Arria nos dice:
"Desde la
oposición se escuchan voces que dicen que con un cambio en las reglas del juego
económico, Venezuela abandonaría la crisis que la afecta”
Diego Arria dice que esto no es cierto. Y agrega: “Desgraciadamente conceptos como estos, que formulan
dirigentes de la oposición oficial, no solo no son verdad, sino que facilitan
el encubrir la verdadera realidad -que no quieren reconocer o enfrentar.
Parecen olvidar que estamos ante una dictadura; y en consecuencia, sin un
cambio de modelo político -un cambio de régimen- nada importante es posible. A
una dictadura no se le presentan propuestas, y menos aún de carácter económico,
cuando la prioridad es el rescate de la libertad y de los derechos de todos. En
ese sentido, la libertad de los presos políticos y el fin a la persecución de
dirigentes son elementos indispensables. Las sugerencias, preñadas de buenas
intenciones, por una parte no las atienden quienes están en el ejercicio del
poder, y por otra se da la impresión al mundo –y a muchos conciudadanos- de
estar interactuando con un gobierno democrático que escucha las denuncias
de los ciudadanos; cuando sabemos que esto un régimen tiránico y brutal,
reconocido crecientemente así en el mundo.
Para Diego Arria este tipo de afirmaciones contribuye a
legitimar el régimen. Por qué, pregunta, “Dan esa imagen de cohabitación, en la cual
las diferencias que nos separarían son de naturaleza económica, como si el
cambio político no fuera lo fundamental?”
Para Diego Arria lo esencial es enfrentar y combatir las
dictaduras.
¿Cómo? : “Apelando a todos los cauces que nos
permite la Constitución. Hay que recordar siempre que esta Constitución tiene
350 artículos, no solo tres o cuatro, que son los que siempre se utilizan para
llamar radicales a quienes la han leído un poco más. Esos cauces, descritos en
la Constitución, hay que usarlos con firmeza y contundencia”. Arria
agrega: “Las propuestas deben ser para
los ciudadanos, que incluyen –por supuesto- a las Fuerzas Armadas. Las
propuestas son para convocarlos, para ejercer en plenitud los derechos
constitucionales. Para dejar de estar humillados, vejados y abusados por las
pandillas del régimen, por su elenco de torturadores en el poder judicial, por
la comisión repetida y continuada del fraude y del abuso electoral, por la
corrupción y el saqueo del patrimonio nacional, por su asociación a las peores
causas de la humanidad -entre ellas la del narcotráfico. Las propuestas son
para dejar de ser todo lo que nos conforma hoy como un estado forajido y a
punto de ser fallido”.
Diego Arria tiene razón. No es posible combatir la
dictadura desde una perspectiva de naturaleza conciliadora. Hay que combatirla
de frente. Es verdad que los hampones del régimen, Maduro, sus secuaces y sus
consejeros Cubanos, violan todos los días las leyes del país buscando
desesperadamente una reacción violenta de la oposición para suspender
elecciones. Es verdad. Pero, al mismo tiempo, es necesario establecer los
límites de tolerancia de la oposición democrática. Es necesario denunciar ante
el mundo los abusos que los hampones del chavismo llevan a cambio en Venezuela.
Y, si eso no funciona, será necesario insurgir con todos los hierros en contra
de estos bárbaros. Estamos al borde de
una elección que los hampones del chavismo quieren cancelar a toda costa. Y por
ello las jineteras del CEN establecen reglas a posteriori y los hampones de la
Contraloría inhabilitan a los candidatos de oposición. No es fácil decidir cuál
es el momento de asaltar a Miraflores para sacar al payaso a las patadas.
Pero la dignidad del pueblo venezolano no se puede
estirar indefinidamente, como si fuera un chicle.
Arria tiene razón. Hay que enfrentar a esa gentuza
corrupta e inepta. No es posible coexistir pacíficamente con ellos.
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