“Los lugares más oscuros del infierno están reservados para aquellos que mantienen su neutralidad en épocas de crisis moral”.
Este pensamiento es de Dante Alighieri en La Divina Comedia. No son pues los violadores de mujeres y niños ni los criminales más cruentos ni los ladrones ni los déspotas gobernantes ni los infieles ni los ateos ni los que cometen cualquiera de los pecados capitales ni los que violan los 10 Mandamientos de la Ley de Dios. ¡No! A ninguno de estos criminales se les somete al castigo mayor. Los que reciben el peor de todos son los indiferentes. Los que presencian el desplome moral de una sociedad y no hacen nada. Peor aún, los que se aprovechan de la inmoralidad reinante para beneficio propio.
Esta obra, escrita cuando la Iglesia Católica y el Papa tenían una influencia decisiva sobre la mayoría de los gobiernos y sociedades del estrecho mundo conocido, describe los castigos a los cuales se somete a los pecadores en los diferentes círculos del infierno. Así como las maneras de acceder al cielo.
No hay que ser un creyente para entender la metáfora que es el largo poema de Dante. La existencia del infierno, del purgatorio y de un cielo paradisíaco pueden considerarse hoy como un marco de referencia donde Dante introduce a pecadores y a hombres y mujeres de bien, de acuerdo a como haya ha sido su conducta en la Tierra. Para Dante el último círculo del infierno está reservado a los traidores, que algunos lo son, precisamente, por permitir que ante su indiferencia se corrompan las sociedades. En la simbología de Dante el indiferente es un traidor y ese es el pecado castigado con mayor inclemencia.
Lo que ha permitido que la Divina Comedia, creada en 1309, haya sobrevivido a los rigores del tiempo, aparte de su valor literario, es que independientemente de cuál haya sido la intención de Dante al escribirlo (según algunos críticos es una obra de carácter religioso para advertir sobre los terribles castigos que sufrirá el hombre por sus pecados) hoy puede leerse por creyentes y ateos como una enciclopedia de moral pública. Aunque muchos ya no crean literalmente en el infierno, merecen ir a ese sitio por sus malas conductas y esa es ya una admonición sobre las consecuencias de los errores humanos clasificados por niveles de castigo (una indexación de malas decisiones y sus consecuencias).
Tengan pues muy en cuenta a Dante aquellos que ven con indiferencia el saqueo que le hacen al país los funcionarios del régimen actual. Eso en lo material. En lo moral han violado todos los principios y valores que deben regir una sociedad sana. Se roba. Se le niega a los ciudadanos sus necesidades básicas: comida, vivienda, salud, educación y el derecho a la vida. El mandatario mayor insulta, acusa temerariamente a instituciones y ciudadanos inocentes de los desmanes y consecuencias negativas de su gestión, parte de su exclusiva responsabilidad y otra heredada de los desmanes de Chávez.
No hay duda de que la oposición ya es mayoría, pero solo si acude masivamente a votar en diciembre 2013.
Quedarse en casa es condenarse al infierno por indiferente y por traidor a todos los valores que deben defenderse. No importa si el infierno de Dante existe o no. Las negativas consecuencias de la traición las pagarán los indiferentes aquí en Venezuela y ojalá que “allá” también.
2 comentarios:
¡Vaya! ¿Le parece? Si cataloga "Antología" en su segunda acepción, no puedo más que sentir "Decepción".
Un poco enredado,
Gustavo
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