martes, 21 de julio de 2015

La polémica entrevista al Provincial de la Compañía de Jesús


 **** Mientras el chavismo no se reinvente y la oposición no se baje del Falke, seguirá creciendo la anarquía y el sin sentido, dice el Padre Arturo Peraza S.J.

¿Que significará “bajarse del Falke”?  ¿Terminar con el idealismo, dejar de insurgir contra las tiranías, matar las ilusiones y eliminar los grandes gestos? Al final de la entrevista él trata de explicar que quiere decir con esto.

La entrevista al Padre Arturo Peraza, ver: http://contrapunto.com/noticia/arturo-peraza-el-pais-esta-buscando-una-nueva-legitimidad/  es una  entrevista rara, porque parece hasta dirigida por las preguntas que hace el entrevistador. Comienza así

–Hay toda una generación, como la suya, que nace al calor del 27 de Febrero de 1989  (El Caracazo) y del papel que jugaron los jesuitas entonces”.

Y la respuesta:

–En aquel momento estaba en el centro de la discusión, y del aporte que la Compañía quería hacer, un modelo de país comprometido con las situaciones de exclusión y en cómo salir de ellas. Creo que el Centro Gumilla fue la única institución que logró procesar lo que ocurrió. Fue la única instancia de pensamiento, desde una perspectiva de confesión de fe, que intentó darle una interpretación al 27 de febrero que no ha cambiado sustancialmente. No he visto ninguna otra que realmente sea más profunda y amplia. Es un momento estelar para la Compañía, que mostró su capacidad para estar cerca del mundo popular: entenderlo, interpretarlo y expresarlo, en términos de un lenguaje que pudiera ser comprendido por los sectores intelectuales del país. Yo creo que ese es el trabajo, en lo fundamental, del Centro Gumilla”.

Esta es una respuesta arrogante, porque da por sentado de que la Interpretación dada al Caracazo por el Centro Gumilla fue la única, la mejor, la verdadera. Existen otros análisis que, inclusive, ven al Caracazo como el producto de una rebelión organizada y promovida por la extrema izquierda, en la cual hubo participación cubana. Esa variante, que sepamos, no es examinada en el análisis del Centro Gumilla.

El Padre Peraza dice, al hablar de los pobres:

“–Digamos que es un lugar donde Dios se puede revelar. En términos de la teología de la liberación, esto sería: en el mundo de los pobres, Dios se revela. Y para mí, desde luego, ese es un lugar de revelación. Claro, tú puedes tener posiciones más extremas, como por ejemplo decir: es el lugar de la revelación.

Esto podría llevarnos a una deificación de la pobreza. La pobreza pasa de ser una aflicción social, a ser un estado de gracia.  ¿Es entonces la pobreza un estado deseable porque es el que permite la relación con Dios?  Peraza admite que en su grupo hay posiciones aún más extremas que argumentan que la pobreza es el lugar de la revelación, ni siquiera uno de los lugares. La pobreza no debe ser vista como una condición inmutable sino como una situación temporal de la cual es obligatorio escaparse a través de la educación y del aprovechamiento de las oportunidades. Convertirla en una especie de sindicato, fortalecerla en la búsqueda de poder como clase,  parecería promover su permanencia más que su desaparición.   

 

Prosigue el Padre Peraza:

“La Compañía se comprometió -el Centro Gumilla, fundamentalmente- con la educación de los pobres en la consecución del fortalecimiento del poder popular, de la autonomía de las organizaciones, de las dinámicas cooperativas, cosa con la cual veníamos trabajando desde hace tiempo….  “.  

Es decir, no se trataría solo de ayudar a los pobres a salir de la pobreza. Se trataría de convertirlos en poder popular, con todas sus inevitables ramificaciones políticas.

El entrevistador pregunta:

–¿Y qué tipo de diálogo estableció la compañía con el proceso bolivariano?

Y Peraza responde:

–Al principio hubo la aceptación de un número bastante importante de jesuitas a las propuestas que Chávez promovió. Se compartía la democracia participativa. Eso estuvo en el discurso de Chávez entre 1999 y 2005, aproximadamente. Eso no indica que gente connotada, como Luis Ugalde, expresara desde el principio su rechazo al modelo, especialmente por el elemento del autoritarismo. Esto va a marcar mucho el rechazo progresivo que la Compañía va a expresar hacia Hugo Chávez. Ciertamente se rechazó el proceso político y se rechazó por autoritario. La expresión del poder centralizado en el presidente, y especialmente el personalismo como modelo político, generó alarmas inmediatas porque, evidentemente, no es un modelo democrático. Es un modelo republicano populista o popular, pero no un modelo democrático”.

A pesar de decir esto, Peraza agrega:

“La Compañía estaba bastante dividida en ese momento. Dependía de qué valoraras: hay mucha gente que valoró el elemento de lo social como fundamental y por tanto apostó a Chávez desde esa perspectiva, minimizando los vectores autoritarios, que no podían negarse pero les parecía, en todo caso, que podían ser un mal necesario o un mal menor en el proceso de transformación sociopolítica…  –Tienes una persona como Luis Ugalde, tienes una persona como Mikel de Viana, un personaje de gran participación y que tuvo un manifiesto y frontal rechazo hacia Hugo Chávez, desde la lectura del autoritarismo. Pero tenías personas que avalaban el proceso, José Virtuoso, por ejemplo, era cercano. No es que no ventilaran los problemas, pero creían que los elementos más positivos del proceso estaban dados. Tenías una persona como Miguel Matos, que quizás durante toda la vida fue cercano a Chávez”.

En la percepción del país, y así lo admite Peraza,  el Centro Gumilla siempre tuvo considerable simpatía por el chavismo, debido a lo que ellos percibieron como la sensibilidad social de su programa. Pero engañarse así era injustificable. Chávez nunca quiso transformar la pobreza sino consolidarse en el poder.    Y eso lo confirma Peraza cuando dice:

“–Creo que durante mucho tiempo no logramos conseguir un discurso que pudiera ser verdaderamente del mundo de los pobres, que hablara desde los sectores más populares sin sonar chavista, pero tampoco de oposición. Y ese es quizás el problema: ser capaces de tener una posición alterna. Tratamos de buscar, tratamos de llegar a un punto medio. Creo que nos llevó mucho tiempo el ejercicio de responder a la pregunta “qué significa estar en una posición alternativa y propia”. No logramos ubicarla. Y eso nos agotó durante largo tiempo”. Y duda, con candor: “¿La hemos recuperado?

Peraza continua:

 “Creo que en los últimos años, dos o tres, el discurso de la Compañía en los medios de comunicación está volviendo a ser escuchado como un discurso capaz de interpelar a los dos sectores, que aparecen como sectores enfrentados u opuestos en la política venezolana…. Creo que lo hemos ido buscando y creo que hemos ido encontrando un camino.

Veamos cuál es ese camino. Peraza nos dice:

“El Centro Gumilla, entre los años 2007-2010, entra en un proceso de diálogo con las organizaciones populares, incluso chavistas –consejos comunales- ahí empiezan a aparecer un conjunto de informaciones que tienen que ver con estudios estadísticos que vamos haciendo. Pero también hay un trabajo de fondo. ¿Cuáles eran las necesidades de participación? ¿Qué elementos positivos se estaban dando dentro de eso que se llama consejos comunales? Empezamos a crear cursos de formación que le daban herramientas para la planificación, la supervisión de planes y para contactarse entre ellos. Todo eso con la estructura del Centro Gumilla…. Iniciamos un proceso progresivo-alternativo ¿Por qué? Porque aceptábamos los elementos de la democracia participativa, que estaban dándose dentro del chavismo, aun conociendo sus falencias o críticas, pero tratando de fortalecer aquellas dimensiones que efectivamente daban de sí como democracia participativa

Es revelador este párrafo, ya que indica que el Centro Gumilla prestó su apoyo a un componente fundamental de la ideología del régimen, los Consejos Comunales, una quincalla palabrera y aviesa, violatoria de la Constitución. El Estado Comunal es un postulado chavista que sirve de base a la consolidación de la llamada “revolución bolivariana” y al difuso Socialismo del Siglo XXI. Ha sido definido en los documentos del régimen como una prioridad estratégica para consolidar el modelo socialista y bolivariano, bastante a la usanza del modelo cubano. Y el apoyo a este mamotreto ideológico es lo que el Padre Peraza define como el aporte independiente del Centro Gumilla. Ello no es una posición alterna, es una posición chavista.

Cuando actúa así el Centro Gumilla? Pregunta el entrevistador.

 El Padre Peraza responde:

“–En los últimos dos años. Hay todo un reconocimiento de lo que el centro ha venido construyendo. Es un proceso que tuvo que ver con lo que acabo de decir: buscar una posición alternativa, que partiera del hecho de que no nos gusta el chavismo, pero tampoco la oposición. Para nosotros ha sido un proceso doloroso, difícil, complicado, discutido, que se centraba en buscar la respuesta de “dónde está el pueblo en nuestra alternativa”. Una posición en la que no aceptamos ciertos elementos del chavismo, pero donde sí le reconocemos aportes al proceso político. Y, por otro lado, nosotros rechazamos un simple regreso al pasado. Digamos que en el planteamiento que hace la oposición, hay mucho de regreso al pasado”.

Bonita manera de ser “equidistantes” tiene el Centro Gumilla. Como le ven aspectos positivos al chavismo deciden apoyar una de sus bases ideológicas más importantes: los Consejos Comunales. Peraza hablar de no volver al pasado, es decir, a los años Pre-Chávez/Maduro. Pero, esa es una absurda generalización. El pasado, ahora lo ve así la mayoría del país, no fue nunca tan horrendo como el presente. Sería interesante pedirle a Peraza que nos dé un ejemplo del pasado al cual él no quisiera regresar, uno solo. ¿La corrupción? , ¿La mentira? ¿El abuso de poder? ¿La utilización de la pobreza para fines políticos? Eso no es el pasado tanto como el presente, amigo Peraza. 

Después de consideraciones críticas al gobierno sobre la manera como han tratado de controlar políticamente a los pobres, Peraza dice esto sobre la oposición:

“no hay ningún planteamiento alternativo de la oposición que signifique reconocer los elementos de justicia social y participación política de la población. No es un elemento nuclear en su discurso. Y siento que desde allí hay un sesgo de apartamiento, porque para nosotros esos elementos son importantes, al momento de poder identificar el lugar desde donde nosotros vemos el camino”

A quien se le ocurre decir esto?  La oposición ha hecho innumerables manifestaciones sobre los temas que menciona Peraza. Lo que probablemente sucede es que las ha hecho desde una perspectiva democrática liberal, no del agrado del Centro Gumilla.

El Padre Peraza nos “aclara” a lo que se refiere con lo del “retorno al pasado”.

Voy a dejar claro lo del no retorno al pasado. En la historia de Venezuela aparece la generación del 28. Y sucede que poco después, Román Delgado Chalbaud viene montado en el Falke a tratar de hacer lo que se hizo durante todo el siglo XIX: tomar una playa con un grupo armado, que después vence al ejército del gobierno hasta llegar a Caracas y entronizarse en el poder. Así fue la Guerra Federal. O si quieres hablamos de lo que hizo Bolívar o Cipriano Castro. ¿Qué sucede, en concreto, en esta historia? Iban a buscar, en La Blanquilla, a Rómulo Betancourt, a Jóvito Villalba y creo que también estaba Raúl Leoni. Por mera casualidad, no llegaron a encontrarse. Cuando estos jóvenes se aparecen en el puerto, ya el Falke había zarpado. La historia es conocida: una historia romántica y hermosa. Muere Delgado Chalbaud, envuelto en la bandera nacional, delante de las fuerzas del gomecismo, que son las fuerzas del siglo XX. En definitiva, no se podía pelear contra el gomecismo ni contra su institucionalidad con las mismas armas del siglo pasado. Tenías que asumir esa realidad o superarla, pero no podías volver atrás. … La pregunta es: ¿La oposición se está subiendo al Falke o va a generar una alternativa? ¿Por qué yo hablo de la oposición en estos términos? Porque estamos aún en el escenario del Falke. Estamos en el escenario de la vuelta atrás. Estamos en el escenario de que podemos regresar al pacto de caudillos.

Que reflexión tan absurda. ¡Qué difícil de comprender! ¿Cómo se le ocurre a Peraza decir que los tripulantes del Falke, que venían a combatir una dictadura, iban – de ser exitosos -  a entronizarse en el poder, como nuevos dictadores?  Ello pretende restar todo mérito a lo que fue un intento hermoso de luchar contra un dictador. ¿Es que Peraza viene a decirnos que, hoy en día, cualquiera acción destinada a combatir la dictadura es apenas otro Falke? Que desafortunada reflexión. Y ¿cuál es, entonces, la alternativa, Peraza?

Peraza trata de clarificar sus ideas sobre lo que hay que hacer, cuando dice:

“–La sociedad venezolana cambió, se complejizó. Se ha vuelto políticamente más adulta. Por tanto, a mí no me parece viable o posible un regreso a los modelos institucionales anteriores. Se tiene que elaborar un proyecto mucho más complejo e incluyente. Eso es lo que yo quisiera apostar con la gente pobre…. El problema fundamental del país, si tuviera que hacer la fotografía, es que no tenemos aún el modelo alternativo construido. Tuvimos solo un periodo de transición: el chavismo se constituye en una transición de salida del modelo democrático representativo”.

Peraza habla como si la sociedad venezolana fuese la única existente en el planeta. Estamos rodeados de ejemplos a seguir. Chile, Costa Rica, Uruguay, Canadá, los países Escandinavos, Estados Unidos, tienen modelos alternativos a la dictadura chavista que podemos asimilar. Decir que el chavismo representa la transición de salida del modelo democrático representativo es absurdo. El chavismo es un verdadero salto atrás. Nunca ha sido participativo en lo absoluto. A lo sumo es participatorio, como cuando Chávez le decía a las masas: “les participo que a partir de mañana tendremos un control de cambios” o alguna otra barrabasada similar.

Al definir el actual régimen como ilegítimo Peraza nos explica por qué lo dice:

–Siento que no están logrando representar el sueño que Hugo Chávez le dejó a la población. Bueno o malo, no estoy calificándolo. Lo más importante para el ser humano es conseguir un proyecto que le dé sentido y consistencia a su existencia. Especialmente, en términos de política, cuando se trata de actuar colectivamente…. [la narrativa chavista]  Le dio consistencia social a los individuos que se inscribieron en esa narración. El chavismo era una versión donde tú te veías como un sujeto ideal, hijo de gente valiente, que estaba llamado a una misión que tiene sentido y que tiene horizonte y un camino hacia la felicidad”.

Pero, al definir este régimen como ilegítimo porque “no representa el sueño que Hugo Chávez le dejó a la población”, ¿no está Peraza acaso legitimando aquél sueño? A pesar de su advertencia de que no lo está calificando, parece evidente que Peraza le ve aspectos positivos: “le dio consistencia social a los individuos que se inscribieron…”. Esa narrativa era una gran mentira, ya lo hemos comprobado pero esto era también evidente desde el principio. Era perversamente excluyente, porque se hacía a expensas de la clase media y esto nunca lo ocultó Chávez.

La estrategia chavista debería  ser  objeto de fuertes críticas por parte de Peraza, no de admiración.

Peraza hace una explicación sobre el Estado de Bienestar chavista:

El problema fundamental del Estado de Bienestar montado por el chavismo es que no es capaz de reproducirse a sí mismo y, por tanto, es inviable. Ese es su problema. Está atado, lamentablemente, al ciclo del petróleo, que tiene ciclos de alta y de baja”.

Esta observación es correcta, pero al decir “está atado, lamentablemente al ciclo del petróleo…” parecería estar diciendo que, si no fuera por ese ciclo, si lográramos tener ingresos cuantiosos permanentes, entonces podríamos mantener el Estado de Bienestar indefinidamente. Lo que hubiera esperado de Peraza era atacar vigorosamente el Estado de Bienestar basado en la dádiva, por ser criminal y promotor de la dependencia del pobre en el Estado. Lo que Giordani nos dijo, cínicamente, que era la estrategia usada por el chavismo para mantenerse en el poder.

Más adelante Peraza hace algunas sorprendentes afirmaciones:

“–Debo decir que cuando te refieres a Chávez en sentido de potencia colectiva y auto-orgullo, eso efectivamente existió. La política consiste en eso: puedes sublimar todas tus necesidades y dolores actuales en función de un futuro en el que ves sentido y proyecto. Y, por tanto, de alguna u otra manera, puedes encausar las energías colectivas en función de un fin, perseguido por la gente común. Eso, para el ser humano, es fundamental. Por eso yo no critico en absoluto lo que Hugo Chávez hizo. Ahora, que me parezca mejor o peor el planteamiento, eso es harina de otro costal”.

Peraza parece pensar que los únicos venezolanos que existían durante el chavismo eran los pobres a quienes Chávez les dio, junto con las dádivas y limosnas, una esperanza de futuro. Mientras esto ocurría Chávez estaba destruyendo el futuro de otros millones de venezolanos, los de la clase media. ¿Cómo es posible decir que “no critico en absoluto lo que Chávez hizo”? Peraza parece padecer de un profundo astigmatismo ideológico, el cual solo le permite ver a los pobres como objeto de su interés. Los demás que se frieguen.

Al reflexionar sobre el futuro, Peraza nos dice:


“Del lado de la oposición, no estoy nada de acuerdo con que el problema sea una movilización de calle que produzca un cambio por vía de la fuerza. Creo que eso tiene poco aliento. Ya se mostró en el 2002 y en diversas ocasiones. Siento que la gente está profundamente cansada y los sectores populares no están dispuestos a acompañar semejante acción…. No entiendo cómo no se dan cuenta. En el 2014 no hubo sector popular -en términos importantes- que acompañara ese proceso de movilización. Y, de nuevo, lo que hicieron fue agotar fuerzas políticas y eso terminó, a mi juicio, en un gran vacío.   Al final del día, si se hubieran invertido esas fuerzas en construir bases populares para un proceso alternativo, en el cual esos sectores hubieran descubierto la posibilidad de tener una voz alterna que expresara sus necesidades y se les reconociera como sujeto, quizás hoy tendríamos otro escenario”.

Peraza no dice lo correcto, cuando afirma que los sectores populares no acompañaron el descontento popular que llevó a miles de venezolanos a la calle. Las fotos tomadas en la calle dicen lo contrario. Ese argumento de Peraza es el mismo que usa el criptochavismo para perpetuar la creencia de que verdadero el “pueblo” está con Chávez y/o con Maduro. La clase media también es pueblo y está menos dependiente del Estado paternalista, lo cual le permite tener un perfil opositor más osado y más público. Nadie puede dudar de que el régimen tiene hoy pocos adeptos pero todavía los más pobres vacilarían en irse a la calle, porque lo que aún reciben les llega del Estado paternalista.

 Peraza añade algo que confirma lo que decimos arriba:

Tú vas en un carrito, de pronto sale alguien que protesta en voz alta y no hay nadie del chavismo que diga nada. Silencio. Antes, eso no era así. El chavista ya no se siente orgulloso ni de su gobierno, ni de lo que es él. Seguirá siendo chavista porque le parece que es la mejor alternativa o por lealtad, que es un valor importante en la gente que está más comprometida. Pero eso no significa que se sienta orgulloso de su movimiento. Cada vez siento que esto los golpea más. Y el chavismo no logra levantar. Pero la oposición tampoco lo termina de aprovechar, porque no son una alternativa”.

Peraza admite que ya el chavista no defiende al régimen, no se siente orgulloso de él. No protesta en la calle pero guarda silencio, el cual representa el límite de su protesta. Ello es así porque sigue recibiendo pequeñas dádivas del régimen agonizante.

Peraza tiene algunas palabras para quienes se van del país. A una pregunta del entrevistador:


–Hay quienes ante esa circunstancia hacen maletas”, Peraza responde:

Pero por ahí es el camino de salida del país. Hay gente que no está dispuesta a acompañar esta gestación, entiendo que se vaya. ¿Qué es lo que yo creo que tendría que decirle a esa gente? Mire, sí. Construir este país nos va a llevar un largo trecho, pero tenemos la posibilidad de reconstruir, desde las bases, esta sociedad. Efectivamente, hay condiciones, porque hemos tocado fondo en las heridas del civilismo y el militarismo, en los temas del rentismo petrolero, del autoritarismo. Incluso en los temas de familia, en términos de educación. Siento que esto es muy propicio para levantar el proyecto que necesitamos en este siglo. Y quienes se embarquen en él, probablemente, tendrán posibilidades de ver los frutos: el de un proyecto futuro con sentido para el país”.

Esta respuesta tiene matices injustos. Dice que la gente se va porque no está dispuesta a acompañar la gestación de un nuevo país. Y yo le digo: para muchos venezolanos irse constituye una parte importante de esa gestación. Es mantener dignidad y decoro, no desear embrutecerse o animalizarse en la Venezuela que vemos hoy, no participar (término que le gusta a Peraza) en ese torneo de deterioro y degradación que se juega hoy en Venezuela. Algunos regresarán y podrán ser más efectivos en la gestación que si se hubieran quedado expuestos a la vida zoológica de la Venezuela chavista. No todos quienes se quedan poseen el mismo empeño en la reconstrucción espiritual del país que quienes se van.  No es un secreto que miles de venezolanos no chavistas están hoy disfrutando del clima de corrupción que existe en el país para enriquecerse de manera rápida. Las listas de grandes depositantes en los bancos extranjeros no siempre incluyen a chavistas sino que también incluyen a contratistas y bolichicos quienes harían negocios con el diablo. Juzgar a quienes se van de manera tan severa como lo hace Peraza no es justo.

Peraza es un activista social, tiene las mejores intenciones, pero tiene que tener más cuidado de con quien anda.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Gustavo, este cura como que estaba paloteado de miche en esa entrevista.