No tengo dudas de que el futuro presidente de una Venezuela democrática
será una persona joven y que haya demostrado con su ejemplo y sus actos su amor por la democracia y la libertad. Hay
varios venezolanos y venezolanas quienes responden a esa calificación y no es
el propósito de esta carta mencionar a uno o a otro u otra. Será lo que será.
Doy por sentado que ese próximo presidente será un miembro de las nuevas
generaciones, no porque no existan venezolanos de anteriores generaciones
quienes tengan suficiente mérito para ocupar esa posición, sino porque intuyo
que el país está listo para un relevo generacional importante. De allí que
deseo dirigirme al joven presidente de la Venezuela democrática que tendremos
en un futuro que veo llegar con rapidez.
Sr. Presidente (a):
Lo felicito por haber llegado a la máxima posición a la cual puede aspirar un ciudadano en un país
civilizado, libre y democrático. Y lo compadezco, por haber recibido un país en
ruina material y espiritual, lo cual hace su tarea realmente gigantesca.
Encuentra usted una Venezuela no solamente en triste situación de recursos financieros,
con un parque industrial destruido, una agricultura hecha pedazos y unos
sistemas de gobierno ineficientes y esencialmente inoperantes sino, peor aún,
en una situación de postración espiritual, con instituciones degradadas y hasta
prostituidas, como es el caso de Petróleos de Venezuela, del Tribunal Supremo
de Justicia y de las Fuerzas Armadas nacionales. No es preciso enumerar aquí
todas las tragedias sectoriales que usted ha heredado. Lo importante será su
actitud frente a la debacle nacional que
dejó el régimen anterior
Las siguientes recomendaciones son de carácter muy general y aspiran a
ilustrar la orientación fundamental que debería tener su gobierno. Durante su período presidencial no será
posible hacer mucho más que comenzar a transitar el camino correcto, dada la
angustiosa complejidad de los problemas que deberá enfrentar, problemas que
requieren de acciones urgentes a corto plazo. He hecho pública una lista de las
prioridades para acciones de corto plazo (2 años), en artículo publicado en
Abril, verlo en mi blog: http://lasarmasdecoronel.blogspot.com/2015/04/15-prioridades-para-un-nuevo-gobierno.html
.
Sr. Presidente:
Desde el primer día libere los presos políticos y nombre una Comisión
Presidencial que evalúe la situación de las cárceles del país y pueda generar
sus recomendaciones en cuatro meses. Anúnciele al mundo que Venezuela ha cesado
de ser una dictadura. Haga en su discurso de inauguración un llamado a todos
los países libres del mundo a apoyarlo en la tarea de consolidar la democracia
en Venezuela.
Háblele al país desde el primer día con total sinceridad y honestidad. Dígale que será preciso hacer un balance de la situación financiera, social e
institucional del país, a fin de tomar medidas de mediano plazo que enfrenten
los problemas encontrados. Diga las
cosas como son. Si usted se decide a hacerlo así tendría ya mucha de la pelea
ganada, porque la gran mayoría de los venezolanos está harta de mentiras,
populismo y promesas incumplidas. Mantenga una comunicación sincera con la
Nación y la nación le responderá.
Dígale al país que usted lo escuchará pero que sus decisiones tomarán en
cuenta lo que el país desearía pero también lo que es necesario. No siempre lo
que el país desea es lo más conveniente para su bienestar, como lo ha
demostrado al mundo el caso de Grecia o el proceso político venezolano de fines
de siglo, el cual abrió las puertas del poder a un régimen dictatorial e
incompetente debido a los deseos irreflexivos del país. El estadista existe
para iluminar el camino, el populista solo existe para prometer y complacer en
el corto plazo, a costa del bienestar verdadero del pueblo.
Usted requerirá de mucha capacidad de persuasión. De allí que la sinceridad y la
comunicación clara y sencilla sean indispensables.
Presidente: Comience usted la tarea de educación ciudadana que el pueblo
venezolano necesita desesperadamente y a desmontar, de manera progresiva,
cuidadosa y sistemática, los mitos que
mantienen atrasada a Venezuela. Entre ellos: el monopolio estatal de la
industria petrolera, la educación universitaria gratuita y el mantener un
ejército obsceno, apoltronado y sobredimensionado que históricamente le ha chupado
la sangre al país. Abra la industria petrolera al sector privado internacional
y nacional y rompa con los dogmas populistas absurdos que han hecho posible una
PDVSA que cría cerdos e importa pollos. Establezca un costo variable para la
educación universitaria basado en el ingreso familiar y criterios de selección
basados en el mérito y la calidad del estudiante, no en privilegios de clase.
Reduzca el número de efectivos militares y prepare el terreno para tener un
país sin fuerzas armadas, con una policía nacional profesional y una Guardia territorial de moderado tamaño.
Abra usted las puertas de Venezuela al mundo moderno y civilizado y termine
con el alineamiento del país con estados forajidos. Venezuela debe estar al lado de los países
libres y democráticos del planeta. Rompamos de una vez por todas con los
sátrapas de este mundo.
Elimine usted los controles de cambio, los subsidios ruinosos y los
controles de precio y restituya la plena vigencia de la propiedad
privada, devolviendo a sus dueños las empresas confiscadas y expropiadas. Termine,
de manera progresiva, con el regalo de la
gasolina.
Seleccione a sus colaboradores en base a la honestidad y la competencia. Haga
que la palabra meritocracia, desterrada por el régimen anterior, sea
incorporada de nuevo al lenguaje oficial.
No permita que los crímenes del régimen que ha destruido a Venezuela en el
Siglo XXI queden impunes. Si la justicia transicional no funciona, ella será
reemplazada por la venganza.
Más allá de estas acciones le recomiendo que mantenga una actitud abierta a
todos los venezolanos, y que condene explícitamente las exclusiones basadas en
nivel social, color de piel y pensamiento político. Lidere usted el gran regreso hacia una Venezuela amable,
abierta y cordial, como alguna vez lo fuimos. Haga sentir a su pueblo parte de
una gran familia, no como miembros de tribus salvajes que se odian entre sí. La
efectividad de este esfuerzo dependerá de su habilidad y la de sus
colaboradores para inspirar a los venezolanos a comportarse civilizadamente.
Sé que Venezuela podrá salir adelante si los nuevos líderes ponen el debido empeño en transformar a
nuestra población en una sociedad de
ciudadanos, en la cual cada quien sepa que tiene deberes y obligaciones, no
solo derechos.
Me hubiera gustado estar allí para participar en el júbilo popular que
acompañará a su presidencia y ayudarlo a concretar las bases de una nueva
Venezuela.
1 comentario:
Gracias, Gustavo Coronel, por publicar tus buenos deseos.
Espero que podrás estar presente para verlo ocurrir desde algún lugar en Venezuela.
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