Estos comentarios que hago a la
posición de Eduardo Fernández y de su hijo son también extensivos a quienes se
han adherido a la candidatura de Henri Falcón. Tienen como propósito tratar de deslindar
posiciones ante la tragedia venezolana.
Eduardo Fernández ha sido una
persona de mi aprecio por muchos años. Recuerdo que, cada vez que nos
encontrábamos el siglo pasado, me decía: Coronel,
cuando yo sea presidente, lo voy a ascender a General. Lamentablemente, él
no llegó a la presidencia y, afortunadamente, yo nunca llegué a ser general,
título hoy caído en el más triste desprestigio a pesar de los muchos honorables
que hemos tenido.
En particular, la digna actitud de
Fernández durante la fracasada y cruenta asonada militar de Hugo Chávez, en
1992, le ganó el reconocimiento de muchos venezolanos quienes condenamos
aquella trágica aventura. Por ello es que le dirijo esta carta. Si fuera un
Darío Vivas o un Pedro Carreño cualquiera no perdería tiempo en hacerlo.
Eduardo Fernández se ha manifestado
a favor de ir a votar en las elecciones de Mayo de este año, unas elecciones
convocadas por una Asamblea Nacional Constituyente rechazada por millones de
venezolanos y por la mayoría de los países democráticos de la región y de la
Unión Europea. Los venezolanos estamos conscientes de que el sistema electoral
venezolano está permeado de corrupción y no puede llevar a cabo elecciones
transparentes y de resultados confiables. En las últimas elecciones el
narco-presidente, Nicolás Maduro, ganó con votos fraudulentos, según
declaraciones de la misma empresa, Smartmatic, que había manejado los aspectos
técnicos de la votación. La convocatoria a elecciones para Abril, primero,
luego para Mayo de este año ha sido totalmente arbitraria y acompañada de una
ilegal inhabilitación de personas y partidos políticos. Cualquier venezolano
que sea fiel a sus principios democráticos debería rechazar acudir a elecciones
bajo las absurdas condiciones impuestas por el narco-régimen. Pero no es este el caso de Eduardo Fernández y
de un grupo que está actualmente en proceso de goteo a favor de la votación y
de la candidatura de Henri Falcón. Todos los días aparece uno que otro
venezolano de actuación política destacada en el pasado llamando a votar por Henri Falcón el próximo Mayo: Claudio
Fermín, Francisco Rodríguez, Enrique Ochoa Antich, Nicmer Evans, Mario
Villegas, etc.
Rechazo vigorosamente esta posición
de Eduardo Fernández y del grupo que lo acompaña y lo hago en dos sentidos.
PRIMER SENTIDO
En el primero de ellos asumo que todos quienes
proponen ir a votar en Mayo 2018 por Henri Falcón son venezolanos intachables,
llenos de amor por el país, sin que prive en ellos interés personal alguno.
Haciendo un muy elástico ejercicio de imaginación, extendería esta premisa a
Eduardo Semtei. En este sentido debo decirle al grupo que, si verdaderamente
desean salir del régimen nocivo que ha destruido a Venezuela, están cometiendo
un grave error de estrategia, al acudir a estas elecciones rechazadas por
tantos millones de venezolanos, manejando la tesis de una transición negociada,
una transición que no representaría un claro deslinde con el narco-régimen
actual sino una especie de mezcla que conservaría muchas de las características
del pasado que el país desea eliminar. Para todo efecto práctico han activado ustedes
un tercer grupo que se diferencia políticamente del régimen, por un lado, y mucho
más de la oposición verdaderamente democrática por el otro. Integran ustedes
una especie de “tercera vía” venezolana, un “arroz con mango”, caracterizado
por el exagerado pragmatismo. Ya han aparecido ustedes acompañando al régimen en diligencias en el
exterior, como lo acaba de hacer el candidato de “oposición”, Henri Falcón,
acompañado del embajador de Maduro, Samuel Moncada, y de Pedro Pablo Fernández, a fin de darle un
barniz de respetabilidad a las elecciones de Mayo.
Un ominoso indicio del camino
que pretenderían ustedes transitar es el anuncio de una tarjeta para – de ganar - entregar dinero efectivo a cada venezolano, un
subsidio directo de dinero que
representaría desembolsos de unos U.S. $500 millones al mes para un país
en quiebra, dedicados a una dádiva populista e irresponsable.
No será posible salir del chavismo, Dr.
Fernández, incorporando sus políticas y
a algunos de sus miembros a una transición que representaría poco más que barrer
la basura debajo de la alfombra. Votar en Mayo no es la única forma de salir
del chavismo, ya que existe la alternativa de la protesta ciudadana masiva, a la cual
usted nunca ha dado indicios de sumarse.
Además, hay un asunto de fondo aún más
grave en esta decisión. Se refiere a la lealtad que debemos a los venezolanos.
Al ustedes decidir validar al narco-régimen, al ir a votar bajo sus reglas,
acompañándolos en sus diligencias propagandísticas, ustedes han cometido un
grave acto de deslealtad con los venezolanos principistas, quienes piensan que
solo un corte radical y diáfano con el narco-régimen puede ser aceptable para
la Venezuela destruida por ese bandidaje. Un mal vino no se convierte en un
buen vino mezclándolo con caldos mejores. Al contrario, el mal vino contamina a
los mejores vinos que se usen en la mezcla. Al ir a votar en Mayo y al
adherirse a una candidatura que ha violado los deseos de la inmensa mayoría de
los venezolanos, ustedes cometen, en mi opinión, un acto de deslealtad con los
venezolanos y consigo mismos. La correcta conducta cívica impone un corte
tajante con las dictaduras, con la corrupción, con el bandidaje político, no importa
cuán difícil sea la situación o cuanta sea la desesperanza. Precisamente es el
líder el llamado a inspirar al pueblo entero a la rebeldía, al ejercicio de la
dignidad. En estos momentos usted, Dr. Fernández, es visto en
acercamientos y acomodos con un régimen execrable. El país anda sin rumbo y el
verdadero liderazgo debe ser el llamado a llevarlo por el rumbo correcto, no
por atajos que lleven a caminos complacientes y populistas ya transitados.
SEGUNDO SENTIDO
Supongamos, en este segundo sentido,
que no todos quienes manifiestan su intención de votar y de votar por Henri
Falcón son químicamente puros, sino que esta votación responde, en algunos, a
un interés personal. Quienes tengan tal agenda personal estarán tentados a coexistir pacíficamente con los miembros del
narco-régimen a fin de lograr sus objetivos. Al decir esto no lo estoy acusando
a usted, Dr. Fernández, de ser uno de ellos, sino simplemente estoy presumiendo
que no todos quienes lo rodean tienen las mismas nobles motivaciones que le
animan a usted. Si ese fuere el caso y, creo, que hay posibilidades de que ello
sea así, usted estaría siendo utilizado. Veo que alrededor de la decisión de ir
a votar y de votar por Falcón se agrupa un nuevo “chiripero”, término al cual
usted fue adverso en su momento. Algunos de los integrantes de ese “chiripero”
fueron o son aún chavistas, colaboraron con el narco-régimen y se separaron por
razones menores, esencialmente estratégicas.
Este es el caso, en mi opinión, de Henri
Falcón y de algunos de sus cercanos colaboradores, quienes siguen mostrando en
su retórica el lenguaje del chavismo destructor.
Algunos de quienes comienzan a aglutinarse
en torno a esa candidatura son chavistas anti-maduristas, a lo Nícmer Evans o aquellos
Ni-Nis que nunca pudieron figurar prominentemente en democracia o en dictadura
y que ahora ven una esperanza de poder o de notoriedad atándose al carromato de
Falcón. Gente como usted pudiera ser utilizada como instrumento para vestir de
prestigio a una maniobra de poca monta, llena de promesas demagógicas, no muy
diferente a la que utilizó Hugo Chávez para montarse en el poder. Yo he
esbozado un escenario para Mayo de este año al cual le he dado el nombre de
CABALLO DE TROYA, según el cual a Henri Falcón le sería traspasada la
presidencia por Maduro, en una maniobra típica del ingenio castrista, a cambio
de un tratamiento “bondadoso” para quienes salgan del gobierno. Se trataría de
una especie de borrón y cuenta nueva, mediante el cual habría amnistías y
olvido de los peores crímenes que se hayan jamás cometido en contra de esta
infortunada nación. A ese escenario le doy un 25% de probabilidades, no creo
que sea el más probable, pero su sola existencia debe aterrorizar a todos los venezolanos. La fundamentación para
este escenario es que el régimen de Maduro es ya inviable, que va camino a una
implosión inevitable y que será reo de crímenes
de lesa humanidad. Ese régimen busca una salida impune y ella estaría
facilitada por una presidencia de Falcón, maniobra que sería fácil de arreglar
por Tibisay y Padrino López, quienes tienen amplias razones para tratar de salir
con sus pellejos intactos del fatal
desenlace que se les viene encima.
¿Delirio de mi parte? Ojalá, Dr. Fernández,
pero ¿qué pasa si no estuviere equivocado? ¿Cómo quedaría usted ante la historia,
al haberse prestado a semejante maniobra?
SU ARTÍCULO EN NOTICIERO DIGITAL DEL
23 DE MARZO
1.
Yo quiero salir del
gobierno de Maduro, a más tardar este año, que por cierto es año de elecciones
presidenciales por mandato de la constitución.
A esto le respondo:
Elecciones constitucionales, por supuesto. Elecciones libres y transparentes.
Sin duda. Pero no esa podredumbre que le
están ofreciendo al país, Dr. Fernández y que usted está aceptando. Esas
elecciones no deberían ser aceptables para una persona con sus antecedentes
ciudadanos.
2.
Yo quisiera salir del
gobierno de la manera menos traumática posible. Por eso no me gusta la idea de
una invasión extranjera o un golpe militar. Quiero
salir del gobierno de Maduro con votos y no con balas.
Le comento: Un hombre de su talento debería poder distinguir
entre golpe militar y el cumplimiento del deber militar. Golpe militar es precisamente
lo que Padrino López ha venido llevando a cabo, al apoyar a la pandilla
chavista y al participar con su gente armada en el saqueo del país. Un
pronunciamiento de la Fuerza Armada en apoyo de la Constitución no puede ser
definido como golpe militar sino como un acto eminentemente constitucional. Mencionar
la intervención extranjera como el “coco” que ciertamente fue en años pasados
no es digno de usted. En este caso actual, una intervención militar
multilateral, dadas las trágicas condiciones por las cuales atraviesa el país, sería
un acto de liberación. Sería, tristemente, generada por la inacción de líderes
venezolanos quienes no estuvieron a la altura de las circunstancias y dejaron
que la situación llegara hasta el extremo de convertir la intervención en
necesaria.
3. Dice usted: Podría ser que las condiciones
satisfactorias [para votar] probablemente no las tengamos nunca. Lo que quiere
decir que tendremos que resignarnos a seguir con el mismo gobierno o propiciar
el golpe militar o la invasión extranjera.
Le digo: ni tener que aceptar el mismo gobierno ni golpe militar ni intervención militar serían las únicas
alternativas en Venezuela si los líderes del país como usted se ponen en pie
para insurgir en contra de esta dictadura. Cuando Leopoldo López, cuando María
Corina, cuando Ledezma, cuando los estudiantes salieron al frente, casi toda la
gente que hoy aboga por ir a votar permaneció en silencio.
4.
Dice usted: “De todos los numerosos
precandidatos de la oposición el único que se atrevió a postularse fue Henri
Falcón. Por eso declaré recientemente que si todos nos unimos y votamos por
Falcón le daremos una derrota contundente al gobierno y, en el peor de los
casos, lo obligaríamos a producir un fraude escandaloso que lo hundiría todavía
más en la opinión nacional y en la opinión internacional.
Le respondo: ¿no hubiera sido más honorable, en lugar de aferrarse a
esa candidatura, solo porque fue “la única que salió a la palestra”, que usted se hubiera puesto al frente de un
amplio movimiento de protesta nacional en contra de la dictadura, como el que
sectores de la vida nacional pretenden hoy estructurar, el Frente de la
Sociedad Civil? ¿Por qué no se unió usted a ellos? Ya el mundo exterior ha rechazado
esa elección de Mayo. La opinión que el mundo externo tiene de ustedes, quienes
van a votar, no es favorable, la
historia se los reclamará.
5.
Agrega usted:
Me
resisto a creer que con esa correlación de fuerzas en las encuestas, nos
resignemos a esperar por unas condiciones que probablemente nunca se darán.
Le comento: Precisamente porque las
condiciones para el voto transparente podrían no darse nunca es que se requiere
pelear abiertamente en contra del narco-régimen. La componenda, el acomodo, la negociación,
la transacción, todas estas vías son maneras “elegantes” de llevar a cabo
entregas. En una mezcla de lo malo y lo bueno no hay redención.
Un saludo,
Gustavo Coronel