Defensor de Efraín Campos Flores ya tuvo un cliente condenado a cadena perpetua

En 2010 un cliente previo del abogado defensor de Efraín Campo Flores, el Sr. Kafahni Nkrumah, fue condenado a cadena perpetua. Este fue el caso de Abdul Kadir, un ciudadano Guyanés, quien había sido miembro del parlamento de su país. Este caballero, con amplias relaciones con el terrorismo iraní y con la embajada de Irán en Venezuela estuvo asociado con el Imam Kareem Ibrahim y con Abdel Nur, en un intento de provocar una explosión en el aeropuerto Kennedy de Nueva York. Por ello fue enjuiciado en Nueva York y condenado a prisión perpetua.

Kadir fue apresado mientras trataba de huir a Irán vía Venezuela. Sus contactos con la embajada de Irán en Venezuela revelaron los estrechos lazos entre el terrorismo iraní y el régimen de Hugo Chávez. Por lo que vimos en los archivos del juicio la intervención del abogado Nkrumah en defensa de sus cliente no fue particularmente efectiva. Pareció resignarse a que su cliente fuera condenado.

Por qué cambió de defensor Campo Flores, el ahijado de Maduro? Tenía abogados de la firma Squire  Patton Boggs. La razón parece sencilla. El régimen de Maduro es un buen cliente de Squire Patton Boggs, firma de abogados basada en Washington, la cual está demandando a DOLAR TODAY en nombre del régimen y ha hecho mucho cabildeo en USA en favor del régimen venezolano. Defender a Campos Flores establecía un nexo obvio entre el joven acusado y el régimen de Maduro, un nexo ya no solamente familiar sino político. En cierto sentido era una admisión tácita de que el régimen se había convertido en un narco-estado. Suponemos que alguien con sensatez en la firma de abogados le recomendó a Maduro que no los utilizara para defender a su sobrino y ahijado. La ausencia del encargado de negocios de Maduro en Washington durante la imposición de cargos en contra de los narco-sobrinos es evidencia adicional de que el régimen ha tirado a los jóvenes al foso de los leones, a fin de desligarse de ellos. Sin embargo, parece imposible que Maduro y su esposa no supieran nada de las andanzas de sus sobrinos. Ellos eran parte del entorno íntimo del máximo conductor del país y de la primera combatiente.

Esta historia de los sobrinos de Maduro y Flores representa una verdadera tragedia: familiar, política y hasta nacional. Las aventuras de este par de jóvenes que no pudieron asimilar correctamente la bonanza que les cayó del cielo, al poder viajar y disfrutar de los privilegios del poder, son parte de la descomposición moral de una Venezuela enloquecida por la riqueza y la complicidad de burócratas,  jueces, militares, banqueros y contratistas. La Venezuela del Socialismo del Siglo XXI  se ha convertido en una cloaca y, en el mejor de los casos, tomará años limpiarla.