menos proporcionados por ellos mismos y por supuesto, se convirtieron en más pobres. Y, por el contrario, menos se ha hecho para ellos, más lo hicieron por sí mismos y se convirtió en la más ricas.”

Anónimo dijo...

Según cifras difundidas por Bank of America, la caída de los ingresos por exportaciones petroleras de Venezuela se calcula en 41,4 millardos de dólares en los últimos dos años.

Los números muestran un déficit de 19,6 millardos de dólares para finales de 2015.

Venezuela enfrenta lo que podría convertirse en “la crisis económica más larga de su historia”, debido al descenso de los precios del petróleo y del colapso del modelo económico, a juicio de la firma estadounidense.

Bank of America señaló que el ajuste de las importaciones de bienes y servicios, de los envíos a Petrocaribe y las salidas de capitales representarán un recorte de 27,8 millardos de dólares al cierre de 2015, de acuerdo a lo reseñado en el diario El Nacional.

Venezuela todavía tiene que financiar una brecha mucho más grande que la que tenía hace 2 años y que suma 13,3 millardos de dólares (…) nuestro escenario, no obstante, se basa en un cambio significativo en el marco político, que permite que el país tenga acceso a los mercados de capitales.

Asimismo, estiman que la brecha siga creciendo y llegue a 18,3 millardos de dólares para 2016.

La firma advierte que la posibilidad de un cambio político podría desaparecer y el gobierno preferiría darle continuidad a la política de seguir utilizando los activos de la nación, lo que podría provocar que el Ejecutivo se vea forzado a aplicar un recorte de las importaciones aun más profundo que el que se hizo este año.

Si bien Bank of America Merrill Lynch considera que Venezuela está atravesando una de las peores crisis económicas de su historia, en un reciente informe publicado por el organismo, hace un análisis de la situación y presentan sus percepciones de lo que podría ser el futuro del país.

“Vemos potencial para una transición política hacia un régimen más amistoso con el mercado pero los inversores son cautos sobre los riesgos políticos con este escenario, y el temor a una transición desordenada podría pesar sobre los precios de los bonos”, destaca el documento, según información de Versión Final.

También, aseguraron que el futuro es muy complejo, no solo en Venezuela, sino en la región debido a la desaceleración de diversos países cercanos; así como a la subida de las tasas de interés en Estados Unidos; lo que genera desconfianza financiera en la región.

Jaque Mate, Gustavo.