Disfrazado, se prepara para notificar el aumento
La escena fue vergonzosa. El comandante-presidente, con su disfraz de militar castrófilo, un injerto de zapato con alpargata que solamente usa el, jugaba con un lápiz frente al micrófono, viendo fijamente hacia la audiencia de cadeticos. Jugaba con el lápiz en su mano izquierda y mientras le daba vueltas, habló lentamente, promoviendo el suspenso:
“ Yo pienso queeee…. vamos a redondear esto…. Vamos a darle a los militares un….(suspensooooo)…. 50 por ciento de aumento! ”. La audiencia estalló en aplausos y los cadeticos se abrazaron conmovidos. Además, el comandante-presidente les dijo que ya no tendrían que aportar las cuotas iniciales de los vehículos que adquirieran.
Así, dándole a entender a los militares que era él quien decidía estos aumentos, según se sintiera en el momento, el hampón aumentó dramaticamente la brecha entre un grupo de privilegiados y el resto de los venezolanos. La reacción de la oposición fue característica: crítica pero por las razones equivocadas. Quienes oí dijeron que el “aumento a los militares era justificado pero que debía haberse dado a todos los venezolanos”. Inclusive hubo quien dijo que “el aumento del 50 por ciento todavía era insuficiente, que se merecían eso y más”.
Estamos llevando el país a la mierda. El hampón actúa con grosera torpeza y la oposición solo comenta que el aumento ha debido ser universal. Nadie ha dicho todavía que un aumento universal sería insostenible y financieramente suicida. Algunos si han dicho que el aumento a los militares es el clásico bozal de arepas, para comprar lealtades. Muy mál está un país donde el presidente soborna a los militares para que permanezcan traicionando sus deberes constitucionales. Ello hace a ese sector indigno de existir. Se los dice un Coronel.
Regreso al punto esencial. Aumentar salarios es, realmente, barrer la basura debajo de la alfombra, no es eliminar la basura. Lo que causa la necesidad/urgencia de más ingresos para los venezolanos es la devaluación de facto de la moneda, una tasa de inflación del 29.8 por ciento, que es la mayor del mundo (Precio al Consumidor), http://www.indexmundi.com/g/r.aspx?t=100&v=71 .
Lo que causa la inflación en Venezuela es la corrupción y la ineptitud del hampón Hugo Chávez y de su pandilla. Si esta pandilla no regalara el petróleo a sus amigotes, si manejara a PDVSA sensatamente, si no siguiera cargándose de empresas expropiadas para luego abandonarlas, si no siguiera dándole dinero a los Kirchner, a los Ortega, a los Evos del hemisferio, si no siguiera comprando quincallería innecesaria a los chinos y armas anticuadas a los rusos, si no siguiera botando el dinero en ejes orinoco-apures, satélites artificiales o refinerías para Cuba y Ecuador, si no siguiera creando ministerios tipo micky mouse para complacer a las fosforitos, si no siguiera importando $30-40000 millones al año, casi todo en comida parcialmente podrida, si no siguiera imponiendo artificiales controles de precios y de cambio. En fin, si no hubiesen derrochado los miles de millones de dólares que han derrochado, no estuviéramos en la necesidad de subir salarios. La inflación sería moderada, como la de Chile, 3 por ciento, o hasta la de Bolivia, 7 por ciento.
Lo que hay que pedir, entonces, no es más salarios para todo el mundo, lo cual agravaría el problema de fondo, sino la salida inmediata del poder de esta vergonzosa pandilla de hampones e ineptos. Precisamente a quien le toca pedír esa salida es a la Venezuela institucional, incluyendo al sector militar que hoy aparece comprado y a una oposición que se contenta con seguirle, mansamente, el juego al hampón, cuando debería estar en las barricadas de la protesta masiva.
Nota
Sospecho que algunos pensarán que no debo hablar de esta manera, ya que vivo en Virginia, USA, donde el arroz y la mayoría de los bienes de consumo tienen hoy el mismo precio que hace dos o tres años.
“Véngase para acá, haga y no hable”, me dirán. Y, al menos parcialmente, tendrán razón. A ellos les digo que he estado pensando en adquirir una goleta, a la cual posiblemente llamaré “Leander” y en convencer a algunos compatriotas de la tercera edad para que me acompañen en una invasión que estaría llegando en 2012 por La Vela de Coro, si es que no nos desviamos primero a Curazao, a capturar al Gobernador allá.
Será una buena manera de celebrar mis ochenta años. El General José Rafaél Gabaldón tenía menos de 50 años cuando se alzó en Montecristo. Alonso Andrea de Ledezma, a quien todos se refieren como un anciano, rindió su vida frente a los piratas invasores de Caracas cuando tenía 58 años.
Y es que, como decía Groucho Marx: “You are only as old as (the woman) you feel”.
2 comentarios:
Again, all love and blessings to you, Mr. Coronel. I too was suprised (I should not have been)
that nobody protested about the
rediculous pay raise for military.)
Este enfermo mental no haya como mantenerse en el poder a travez de la compra de lealtades y mas con militares no de carrera pulcra sino de carrera hamponil ,nuestros militares no resguardan la soberania de estado que esta plasmada en la carta magna y ellos en vez de apegarse a lo moral y constitucional mas bien se apegan a los designios de la bestia obesa inflada por exceso de droga y esteroides ,los militares en Venezuela estan apegados a los burdeles,cargamentos de wiskies,apegados a sus negocios con el lavado de dinero y el narcotrafico malditos mil veces
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