martes, 26 de marzo de 2013

Familias venezolanas: divididas por culpa del occiso



Tendremos algun dia una Venezuela del norte y una Venezuela del sur?  Espero que no sea necesario

Los Escarrá se dividieron: uno, Carlos era el jalabolas más insigne del difunto, ahora reemplazado por el almirante Diego Molero. Otro, Hérman, se las echaba de opositor ilustrado hasta que se quitó la careta y se pasó con armas y bagajes al régimen, pero se empavó y nadie ha vuelto a saber de él.

Los hermanos Toro Hardy se dividieron. Alfredo es embajador de Chávez en la próspera Singapore, desde donde mantiene un discreto silencio, pero apoya a un régimen que es un insulto para una persona de su nivel intelectual. José, por su parte,  es un critico lúcido del régimen en material petrolera, que es su especialidad.

Los hermanos Villegas se dividieron y se han movido para acá y acullá en el tiempo. Vladimir era embajador del difunto en México y ahora está en la oposición.  Ernesto era un periodista discreto y profesional en El Universal y ahora es nada menos que ministro de propaganda del régimen, un cruce de Goebels con Cantinflas.

Los primos Nazoa se dividieron. Claudio es vigorosamente anti-difunto mientras sus primos, de la rama de Aníbal,  son grandes seguidores del régimen.

En mi familia nos hemos dividido. Ya todos mis tíos y tías han muerto pero entre los  queridos primos hay brechas importantes.  Sergio, Luisito, Luisa y Enrique padre apoyan al régimen mientras Carlos (Pilo), Carlos (Maldonado) , Enrique hijo (Colita), Yajaira, “el Colorado”, Miriam  y yo somos opositores. Se que entre mis primos, que son muy numerosos, hay muchas más disensiones pero estas son las que conozco.

Y así debe haber muchos ejemplos adicionales de familias que están separadas ideologicamente. Y esto, en ocasiones, va bastante más allá de las rivalidades tipo Caracas y Magallanes. Aquí hay, lamentablemente, raíces más profundas que tienen que ver con una filosofía de la vida.

Al morir el occiso nos dejó un mono financiero colosal y  una amarga herencia de resentimientos. Tendremos que borrarla a fuerza de tolerancia, compasion y verdadero amor. Ello tomará bastante más tiempo del que algunos de nosotros tenemos disponible. Buena suerte!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es así querido Gustavo, algunos, me incluyo, preferimos partir de la tierra que nos vio nacer a otras latitudes un poco menos hostiles, mucho más civilizadas. Nos queda el recuerdo de una Venezuela que, aún con bemoles notables, no era ni parecido a lo que hoy parece se ha apoderado del rumbo de la Nación: un país que no parece país, sino una colección de dislates que día a día hacen menos vivible esos 958.000 kms2. Yo creo que no hay nada que hacer, y si se tiene cómo, es mejor salir cuanto antes mejor.

Gustavo Coronel dijo...

Gracias. Concuerdo. En el siglo XXI las fronteras nacionales se hacen menos importantes y adquiere mayor rango el concepto de ciudadanía mundial. Yo me siento así desde hace mucho tiempo, ahora más que nunca. Cuando veo lo que ha hecho esta gente del difunto con la llamada "soberanía nacional", como han vendido a un país inferior su independencia, me da náuseas. Ya estoy afuera y libre para decir lo que sea necesario decir.