sábado, 20 de junio de 2015

CARTA DE LEOPOLDO LOPEZ GIL A SU HIJO PRESO, LEOPOLDO LOPEZ MENDOZA

   

Muy querido y admirado hijo,
El celebrar el Día del Padre me ha hecho pensar mucho en ti,  también recordado a mi padre, tu abuelo,  a quien mucho quise y admiré. Cuando escribía  esta carta sentí que estaba hablando con él, que él te hablaba, que se dirigía a ti. No me extrañó  oír su voz hablándome de la lucha de su familia por una mejor Venezuela.
Le oí relatar los horrores de las cárceles gomeras, las penurias de la abuela, de sus hermanos, los escapes de los esbirros y la soledad del exilio. Lloré al recordar cuanta lucha significó y cuan fútil  parecen hoy a quienes  no tienen en su alma un seo idealista.
Hoy la patria pareciera haber retrocedido al abrazar con fuerza  la barbarie venezolana que tan bien describió Rómulo Gallegos. Solo que peor pues aquella era autentica y la de ahora es extraña por ser importada.
La codicia, el apetito voraz por el poder y el dinero han hecho de nuestro pobre país un charco tan oscuro que el petróleo luce cristalino por comparación.
Esta tierra siempre ha tenido la suerte de generar hombres de valor y principios, hombres que desde nuestras gestas emancipadoras acometieron sus tareas con  compromiso y desinterés como lo exige el verdadero amor a la patria.
Tu eres uno de esos hombres, siempre presto a la construcción de sueños, atreviéndote a convertir las ideas en realidades.
Haces eso con tal dedicación que muchos siguen tu ejemplo y tu llamado.
Enfrentas las adversidades con tal valentía que muchas veces te toman por Quijote. No, no eres ningún Quijote, eres un Alonso Quijano.
Por ser tú un hombre con los pies en la tierra te pido hoy como tu padre un regalo, te pido que depongas esa muy ejemplar demostración de entrega como es la huelga de hambre y regreses a la normalidad biológica en la injusta y absurda condición de prisionero del régimen tiránico.
Tu eres padre como yo, Venezuela pudiera verte como tal también, tu obligación tal como nos enseñaron nuestros preceptos religiosos te obligan a quererte y cuidarte a ti mismo como lo harías con tu hermano prójimo.
Tu sacrificio dio suficientes frutos, otro centenar de jóvenes se manifestaron en similar sacrificio. El mundo volteó la mirada a Venezuela y se conmovió con nuestra realidad. Basta ya de ese sacrificio, pues hoy ya peligra tu salud y sería irresponsable no voltear la mirada a tu propia condición.
Le dijo Sancho a don Alonso, cuando este le despedía:
- "No se muera, tome mi consejo y viva muchos años, porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir sin mas ni mas..."
A esto vamos a agregarle, a diferencia del Quijote, que tu no  enfrentas  molinos imaginarios. El enemigo es real, es duro y hay que enfrentarlo con decisión y coraje.
Aspiro tomes mi consejo como un pedimento de padre y abuelo, es una rotunda y humilde suplica por tu salud. Sabes que quisiera tenerte a mi lado, pero que por razones que todos conocemos no estaremos juntos. Sabes cuanto te quiero y cuanto te admiro y sabes que siempre respaldare tu decisión a seguir el sendero por ti escogido.
Te recuerdo tu compromiso con tu familia y el país, tienes que tener fuerza y fe
Te Bendice
Tu padre


Mu     




4 comentarios:

Anónimo dijo...

Que dolor! Hasta cuando este sufrimiento???
Como estamos permitiendo tanto atropello! Que verguenza!!!
Esta carta podria ser para cualquier hijo nuestro.
Da ganas de llorar.

Anónimo dijo...

Leopoldo debió asilarse en la embajada americana o en la alemana. Ese pueblo venezolano no lo merece.

Anónimo dijo...



Es triste despertar a una realidad y darse cuenta que ha perdido o es inutil su esfuerzo!




Anónimo dijo...

Conchale, me puso a llorar esa carta. Que gente tan Buena hay en Venezuela. Estoy seguro que son mas los Buenos que los malos.

Entonces, con gente asi, vale la pena luchar, vale la pena no desmayar. Hay que sacar a estos depredadores del pais ya.

Y si maduro va a ser el primero que salga a la calle si pierde (claro que va a perder), entonces solo espero ser el chofer de algun camion que cargue harina pan para llevarmelo por delante.

Fala poco.