EL
FUTURO DE TALVEN, Francisco
Kerdel-Vegas
TALVEN es un programa que nació en 1995 en la Delegación de Venezuela ante la UNESCO en París (que presidía como embajador), cuyo
objetivo es poner en contacto directo a aquellos venezolanos residenciados en
el exterior y que se han destacado en el campo de sus actividades con sus pares
y estudiantes de similares disciplinas en Venezuela. Su éxito inicial se debió en buena parte al interés, entusiasmo y apoyo moral y material que puso en esta idea el
entonces Director General del organismo internacional, Dr. Federico Mayor
Zaragoza.
TALVEN financiaba el traslado aéreo, en clase económica, a Venezuela, durante
una semana de los "expertos" seleccionados y mediante acuerdos con
instituciones académicas locales se le
organizaba un programa intensivo de trabajo para divulgar sus investigaciones,
creaciones e ideas. Ese contacto físico, cara-a-cara entre el invitado venezolano residente en el
extranjero y sus colegas y estudiantes de la misma disciplina, necesario hasta
indispensable para iniciar una relación fructífera a largo plazo, tenía luego un seguimiento y varias consecuencias positivas, factibles
gracias a las comunicaciones instantáneas y gratuitas que Internet ha hecho posibles. De ese encuentro
inicial surgieron trabajos de investigación en estrecha cooperación entre instituciones domésticas y extranjeras, invitaciones, visitas, amistades y
relaciones de enorme impacto para crear una atmósfera favorable al estudio y al tráfico de conocimientos.
En el lapso 1995-1999 más de cien
"expertos" venezolanos residenciados en los Estados Unidos,
Europa y Japón visitaron su país de origen, donando sin honorario alguno, su tiempo,
conocimientos y experiencia a todos los interesados, que acudían con curiosidad y entusiasmo a enterarse de los logros de
compatriotas que habían triunfado en sus
diversos quehaceres en medios más competitivos en los países del primer mundo.
En aquel entonces la motivación principal era intentar vincular a unos pocos miles de venezolanos
destacados con su país de origen. La mayor parte de ellos eran antiguos beneficiarios
del Programa de Becas Gran Mariscal de Ayacucho quienes a partir de 1975, habían optado por permanecer en el exterior al terminar su
entrenamiento y tenían buenos motivos para
estar agradecidos con Venezuela y encontrar mecanismos para repagar, al menos
parcialmente, los favores recibidos en el generoso financiamiento de su educación superior en las mejores univesidades del mundo.
¿Quién iba a suponer en aquel
entonces que tres lustros más tarde debido a una
emigración masiva, especialmente de
jóvenes profesionales, Venezuela iba a necesitar más que nunca el aporte de esos cerebros ausentes para la ingente
tarea de reconstruir un país desvastado por el intento
fallido de implantar una ideología fracasada en todas las latitudes?
Y es que en esta Venezuela actual gobernada por
la mal denominada "revolución bolivariana" tratando de implantar el neo-comunismo
bautizado como "Socialismo del Siglo XXI", entre ochocientos mil y un
millón de ciudadanos, la inmensa mayoría jóvenes universitarios bien
formados, decidieron abandonar su país y arriesgarse a la problemática aventura de probar suerte en otro lugar que les ofreciera un
mínimo de seguridad para trabajar y poder levantar
sus familias.
¿Cuál es la razón que ha determinado ese éxodo masivo del recurso humano más importante del país, vale decir, los jóvenes graduados universitarios?
Es una pregunta que requiere una respuesta
compleja, ya que generalmente son múltiples razones las que determinan tan dura decisión como es la de abandonar, tal vez para siempre, no solo el "terruño" que nos vió nacer, sino también familia, amigos, contactos, y la cultura y la lengua en que
hemos sido formados, en fin, un entorno irremplazable que ha determinado en
buena parte lo que somos y lo que podemos dar de nosotros mismos. Es como
comenzar la vida de cero nuevamente, proposición aterradora para la gran mayoría de los seres humanos.
Pero hay un denominador común en este fenómeno sin precedentes que
generalmente juega el papel de disparador
de esa difícil decisión y es la inseguridad reinante, unida a la impunidad del delito y
del crimen. Mi opinión, muy personal, es que el
régimen, al dejar que el grave problema del
aumento exponencial de la criminalidad siguiera su dramático curso, no estaba ignorante de sus posibles consecuencias, y
que muy por el contrario, observaba con beneplácito, apenas disimulado como indiferencia, de esa emigración masiva de jóvenes de clase media muy
bien preparados, que deseaban formar familia en otras tierras donde le garantizaran
la vida y los bienes a sus hijos, sin duda pensando que eran parte importante
de los votantes de la oposición, y que utlizando ese
expediente podían mantenerse
indefinidamente en el poder.
No descarto otros factores, entre ellos los económicos (desempleo, más que todo sub-empleo, salarios inadecuados, ausencia de todo
reinocimiento meritocrático, altísima inflación, etc.), que al igual que
los ideológicos (rechazo frontal al castro-comunismo)
forman parte de un tejido inextricable, pero en todo lo cual la inseguridad y
la impunidad, repito, son el denominador común.
Es poco probable que encontremos antecedentes
históricos de una diáspora del talento de la calidad y magnitud como la que azota hoy
en día a Venezuela.
Que cerca de un millón de sus 30 millones de
habitantes -la mayor parte de ellos jóvenes graduados universitarios, en un lapso de una docena de años, hayan tomado la dura
decisión de emigrar-, es la más contudente evidencia de la inviabilidad del sistema que los
castro-comunistas han tratado de imponer por todos los medios imaginables.
Semejante hemorragia, eliminando de un zarpazo
la generación de relevo de un país, tendría funestas consecuencias
para su futuro desarrollo, dentro de circunstancias habituales, pero dado el
avance tecnológico en materia de información y comunicaciones por una parte y el fenómeno de la globalización por la otra, es posible revertir, al menos parcialmente, un
proceso esencialmente negativo como es la fuga de cerebros, en algo manejable,
tan pronto un nuevo sistema político lo permita.
Y es que ese millón de venezolanos que ha emigrado a países desarrollados del primer mundo buscando seguridad y
"pastos más verdes", pueden
servir de vasos comunicantes y "antenas" en un mundo cada día más competitivo, que requiere
frecuentes y súbitas adaptaciones que solo
son factibles para quienes disponen de información actualizada y veraz y asesoría confiable, y quienes más idóneos para la tarea que nuestros
propios compatriotas.
Al cambiar la orientación política, muchos de
nuestros recientes emigrantes, quienes
todavía no han echado raíces en el extranjero, regresarán al país, pero esa estadía en el exterior seguramente habrá dejado una impronta indeleble en su conducta y traerán consigo hábitos de conducta ciudadana
y de trabajo productivo muy favorables para la reconstrucción del país. Quienes eligen quedarse en el exterior pueden
interactuar de modo efectivo en la ingente tarea reconstructiva utilizando como
medio al programa TALVEN.
La experiencia acumulada por TALVEN (en la
actualidad competentemente dirigida por el Dr. Rubén Darío Peralta desde Valencia,
estado Carabobo), potenciada a un máximo en el número de invitados y por la
utilización de las redes sociales para el seguimiento
posterior, podría ser una baza importante para lograr con rapidez y eficiencia la
gran meta de reconstruir el pequeño gran país que todos soñamos.
1 comentario:
Este documento deberia ser leido por todos los venezolanos de bien, creo que Venezuela ha perdido, gracias a la robolucion castrochavista, no solo dinero, horas/hombre invertidas en educacion y el mejor talento humano posible desarrollado en America Latina, sino que ha perdido, con todo lo grave que ya puede ser eso para un pais, una generacion valiosa para el futuro que se nos escapo gracias a la tragedia chavista. Esa generacion no es ni siquiera la que se fue, sino la de los millones de hijos de esos venezolanos que ahora son y seran estadounidenses, alemanes, britanicos, australianos, etc., etc. etc.
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