El presidente de la empresa
petrolera estatal, YPF de Argentina,
Miguel Galuccio, fue entrevistado por la empresa McKinsey sobre los planes de
la empresa.
Dijo, entre otras cosas, lo siguiente:
“Creamos un Plan de cien días. Puse en blanco y negro lo que el DNA (la
molécula que encierra el código genético)
de la empresa sería y lo discutí con el gobierno para asegurarme que
estábamos alineados. Habían tres componentes: Primero, la empresa iba a ser gerenciada
de manera profesional, en términos de integridad y de toma de decisiones. Hice
énfasis en la creación de una meritocracia, para asegurarme de que la gente
entendía que sería evaluada por sus resultados por encima de
todo…. “
En el original en Inglés: “We created a 100-day plan. I
put down in black and white what the DNA of the company would be and discussed
it with the government just to make sure we were aligned. There were three main
elements. First, the company was going to be run professionally, in terms of
integrity and how decisions are made. I spoke a lot about creating a
meritocracy when I came into the position, just to make sure people understood
that they were going to be valued for the results that they delivered, above
all else”.
Esta es la filosofía gerencial de la empresa petrolera de un país cuyo
gobierno es ideológicamente afín al de la Venezuela chavista, pero cuyo
presidente no es un estúpido como Ramírez o Del Pino (me refiero al presidente de la empresa porque la
Sra. Fernández está en el mismo nivel de Maduro). Como todo gerente sensato, él sabe que una empresa debe
estar regida por la más estricta meritocracia, so pena de naufragar.
Sin embargo, lo que hizo el difunto sátrapa y lo que hacen su carnal Maduro, el corrupto Rafael Ramírez y el infeliz Eulogio del Pino,
ha sido todo lo contrario. Estos pobretones (de espíritu, porque plata les
sobra) hablaron y hablan de la meritocracia como una mala palabra, como un pecado
de la PDVSA pre-chavista . Se permiten decir, en tono de asombro:
“Imagínense: la PDVSA anterior a Chávez era meritocrática!”, como si ello
fuera sinónimo de tener SIDA. Y agregan: “Nosotros terminamos con eso de la meritocracia. Ahor PDVSA es del pueblo, es soberana, está manejada por los obreros, está dedicada
a satisfacer los deseos de los pobres”. Se jactan de que la nómina se haya
multiplicado por cuatro desde que ellos llegaron aunque ahora esa inmensa masa de empleados
produzca el 65% de lo que se producía antes. Cuando hablan de un pozo petrolero cualquiera no se
refieren a un pozo más sino al pozo “Negra Matea”, de la faja “Hugo Rafaél Chávez Frías”, cuya producción será transportada por el
oleoducto “Ché Guevara” hasta el terminal “Ezequiel Zamora” para ser refinada
en el Complejo refinador “Maisanta” (aun
en proyecto). Combinada con el robo llevado a cabo por gerentes y contratistas, esta orgía de
cursilería e ignorancia ha llevado a la ruina a la empresa petrolera venezolana.
Y ese crimen no puede quedar impune. La cárcel les espera, si hay justicia.
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