domingo, 26 de enero de 2014

EL ULTIMO DISCURSO DE NICOLÁS MADURO




                                                                                  I
Esa mañana se vistió de manera muy cuidadosa. Frente al espejo se dijo: “Basta de disfraces. Nada de gorras, de bufandas tricolor, de chaquetas con  ocho estrellas o  marrones con las estrellas del ejército cubano. Todo eso ha quedado atrás”.
Se contempló vestido de un sobrio traje gris, camisa blanca y corbata azul marino. Se aprobó en el espejo. Pensó: “Así me presentaré ante los venezolanos. Es hora de hacerlo pulcramente. Sin atavíos o  acentos foráneos, sin las memorias de Cúcuta”. 
                                                                                  II
Llegó al Capitolio en un auto negro, sin escoltas. El chofer se bajó y le abrió la puerta para que saliera. Maduro le dijo, sonriente: “Gracias, colega. Por mucho tiempo compartí tu profesión. Siento nostalgia de esa época”.  Saludando a diestra y siniestra entró al recinto donde pronunciaría su discurso.  Ya  estaba lleno con embajadores, amigos, adversarios, periodistas de la región y varios bomberos. A todos saludó con grave dignidad.
                                                                                 III
Subió al sitio de los oradores y comenzó su discurso:
“Apreciados compatriotas: me dirijo hoy a todos los venezolanos. A quienes nos han seguido y quienes nos han adversado. Vengo hoy a hablar con ustedes sobre el estado de la nación, lo cual es lo fundamental y frente a lo cual todo lo demás es francamente secundario.
 Lo primero que debo decirles es que cometí un error al haber aceptado ser candidato y, luego,  presidente de la nación. Para que ello sucediera se torcieron leyes y voluntades. Ello le puso plomo a las alas de mi presidencia. Pido perdón a los venezolanos.
En segundo lugar, estoy persuadido ahora de que haber aceptado ocupar esta posición fué un acto de  vanidad. Los venezolanos estamos acostumbrados a pensar que corrupción es solamente el robo de los dineros públicos.  Ahora entiendo y acepto  que corrupción es también aceptar un papel para el cual no estamos capacitados. No pude ser presidente.  No estuve entrenado, o preparado,  o formado,  o instruído para ello. Soy apenas un trabajador, no soy un estadista.
Lo que Venezuela necesita en la presidencia es un estadista, no un obrero o un  trabajador. Digo esto porque la situación de la nación es crítica y ha sobrepasado en mucho nuestra capacidad de respuesta. Por razones que puedan o no ser atribuibles a nuestra visión de país, la situación actual ha llegado a ser insostenible, realmente inmanejable para mí como líder. No puedo, en conciencia, mantenerme al frente del gobierno.
Venezuela enfrenta retos de extrema severidad: nuestros ingresos han disminuido debidos a nuestros compromisos adquiridos con países amigos. La industria petrolera se ha endeudado para mantener nuestro tren de gastos gubernamentales. Traté de combatir la corrupción y cometí el error de hacerlo selectivamente, descuidando a quienes estaban más cerca de mí. Las empresas del estado no han respondido. Al contrario, se han derrumbado. Me siento cercado por la ineptitud, la corrupción y el desastre.
Lo que nosotros vimos alguna vez como un sueño ha sido visto y sufrido por mucha de la población como una tragedia. Y es necesario aceptar la evidencia estadística sobre inflación, violencia, endeudamiento, corrupción, aislamiento progresivo del país, escasez de bienes de consumo y  descontento general. El país está en caída libre y ello me ha decidido a actuar.
Vengo a informarles, por lo tanto que he decidido renunciar irrevocablemente, efectivo de inmediato, a la presidencia de la república de Venezuela. Convoco en este momento a una comisión conjunta del gobierno y de los sectores de oposición para que procedan a integrar un gobierno de transición, el cual llame a eleciones dentro de los próximos ciento ochenta días, proceso a ser gerenciado por un Consejo Electoral imparcial y en presencia de observadores internacionales que puedan dar fé de su transparencia. .
Estoy dispuesto, sin temor, a someterme al juicio ordinario de mis compatriotas y al juicio de la historia. Cada quien será responsable de sus acciones frente al país. No podemos continuar anteponiendo agendas políticas particulares al supremo bienestar de la nación. No es eso lo que la nación nos exige. Hoy se nos pide responder a los mejores intereses de todos los venezolanos, pensar en nuestro futuro como sociedad, regresar a la Venezuela signada por la cordialidad y la vida en paz.

Apreciados compatriotas: Que el señor nos illumine en este camino que hoy comenzamos a transitar.  Buenas noches. 

5 comentarios:

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

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Vitali Klitschko, líder opositor de Ucrania, enero de 2014.

Anónimo dijo...

El problema Gustavo es que ya es bien tarde porque con el cuento que este gobierno es temporal, ya lleva 15 años el régimen siendo temporal, cada día mas atornillado, atropellando mas al pueblo y todo el mundo callado y sumiso.
Lo peor es que ya lograron su objetivo y es tener una generación en el poder, con lo cual se aseguran su permanencia debido a que los jóvenes de 21 años para abajo no recuerdan otro modo de vida, no recuerdan lo que es calidad de vida y esto que hoy adversamos unos tantos para ellos es normal y cotidiano, ya que nadie extraña lo que no conoce y si no conocen otro estilo de vida para ellos esto es lo normal , y jamas haran nada para cambiarlo.
Asi que gracias a los caprilistas acérrimos aca estamos y vamos para peor.
Buenas noches.

Anónimo dijo...

La idea la sugerí en comentario a un escrito anterior suyo...
Eso es lo UNICO que le sale al caliche usurpador mandadero de los cubanos.

¡Ah! Eso no lo exime del juicio por los delitos cometidos. Saludos

Anónimo dijo...

Me recuerda una cancion de rock que dice...."dream until your dreams come true"..... y la guitarra electrica retumba con ese ritmo "heavy metal".......hay que soñar hasta que kos sueños se cinviertan en realidad.