Sr. Chávez Frías:
No he tenido que pensarlo mucho para
dirigirle esta carta.Bastante de lo que voy a decirle lo he dicho en repetidas
ocasiones anteriores pero creo necesario hacerlo ahora de una manera más
formal. Quiero que mi opinion sobre usted quede registrada, en un solo documento, para dejar en claro mi posición ciudadana
sobre su actuación.
Cuando se escriba la historia de
la Venezuela de principios del Siglo XXI, cuando su presencia
haya desaparecido del poder, los venezolanos del futuro podrán
comprender la verdadera magnitud del desastre que usted causó en Venezuela. El
desastre no ha sido unidimensional sino : financiero, social, administrativo,
institucional y, sobre todo, espiritual.
Comenzaré por esto último. Más
allá de su ideología política la tarea
primordial de un jefe de estado es lograr unificar a la población en torno a
políticas para el progreso. Para ello deberá utilizar la persuasión, el
verdadero liderazgo que inspire ( a lo Mandela) y el respeto y tolerancia hacia
quienes difieran de sus ideas y programas. Ese respeto es parte de la esencia
de la democracia. Usted ha hecho exactamente lo contrario. Tiene 15 años
inyectándole odio a la sociedad venezolana, hablando en contra de la clase
media, acusándonos de haber obtenido nuestra educación y posición social a costa
de los pobres y llamándonos apátridas. Esta actitud suya ha sido criminal y ha causado una escisión tan
importante en nuestra sociedad que tardaremos muchos años, después de su
partida, en sanar la herida. Ha sido usted la antítesis del líder que el país
requería.
En el campo institucional usted
ha aniquilado toda autonomía, toda indepencia de poderes, uno de los
componentes esenciales de la democracia. Nadie negará hoy (sus seguidores lo
celebran con el mayor cinismo) que el poder judicial, el llamado poder moral,
el Consejo Nacional Electoral, la fuerza armada y la asamblea nacional se
encuentran dirigidos por eunucos politicos, gente vendida al dinero y poder que
usted les ha dado en violación ampliamente documentada de las leyes de nuestro
país. Todos los días vemos ejemplos de la inmensa prostitución institucional
que usted ha llevado a cabo, utilizando para ello los recursos de la nación. En este sentido su acción ha sido
abiertamente criminal y espero que usted pueda pagar por sus crímenes ante de
desaparecer fisicamente.
En lo administrativo su
responsabilidad era la de ser custodio de los recursos de la nación, cuidarlos
con diligencia. Usted ha faltado a esa responsabilidad, no en algunos casos
aislados, sino de manera sistemática. Ha
convertido a Petróleos de Venezuela en una empresa dedicada a tareas que no le
competen, sometiéndola a una sub-inversión crónica que la ha hecho reducir su
producción y ha condenado sus instalaciones al deterioro, mientras su nómina se
ha cuadruplicado. Usted ha convertido a PDVSA en su vehículo preferido de
endeudamiento, hasta el punto que hoy la empresa carga con una deuda que es
aproximadamente cuarenta veces mayor que la que tenía cuando usted llegó al
poder. La estrategia seguida en la Faja del Orinoco ha fracasado ruidosamente,
al poner en manos de empresas de escasa capacidad tecnológica el desarrollo
petrolero de esa región. Ni un solo barril nuevo mejorado ha sido producido en
la Faja del Orinoco durante sus 14 años en el poder. Las empresas de Guayana
están quebradas. Los ministerios se han multiplicado
por razones políticas, sin llevar a cabo tareas realmente contructivas.
Ejemplos de su extrema mediocridad son el de Prisiones, a cargo de una señora
amiga de los pranes y el de Viviendas para Caracas, en manos de un ministro
corrupto quien usa su autoridad y nuestro inero para contratar con sus socios.
El campo social ha sido la
bandera fundamental de su régimen y es en este campo donde afinca usted su popularidad.
La estrategia que ha seguido se basa en los subsidios directos: atención médica
gratuita en los barrios, becas, bonos a grupos sociales minusválidos, comida
gratis o a precios reducidos, asignaciones de casas a sus seguidores por
twitter y otras manifestaciones similares de prodigalidad. Esta estrategia no
sería criticable si fuera transparente y estuviera acompañada, en paralelo, de una política seria
de empoderamiento de los venezolanos. Pero en ausencia de programas
estucturales de educación, de salud, de infraestructura física, de desarrollo
económico sólido, esta estrategia es contraproducente, pués hace a la población
más y más dependiente de sus dádivas, las cuales exigen como prestación una
total lealtad política a su proyecto. Usted regala peces y demanda
agradecimiento pero no ha enseñado a nuestro pueblo a pescar. Cuando usted se
vaya dejará atrás una inmensa legion de mendicantes.
En lo financiero no hay dudas de
que usted ha dilapidado un inmenso ingreso nacional durante sus casi 15 años en
el poder. Ha recibido un poco más de un millón de millones de dólares, dinero
que no se ve representado en infraestructura nacional o en mejoras permanentes
para nuestro pueblo. Donde está ese inmenso caudal recibido? Hay que ir a
buscarlo a Cuba, Nicaragua, Bolivia y, a los bolsillos de la boliburguesía
creada por usted, esa orgía de derroche que lleva a Calixto Ortega a Las Vegas
y le proporciona a usted relojes de $50.000, un avión de $65 millones y le permite llegar a los mejores hoteles del mundo con una comitiva de cocineros, médicos y guardaespaldas. Se han gastado miles de millones
de dólares en comida podrida, compras de chatarra bélica, regalos a sus
seguidores dentro y fuera del país, financiamiento a candidatos presidenciales
de algunos países de la región, hasta en regalo de combustibles a ciudadanos
pobres de los Estados Unidos, en un intento de ganar adeptos en el imperio. Hoy
hay más dinero en los bolsillos de los venezolanos, es cierto, pero persisten
las carencias estructurales de educación, salud, seguridad y calidad de vida, a
pesar de la inmensa suma recibida, la cual es equivalente a los ingresos nacionales
totales durante las décadas precedentes.
Hoy aspira usted a un nuevo
periodo presidencial puesto que alega cinicamente “estar ya aprendiendo a gobernar” y dice “requerir más tiempo para
consolidar la revolución”. Está usted financiando su campaña con los recursos del estado y hasta se permite endeudar aceleradamente a la nación para
lograr dinero fresco con ese propósito.
Si usted fuera una persona
honesta y realmente preocupada por el bienestar de su país no trataría de
perpetuarse en el poder, no solo por los desastres que ya ha causado sino
porque ahora se encuentra usted en una todavía más deplorable condición física y mental. En su
astucia usted ha comprendido que quienes lo siguen harán de su re-elección un
objetivo visceral, uno que los llevará a “seguir mandando”. Para ellos la suerte
del país nacional ya nada tiene que ver,
pués lo importante es “ganarle de nuevo a los escuálidos”. A ese objetivo
primitivo, digno del plioceno politico, se reduce su deseo de sobrevivencia.
Está claro que atrás quedaron, si es que alguna vez existieron, sus pretensiones de estadista y de conductor
de su nación. Nada que ver con Mandela,
Clavel, Cardoso, Lula o Betancourt. Lo suyo ha sido Mugabe, Gadaffi, Hussein,
Ahmadinejad, Castro, Tiro Fijo y Lukashenko, es decir, la hez política del
planeta.
Lo que he dicho en esta carta no
está dominado por la subjetividad. Es documentable y está, en gran parte, ya
documentado. Su expediente o prontuario es gigantesco y surgirá, más temprano
que tarde, a la luz pública.
Yo haré todo lo posible, a nivel ciudadano, porque usted reciba el castigo que se merece.
Gustavo Coronel