domingo, 16 de septiembre de 2012

en el "brunch"


 

El brunch es una comida dominical situada a medio camino entre las horas del desayuno y del almuerzo (entre el “breakfast” y el “lunch”). Es una institución muy estadounidense, ya extendida a muchos otros países. En USA es muy popular porque es el complemento ideal  de la visita de la familia  a la iglesia. Los estadounidenses son asiduos asistentes a la iglesia, de las más variadas creencias: católica, protestante en sus muy diversas ramas, judía. La asistencia a la iglesia es un evento familiar, al cual acuden vistiendo sus mejores galas.

Generalmente el “brunch” comienza a las 10:30 de la mañana y se extiende hasta las 2 de la tarde. Los católicos suelen llegar primero, porque las misas comienzan más temprano, mientras que los servicios protestantes generalmente comienzan un poco más tarde.

Nosotros solemos llegar, cuando vamos, entre 10:45 y 11:00 a.m.  por dos razones principales. Primero, porque a esa hora siempre logramos una mesa sin necesidad de reservarla previamente. Segundo, porque la comida acaba de ser puesta en la sala y está fresca y recién elaborada.

Vamos casi siempre a un sitio cercano a nuestro apartamento, el cual combina un buffet extenso y de admirable calidad con un precio muy razonable, $24 por persona. No es como para ir todos los domingos, por supuesto, pero si de vez en cuando.

El local es elegante en su sencillez. Ni muy iluminado ni muy oscuro. Abundan la madera pulida y fragante y las naturalezas muertas en las paredes. Los mesoneros se deslizan silenciosos, removiendo los platos cuando los comensales se paran para buscar otras viandas. Podemos pedir  un “Bloody Mary” o una Mimosa o un Mojito o una Cuba Libre. En este país no hay tabús ni restricciones.

La oferta gastronómica  es avasalladora:  Frutas frescas, salmón y otros pescados ahumados, huevos preparados  de las formas más variadas, fritos, revueltos o en tortillas diversas;  tocinos, salchichas, diversas pastas, papas, vegetales cocidos, ensaladas diversas, jamones, carne de lomito rebanado en el momento, quesos y panes. Uno puede comenzar con frutas, seguir con los pescados ahumados y sus salsas de rábano, continuar con los huevos y tocinos, las pastas y las carnes y las ensaladas.

Hago dos viajes pero hasta allí llego. A mi edad no puedo comer demasiado.   Luego los postres. No soy amigo de los postres pero aquí tienen un “fondue” de chocolate con fresas, piñas y bocadillos que son realmente deliciosos y los pruebo con cautela.

Esta cultura del “brunch” es muy particular. Hay tres grupos de clientes en el sitio: uno, que es elegante y considera el evento casi como un ritual familiar. Son grupos bonitos, con parejas de edad media e  hijos aun pequeños, bien vestidos. Otro que es neutro, vestido informalmente, simplemente  va a comer bien. Y hay otro que va a comer todo lo que puede, habida cuenta de que este es una oferta abierta, “all you can eat”. Generalmente este grupo es bastante obeso y parecería estar cavando su propia tumba.

Nosotros somos gente de la tercera edad, del grupo que disfruta del buen comer sin exageraciones pantagruélicas. Llegamos temprano, comemos bien y reposadamente y nos vamos antes de que llegue la gran cantidad de clientes. La variedad de la oferta nos da una gran sensación de bienestar. Estamos en una tierra de abundancia. Nos sentimos bien y agradecidos por eso. No somos gordos ni estamos allí para comer sin descanso. La abundancia puede ser peligrosa pero tiene el límite que nosotros mismos le impongamos

5 comentarios:

Anónimo dijo...

LOS EUROPEOS TIENEN SUSPENDIDO EL BRUNCH CORONEL..........SABE DIOS HASTA CUANDO.
JG

Anónimo dijo...

Me alegro mucho que has sintonizado tan elegantemente las costumbres de mi Pais con los raices tan bien educados tuyos, Gustavo,

Has hecho un excelente descripcion de una faceta de nuestra cultura incorporando lo delreligion y la familia y nuestro variadad de gastronomia.

Buen provecho amigo,

Lee

Anónimo dijo...

Una vez fui al Brunch del Tamanaco, quizás 1984 o 1985, no tenías de qué preocuparte. Ahora ya el hecho de salir a la calle en Venezuela provoca miedo por las cosas que están pasando, a cualquier hora. Los que andan en carro blindado y guardaespaldas como Diosdado no tienen problema. Pero los otros venezolanos sí. A José Gras Vecchio lo asaltaron mientras su hija se comía un heladito por Altamira. Gustavo, al menos los que te leemos podemos imaginar cómo es vivir sin preocuparte porque alguien, quizás un familiar de JG, venga a querer hacerte daño solamente porque has trabajado honestamente lo poco que tienes. Buen provecho en tu próxima visita a ese brunch!

Gringo dijo...

"Nosotros somos gente de la tercera edad, del grupo que disfruta del buen comer sin exageraciones pantagruélicas.

Which shows that geology is not the only subject you studied at university. Bien hecho.

Gustavo Coronel dijo...

La timidez de la niñez y la adolescencia me empujó hacia la lectura. Y que de tesoros: Rabelais, Balzac,Tolstoi y Korolenko, Jorge Amado, siglo de oro español,Verne, Eca de Queiros (ooops), Tomás Mann, Herman Hesse.
De los nuestros: Diaz Sanchez, Picón Salas, Briceño Iragorry, el inmenso Uslar Pietri. Mi disco duro está repleto de esas maravillas.