*** ASI SE HABLA, ANTONIO
Alianza por la Libertad de Expresión. Reunión
del 23.06.2015, sala E de la UCV
Intervención de Antonio Pasquali
Dirijo estas palabras al Capitán Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea
Legislativa y Vice-Presidente del partido de Gobierno,
Capitán, estamos aquí
reunidos en la casa del civilista José María Vargas, la Universidad Central de
Venezuela, para levantar las únicas armas de las que disponemos, el verbo y los
valores que nos son propios, en defensa de ese basamento de la Democracia que
usted pisotea con saña y que llaman “libertad de comunicar” o “libertad
de expresión”. Para otorgar perenne vigencia a ese valor que usted
considera periclitado y burgués, aprobó la comunidad internacional, en su
Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1.948, un Art. 19 que
garantiza a “todo individuo” (o sea a
los disidentes inclusive), el “derecho a
la libertad de opinión y de expresión” y el de “buscar, recibir y difundir….informaciones e ideas por cualquier medio
de expresión”. El Art. 57 de nuestra Constitución de 1.999 nacionaliza ese
mismo principio precisando “…y por
cualquier medio de comunicación y difusión”, mientras que el 58 establece solemnemente
que “la comunicación es libre y plural”
(porque si esa libertad es acaparada por quienes de paso silencian voces plurales, se convierte en orwelliana variante
de la esclavitud), garantizando además a todos ”el derecho de réplica y rectificación (no la denuncia por
difamación con prohibición de salir del país, capitán) cuando se vean afectados por informaciones inexactas o agraviantes”.
El “derecho a la Información” y de “acceso universal” a la misma que
garantiza el Art. 108, otro derecho aún no codificado y altamente impedido por
su régimen, figura por su parte entre los “derechos
humanos intangibles” que enumera el Art. 337 y que el Estado no puede
restringir ni “en estados de excepción”.
En lo que concierne el espionaje comunicacional y el dar a conocer mensajería
privada, capitán, disponemos de una panoplia de sanciones: una Ley de Proteccion a la Privacidad de las
Comunicaciones de 1991, vigente, en cuyo Art. 2 se castiga con prisión
hasta de cinco años a quien difunda comunicaciones privadas, y si esa Ley le
parece cosa de escuálidos le citaré otra de su régimen, la Especial contra Delitos Informáticos, de 2001, cuyo Art. 22 condena
de dos a seis años de prisión y multa hasta por 600 unidades tributarias a
quien “…reproduzca …o difunda
comunicación ajena” ; esto, sin olvidar la gran cobertura general, el Art.
48 de la Carta Magna que “garantiza el
secreto e inviolabilidad de las comunicaciones privadas”. He sido prolijo
en este aspecto para mostrar que si
tuviéramos en el país jueces independientes, usted capitán - incurso como está
en ese delito – estaría hoy preso en una celda de Ramo Verde. Recordemos
finalmente que según el Art. 108 “el
Estado garantizará servicios públicos de radio y televisión…”. Estos son
pues los seis preceptos constitucionales que su régimen infringe
sistemáticamente y por cuya real vigencia
luchamos nosotros: libertad de contenidos plurales en la comunicación,
libertad de canal, libertad de públicos, intangibilidad
del derecho y acceso a la información,
inviolabilidad de la comunicación privada, exigencia de servicios públicos
no-gubernamentales. Nosotros defendemos esos preceptos, ustedes los violan.
Por su verbo y
emprendimientos, capitán, usted figura - junto con el difunto Presidente Chávez
- entre los más elevados representantes
del poder que en estos años han
militarizado las nociones de
comunicación y de política, rebajándolas a estrategias de una
coexistencia belicosa y maniquea en que los no consencientes son enemigos a
eliminar. Medularmente, el militarismo
no es más que oportunista voracidad de poder con bayonetas - conforme al
criterio enarbolado por los Monagas, que
quienes habían liberado el país se habían ganado el derecho a gobernarlo de por
vida – lo que hace que el propio “izquierdismo” del régimen actual sea también altamente sospechoso de
oportunismo e hipocresía. Un régimen que reconoció inmediatamente la valencia
política de las comunicaciones, pero no para liberarlas sino para
hegemonizarlas. Su principal instrumento hegemónico fue y es Conatel, cuya
dirección confió Chávez a usted a las pocas horas de ser nombrado Presidente en
febrero 1.999, y que desde entonces
usted siempre ha controlado directa o indirectamente pues el régimen lo
iba adscribiendo a la cartera que usted
ocupaba. Pero el oportunismo es también el talón de Aquiles de todo
militarismo. Usted por ejemplo se estrenó de contralor de las comunicaciones
como un neoliberal de derecha, durante la
aprobación de la Ley de Telecom por el llamado “Congresillo” de 15
miembros en mayo 2000. Ese Proyecto de Ley era totalmente patronal y
transnacional, contrario a los intereses del país, pero el capitán José Vielma
Mora había declarado que “si nosotros no
aprobamos esa ley, seremos culpables de estallido social” y Chávez lo envió usted a manipular el
Congresillo para obtener su aprobación y
no enajenarse electoralmente el sector de las comunicaciones. Quien le habla y
otros Colegas, algunos presentes hoy en
esta sala, acudimos en esa oportunidad al Congresillo para impedir su aprobación, y nos encontramos ante un grosero teniente
defensor de los intereses de las transnacionales, usted, que nos mandó a freir
monos e hizo aprobar la Ley neoliberal.
Señor capitán, y concluyo: a usted, hoy poderoso
enemigo de la libertad de expresión, de los periodistas y dueños de medios no
colaboracionistas, le ha tocado la mala suerte de tener que dar sus
mazazos en un país que conoció la
democracia y donde la reflexión y la
acción en favor de una comunicación democrática de profesionales, investigadores
y ONG, ha llegado tal vez más lejos y
más profundo que en otras partes del continente, y se lo digo con orgullo. Los
aquí reunidos somos las piedras en sus zapatos, perdón, en sus botas. Esa
reflexión nacional, que durante decenios denunció los estragos culturales de la
comunicación-mercancía, puso pronto en evidencia que el chavismo empeoraría las cosas por
remplazar la persuasión mercantil con una más nefasta y masiva inoculación de
ideologías ajenas al espíritu nacional. Pero no imaginaron ustedes que a su
modelo de dictadura militarista le saldrían una RCTV, un Nacional, un TalCual, un Carabobeño o un Impulso
indoblegables, dispuestos incluso a perecer con tal de no inclinarse al
despotismo, ni tampoco que la investigación universitaria autónoma y privada se
mantuviera tan tenazmente activa en la denuncia del chavismo como desastre
comunicacional. Hoy, los demócratas que ejercemos la profesión, que
investigamos y enseñamos comunicaciones nos hemos reunido para confirmarle a
usted y a su régimen que seguiremos
manteniendo en vida con todas nuestras fuerzas el ideal de una comunicación
democrática, libre, plural y de calidad, nueva y no restauradora, que convierta
en mal recuerdo sus esclavizantes y horripilantes cadenas presidenciales, su
chatarra radiotelevisiva, sus cubanizados laboratorios del espionaje y el
control electrónicos, su monopolio del papel periódico, su insoportable
propaganda ideológica, su “Ley Resorte”
que le confeccionara William Lara y su Conatel-policía. Las piedras en las
botas serán tantas que un día le impedirán moverse. La Democracia volverá y mejorada
capitán, delo usted por seguro; se lo garantizamos desde esta casa, hoy tan
vejada por ustedes, que siempre ha vencido las sombras.
Muchas gracias
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