Estuve casado con Marianela durante 62 años, hasta su inesperada
muerte,hace casi un año. Durante esos
62 años de vida a su lado fui muy feliz. ¿Cuál fue la razón? ¿Podría haber sido
feliz casado con otra persona? ¿Qué me hizo tan feliz con ella? ¿Fue el amor?
Algunas de estas
interrogantes son de difícil o imposible respuesta. Por ejemplo, la relacionada
con lo que me hubiera sucedido si me hubiese casado con otra mujer. Cuando yo me casé con Marianela ambos teníamos
alternativas. Nuestras historias hubieran podido ser muy diferentes. Ella tenía
otro pretendiente quien llegó a ser general del ejército, cuando yo nunca he
pasado de ser Coronel. Al menos en una ocasión nuestra relación de noviazgo
pareció haberse terminado. Ella se fue a estudiar a USA. Y allá estuvo hasta el
día en el cual la llamé y le pedí que regresara a casarse conmigo. Yo había
llegado a la conclusión de que ella era la persona a quien yo quería a mi lado.
Cuando me casé con Marianela nunca tuve dudas de que ello
sería para toda la vida. Mis razones fueron de diversa naturaleza, unas de
mayor fuerza que otras pero la combinación de esas razones fue muy poderosa y
me dio la certeza que mi matrimonio con Marianela duraría para siempre. Una
razón era que nuestros padres habían hecho de sus respectivos matrimonios una relación
de toda la vida. Ambos parejas duraron casadas hasta que la muerte los separó.
La estabilidad de ambos hogares representaba ante nuestros ojos un ejemplo
digno deimitar. Otra razón era la
atracción física que sentía por Marianela, quien siempre me pareció un bello ejemplo
de mujer venezolana, mezcla de dulzura y sensualidad. Otra excelente razón fue
que me encantaba conversar con ella y compartir ideas sobre lo trivial y lo importante.
O, simplemente, estar a su lado en silencio sin sentir presión por hablar, disfrutando
de su cercanía. Siempre admiré su inteligencia emocional.
Una razón importante fue ver a su madre, quien tendría unos
50 años cuando la conocí. Era atractiva, llena de vida y alegre. Me dije que si Marianela llegase a ser
como su madre a esa edad, esa sería mi compañera ideal. Y así fue.
Entre las razones más frívolas ayudó a mi decisión que
Marianela fuese la reina del carnaval de Maracaibo en 1956 o 1957, ya no
recuerdo bien. Recién llegado de Caracas y con acceso a un “smoking” como
credencial fundamental me seleccionaron para ser miembro desu séquito. Verla tan hermosa vestida de
reina y bailar con ella contribuyeron mucho a crear una aureola romántica inicial
que contribuyó a mi decisión.
¿La amaba? ¿Me amaba? No sabría decir ya cual era la naturaleza
exacta de mis sentimientos hacia ella, pero sí puedo decir que mi decisión fue muy pensada,
nada impulsiva. Y creo que esto también fue cierto en su caso.
Nuestro matrimonio
no estuvo exento de drama. Como yo no era católico me bauticé un día antes de
casarme con ella a fin de poder hacerlo por la iglesia pero el sacerdote de
Chacao, quien nos iba a casar, me dijo que si yo no le garantizaba que sería un
buen católico no me casaría. Yo le
respondí que no se lo podía garantizar porque carecía de fe. Cuando él se negó a
casarnos Marianela le dijo que simplemente viviríamos juntos.
Mi mamá, quien era de armas tomar, llamó al arzobispo de
Caracas por teléfonoy, aunque nunca
supe lo que le había dicho,lo cierto es
que el sacerdote nos llamó de inmediato y nos dijo estar dispuesto a casarnos
al día siguiente.
El amor, como reza el título de una película hollywoodense,
es algo esplendoroso, como el vuelo de miles de guacamayas de múltiples colores
en la Gran Sabana. Combina elementos físicos y espirituales y supongo que nunca
en la misma proporción para todos los seres humanos, ni siquiera para los
miembros del matrimonio. Mi amor por Marianela y el que ella sintió por mí
fueron, sin dudas, diferentes. Pero ambos tuvieron ingredientes de atracción
física y de afinidad espiritual, además de un mutuo respeto por el jardín
secreto de cada quien. Yo he dicho antes que nuestro matrimonio fue un torneo
de cortesías.
La proporción de
ingredientes, como sucede en los matrimonios exitosos, fueron cambiando en el tiempo
de una manera sutil. Los amantes se fueron convirtiendo en compañeros, los compañeros
en hermanos hasta llegar, en los últimos años, a una relación similar a la de
madre e hijo. Experimentamos en 62 años toda esa gama de sentimientos con
diferentes matices de colores e intensidades, como lo que vi una mañana en la
Gran Sabana, cuando el ruido de nuestro helicóptero, en vuelo rasante, hizo que miles de guacamayas de los más
variados colores salieran volando de los árboles, un espectáculo que nunca
olvidaré.
El Dr. Samuel
Johnson decía
“El matrimonio tiene penas pero la soledad carece de
placeres”
Charles Darwin, decía en sus memorias: “La suave y dulce
esposa sentada en el sofá, un fuego amable, libros y música, quizás. Cásense,
cásense”.
Estos hombres no fueron poetas pero hablaban poéticamente
del matrimonio
Rilke si era poeta ydecía, en una de sus cartas a un joven poeta, “El amor consiste en dos soledades que se
protegen,se tocany se saludan la una a la otra”. Hasta Bernard
Shaw, quien desconfiaba del matrimonio, admitió que combinaba el máximo de
tentación con el máximo de oportunidad”.
A un año de la partida de mi querida Marianela puedo
decirles que resulta muy duro vivir en solitario, sin la suave esposa sentada
en el sofá, apenas consolado por los libros y la música, sin sentir la tibieza
de nuestra intimidad y sin poder abrazarla y protegerla.
A un año de su abrupta partida aún me sorprendo viendo
por la ventana, esperando verlaregresar
a casa. Torno cabizbajo a mi pequeño
castillo, resistiendo, hasta cuando pueda, el asedio inmisericorde de los
ejércitos de la soledad y la melancolía.
El viaje que es la
vida no es para hacerlo solo. De poco vale bajar en cada puerto, como nos
recomendaba Cavafis, a admirar sus bellezas si no es posible compartirlas con
la compañera de viaje, si la soledad nos arrastra a la autofagia espiritual.
En los últimos días hemos
leído o escuchado decir a tres líderes democráticos venezolanos - cada quien a
su manera - que la única alternativa que
nos queda es sentarnos a negociar con el régimen que ha cometido el mayor
crimen de la historia contra la nación.
Cabe preguntarse ahora cuándo y cómo encontrará el
sistema madurista una vía para escapar de la trampa que hasta ahora ha
intentado cerrarle las salidas. En otras palabras: por supuesto que sí puede y,
por consiguiente, debe recuperar la senda de la libertad perdida. Creo, además,
que en la medida del acelerado desgaste de las salidas de fuerza —trátese de
invasiones foráneas, golpes de Estado, secuestros o atentados— a nuestra
maltratada nación solo le queda la mejor, la más incruenta y por tanto más
asociada a la convivencia ciudadana de todas: que sendas delegaciones
encabezadas por Maduro y Guaidó se sienten a negociar —sin levantarse de la
mesa a las primeras— un acuerdo electoral libre y garantizado por la generosa
comunidad internacional.
Un logro de tanta envergadura supone
el levantamiento de todas las sanciones, la normalización de las vivenciales
relaciones diplomáticas y consulares entre Venezuela y todos los países del
mundo. No hay fórmula más plena y eficaz. La negociación depende de la
habilidad de los negociadores y de la lucidez de sus mandantes. Esto que puede
ser decisivo, tanto en función del fondo de la cuestión como en lo concerniente
a los pormenores.
¿Qué pasará con Maduro una vez que
todo se resuelva? ¿Algún aguafiestas saltará al ruedo en nombre de la justicia
a cuestionar los resultados, alegando que se trata de una intolerable
impunidad?
Martín se pronuncia
claramente por una negociación con el régimen de Maduro. Habla del desgaste de
soluciones de fuerza como “golpes de estado e invasiones foráneas” como si
ellas ya hubiesen ocurrido. Martín considera un pronunciamiento militar en
apoyo de la violada constitución como un golpe de estado y no como el deber incumplido de la traidora Fuerza Armada venezolana
a esa constitución. Para él una invasión
foránea llevada a cabo por una fuerza regional multilateral para expulsar a
Maduro y al chavismo del poder sería inaceptable. Por ello, dice que la mejor
solución es una en la cual “sendas delegaciones de Maduro y Guaidó” se sienten
a negociar. Y agrega que ello requerirá el “levantamiento de todas las
sanciones”, entre otras concesiones al régimen. La negociación, nos dice: “dependerá de la habilidad
de los negociadores”.
Muchas de las sanciones han sido impuestas a título personal
a los miembros del régimen. ¿Deben levantarse? Gracias la negociación: ¿Dejarán
de ser responsables por la muerte de venezolanos? ¿Por el narcotráfico? ¿Por la
manera como han prostituido y humillado al pueblo venezolano? ¿Deberá el
régimen volver a gozar, como dice Américo Martín, del reconocimiento de todos
los países civilizados del planeta? Esto,
en mí criterio, no sería conciliación sino rendición.
Dice Martín que el éxito
de la negociación dependerá de la “habilidad” de los negociadores. ¿Y dónde
quedan los principios?
Termina su argumento
Martín diciendo: “¿Qué pasará con Maduro una vez que todo se resuelva?
¿Algún aguafiestas saltará al ruedo en nombre de la justicia a cuestionar los
resultados, alegando que se trata de una intolerable impunidad?
Según Martín cualquiera que
impugne este tipo de conchupancia con el régimen sería un “aguafiestas” que
confunde la justicia con la venganza. Yo sería uno, aunque no consideraría que
aguo fiesta alguna al rechazar la prostitución de los principios.
Henrique Capriles, por su
parte, ver: https://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=179702
, nos dice lo siguiente: “Se necesita que
Maduro entienda que salir del poder no significa una sentencia de muerte, no
significa perder todo (subrayados nuestros). El único camino que
tenemos es el acuerdo. Creo que solamente tenemos una alternativa a tener una
solución, no hay dos o tres. …Nuestra obligación es poner las fantasías a un
lado y apostarle a un acuerdo, pero todo lo que se discuta debe ser un proceso
discreto…”.
El mensaje de Capriles es
realmente blando para Maduro. Le dice: “no tienes por qué pensar que lo vas a
perder todo”. Decir esto representa una propensión a hacerle concesiones a Maduro y su régimen, las
cuales llegarían hasta dejarle una cuota de poder. Esta no es una posición de
principios, esta es una posición que admite la coexistencia pacífica con un
régimen criminal. En cierta forma, representa una validación del crimen, el
perdón a lo que no puede ser perdonado. Para Capriles el único camino posible
es “el acuerdo”. Y el acuerdo pasa por compartir el poder, por irse “tranquilos”,
a disfrutar el producto de sus crímenes. Para finalizar, Capriles habla de la necesidad
de negociar “discretamente”.Una negociación
sin transparencia facilitaría las concesiones indebidas a los criminales.
Insisto, hay que aguar esa
fiesta del celestinaje y aferrarse a los principios.
Otro Américo, De Grazia,
es objeto de un escrito de Jesús Elorza, ver: https://digaloahidigital.com/articulo/la-gracia-de-am%C3%A9rico
en el cual el autor dice: “el regreso de Américo obedece a
oscuros intereses … pretende disfrazarlos con su intención de participar en las
elecciones…. la presencia de Bernabé Gutiérrez en el comité de recepción de
Américo sirve para confirmar que detrás del regreso hay una oscura negociación
que hizo permisible que el régimen mirara para otro lado…”.
En efecto,
después de su salida apresurada de Venezuela y de su postura frontal en contra
del régimen, De Grazia regresa dócil, dispuesto a ser candidato en las elecciones
regionales convocadas ilícitamente por Maduro.
Aunque sea difícil
admitirlo me parece que Maduro y su pandilla de criminales chavistas que tiene
21 años robando, matando, humillando y arruinando a los venezolanos se está
saliendo con la suya.
Por la actitud complaciente que vemos en los
dos Américos y en Henrique los chavistas/maduristas podrán decir:
EL CRIMEN SI PAGA. VAMOS A
SALIR TRANQUILOS, COMO SI LA RUINA DE VENEZUELA HUBIESE SIDO LLEVADA A CABO POR
MARCIANOS. ESTAMOS RECIBIENDO LA ABSOLUCIÓN DE MANOS DE LA OPOSICIÓN.
“Lo que existe hoy con el nombre de Venezuela es una grotesca caricatura del país que existió antes del chavismo. Esa Venezuela perezosa y complaciente desembocó en esta Venezuela de horror que tenemos hoy”, dice Gustavo Coronel, el único superviviente de la primera directiva de PDVSA
Va a cumplir 88 años en agosto, pero su lucidez es la de un joven de treinta. Aguerrido, valiente, no tiene “pepitas en la lengua”. Dice lo que piensa, lo que le costó en esta Venezuela chavista tener que irse del país. Pero esa circunstancia lo acercó aun más a su tierra.
Nacido en la Catia pujante de clase media, se fue muy joven a Los Teques porque sus padres estaban conspirando contra el régimen de Juan Vicente Gómez, apoyando a los García Maldonado, hermanos de su madre. Sus memorias de Los Teques merecen una novela que, aunque dice que no se le da el género, estoy segura de que se le dará si lo busca: una muerta barbuda que se parecía a Guzmán Blanco, entierros a ritmo de guarachas, arrieros con sus cargas de víveres entre la neblina, retretas los domingos, una función de cine que se suspendió porque las ratas se habían comido el telón.
Gustavo Coronel, durante aquellos años, realizó muchos depósitos al “Banco de la Felicidad”, lo que le ha permitido enfrentar y afrontar los golpes que le ha dado la vida, siendo el mayor la pérdida de su mujer por 62 años, Marianela.
Empezó a escribir desde muy joven, cuando a los 14 años publicó su primer artículo en el diario El Popular de Los Teques. Y continuó haciéndolo. Tanto, que en su blog Las armas de Coronel está llegando a las 7000 entradas.
Estudió Geología en la Universidad de Tulsa, Oklahoma, donde obtuvo una beca de la Shell. En Shell trabajó durante 21 años y más tarde fue figura clave (aunque dice que llamarlo así es generosidad de mi parte, que no lo es porque es cierto) como parte del grupo de gerentes que consolidaron la nacionalización y convirtieron a PDVSA en una de las cinco mejores empresas petroleras del mundo, algo que nos luce tan remoto a los venezolanos hoy.
Es el único miembro del directorio de aquella PDVSA que está vivo. Hoy piensa que las verdaderas empresas básicas del Estado son la salud, la educación y la infraestructura, parafraseando a Diego Bautista Urbaneja.
Por fortuna, Gustavo no está pensando en retirarse. Acaba de fundar un grupo llamado “Ulises”, de donde seguirá aportando ideas. “Contribuir, hacer, buscar, encontrar, lograr y nunca desfallecer”.
La distancia le ha dado perspectiva: puede ver a Venezuela con sus atractivos, pero también con sus carencias. La Venezuela en la que creció, la del progreso, las oportunidades, la movilidad social, ya no existe. Pero sigue trabajando para que haya gente preparada que, en un par de generaciones, eche adelante el país.
Los Teques de mi niñez, un pueblo mágico
– Te criaste entre Catia y Los Teques, en una Venezuela muy distinta a la que hoy tenemos. Catia era, en aquella época, una zona de pujante clase media, con muchos inmigrantes, La degradación de aquella sociedad pujante, hoy, es obvia. Tus reflexiones entre aquel antes y este después.
– En primer lugar, muchas gracias por esta oportunidad de conversar contigo sobre aspectos de mi vida, Carolina. Nací en Catia en agosto de 1933, en una casita roja de la avenida España, a medio camino entre la plaza Sucre (bautizada Juan C. Gómez por su hermano el dictador) y la plaza Catia, después llamada plaza Pérez Bonalde. En aquella época Catia tendría unos 12.000 habitantes y aún no había sido elevada a la categoría de parroquia. La casita era una especie de escondite porque varios de los hermanos de mi mamá, Manolo, Enrique, Margot y Víctor García Maldonado, estaban en prisión o eran buscados. A los pocos meses de nacido me llevaron a Los Teques, a la casa de mi abuelo Rafael Coronel Arvelo, dueño de la Botica “Camposano”. Allí permanecí algunos meses hasta que mi padre y mi madre pudieron vivir normalmente en una pequeña casa de la calle Páez, en la sección de Los Teques llamada El Pueblo.
En los años 30 Los Teques era un pequeño pueblo de unos 11.000 habitantes. Se dividía en dos segmentos principales, unidos por dos largas calles. En El Pueblo estaba la casa de Gobierno y la plaza Bolívar, la residencia del presidente del estado (al lado de la botica de mi abuelo) y la iglesia San Felipe Neri. En El Llano de Miquilén, topográficamente más alto, se encontraba la estación del ferrocarril, el Parque Knoop (también llamado de Los Coquitos), muchas tiendas, la plaza Guaicaipuro, la plaza Miranda. En El Pueblo se efectuaba una retreta los domingos, amenizada por la banda del estado bajo la dirección de Adelo Alemán. Los jóvenes caminaban a lo largo de la calle Guaicaipuro; los muchachos en una dirección, las muchachas en otra, de manera que tenían oportunidad de encontrarse cara a cara repetidas veces e intercambiar miradas, algunas dulces, otras libidinosas.
Los Teques de la etapa de mi niñez y adolescencia era un pueblo mágico, en el cual – como decía Aquiles Nazoa – sucedían las cosas más extrañas. Los muertos eran llevados al cementerio al ritmo de guarachas, en una carroza llamada la Muertorola. Al menos una señora tenía una hermosa barba, lo cual llevó a Nazoa a decir que parecía más bien una estatua a Guzmán Blanco. En una ocasión la película en el Teatro López (yo estaba en Gallinero, la localidad más barata) debió ser interrumpida porque las ratas se comieron el telón. En fin, un pueblo de sucesos maravillosos y gente inolvidable. En las mañanas llenas de neblina, al ir al colegio, me encontraba con los arrieros que iban con sus cargas de víveres a las aldeas vecinas. Los Teques era una especie de Davos Platz tropical, frecuentado por los pacientes de tuberculosis y uno no se hubiera extrañado de encontrarse en una esquina a Settembrini o a Hans Castorp, los protagonistas de “La Montaña Mágica”, de Tomás Mann.
Arturo Michelena, afectado por la enfermedad, vivió en Los Teques por algún tiempo y mi abuelo le suministraba los medicamentos sin costo. En retribución, Michelena lo pintó, un pequeño y bello óleo de cuerpo entero que se conserva en la familia.
En Los Teques tuve una niñez y adolescencia tan feliz que pude hacer cuantiosos depósitos en mi cuenta de ahorros en el Banco de La Felicidad, lo cual me ha permitido atenuar los golpes que he recibido en años recientes.
Allí me eduqué con los insignes salesianos, padres Isaías Ojeda y Jorge Losch (alias Puyula), quienes me dieron mucho más que simple instrucción, me transmitieron un código ético. Los amigos que caminaban conmigo en las noches frías del pueblo han permanecido en mi memoria con el más profundo afecto: Julio Barroeta Lara, Luis Ayesta, José Balbino León, los hermanos López Grillo, los hermanos Monagas, Tarcisio Fiorillo, mi más querido amigo Antonio Pasquali, llegado a Los Teques desde Robato, Italia; los hermanos Moros, los hermanos Morillo, Ali López Bosch, Elio Mujica, José Ángel Salerno, tantos otros. Casi todos ellos se convirtieron en grandes profesionales, rectores universitarios, diplomáticos, periodistas, poetas, ecólogos, ciudadanos de visión global. En base a la actitud de esos amigos tequeños he postulado la Primera Hipótesis de Coronel: la visión global de la persona está en relación inversa al tamaño del lugar donde transcurrió su niñez. Mientras más pequeña la aldea más universal su pensamiento.
Hoy esa cohesión comunitaria no existe. Lo que era un vigoroso capital social, ese fuerte sentido de pertenencia a una comunidad de amigos, casi familia, se ha perdido. Hoy, Los Teques es una caricatura de ciudad, pero los sobrevivientes de aquella Los Teques de mi adolescencia seguimos comunicados y nos une un fuerte lazo de afecto.
De Los Teques a Tulsa
– ¿Qué te llevó a la industria petrolera?
– En Los Teques, cuando estaba en tercer año de bachillerato en el Liceo San José y mientras compraba caramelitos de miel donde las hermanas Mendiri, conocí a un joven con un vozarrón llamado Francisco Moreno, Pancho, quien ya estaba en la universidad, comenzando sus estudios de Geología. Acepté su invitación a acompañarlo a excursiones geológicas en las cercanías. Nos íbamos caminando desde Los Teques hasta Las Tejerías por los cerros, observando las rocas metamórficas, algunas contentivas de níquel. Las rocas me gustaban mucho y, cuando llegó el momento de entrar a la universidad decidí irme a Tulsa, Oklahoma, a estudiar Geología.
Mi mente no estaba suficientemente orientada hacia las matemáticas para ser ingeniero, y la filosofía no ofrecía muchas oportunidades de empleo, por lo cual seleccioné un híbrido de ciencia y arte: la Geología, la cual exigía imaginación para pensar en la historia del planeta en base a la observación de las rocas y los fósiles. Elegí ir a Tulsa porque un amigo, Leonardo Moleiro, quien ya estudiaba allá, me había escrito diciéndome que habían asistido a un baile con la orquesta de Stan Kenton.
Esta decisión de irme a Tulsa fue trascendental en mi vida, aunque tomada por razones parcialmente frívolas. En esa universidad no solo me enseñaron geología sino que reforzaron mi autoestima. Cuando llegué allí me dije: aquí nadie te conoce. Nadie sabe que eres tímido, que eres socialmente torpe. Aquí puedes ser quien quieras ser. Y así fue. Me puse un liquiliqui, canté Perfidia y llegué a ser maestro de ceremonias en el show de la universidad; tomé dos clases de baile en un estudio de Arthur Murray y cambié radicalmente de persona, de ser introvertido y tímido a ser extrovertido, con excelentes resultados.
En mi segundo año en Tulsa me entrevistó un gerente de la empresa Shell y la empresa me concedió una beca. Cuando regresé a Venezuela tenía una posición asegurada en Shell y permanecí en esa maravillosa empresa por 21 años. Aunque a cada persona se le abren cada día múltiples caminos y es imposible saber qué hubiera pasado de haber tomado otro, entrar a Shell fue una magnífica decisión. En labores de mi profesión viajé y trabajé en muchos países del mundo, experimenté grandes aventuras y logré llegar al tope de la industria petrolera venezolana, al primer directorio de PDVSA.
De la PDVSA de Rafael Alfonzo Ravard a una empresa irrecuperable
– Fuiste una de las figuras clave para hacer de la PDVSA nacionalizada una de las mejores industrias petroleras del mundo. ¿Crees que a estas alturas tenga remedio o a Venezuela le toca buscar otros reductos de ingresos?
– Catalogarme de figura clave es muy generoso de tu parte, Carolina. Fui uno de los gerentes petroleros venezolanos en el momento que hicieron aportes para estructurar una empresa eficiente por bastantes años. La lista de esos nombres debería algún día figurar en una pared de granito, en algún parque de Caracas, para que no se pierda la memoria colectiva sobre quienes contribuyeron al éxito de PDVSA desde 1976 hasta 1998.
Fueron dos generaciones muy valiosas, ya hoy casi desparecidas sin dejar un suficiente testimonio escrito de sus labores. Soy el único sobreviviente petrolero del primer directorio de PDVSA, al cual llegué porque mi iniciativa (junto con Marcos Marín Marcano y Odoardo Leon Ponte) de formar un grupo de gerentes y técnicos petroleros para participar en el debate sobre nacionalización ayudó a un proceso mucho más justo y organizado que el pretendido por los grupos de extrema izquierda, los cuales deseaban una estatización a sangre y fuego. A pesar de los ataques de la izquierda en contra de los gerentes venezolanos, a quienes calificaban como vendidos a los “imperialistas”’, la verdad es que la empresa PDVSA, al mando del gran gerente público que fue Rafael Alfonzo Ravard, con nuestro concurso, se convirtió progresivamente en una de las tres o cuatro primeras empresas petroleras del mundo.
Hoy esa PDVSA no existe. Su nombre está tan enlodado por la corrupción y la ineficiencia y su organización tan colapsada que es irrecuperable. Será deseable, necesario, adoptar un nuevo modelo de manejo de nuestra industria petrolera. El modelo de empresa petrolera estatal fracasó, no solo en manos de los bárbaros del siglo XXI, sino que ya había comenzado a deteriorarse durante la época luminosa de la democracia. PDVSA se comenzó a politizar cuando se le quitó su fondo de financiamiento y cuando algunos de sus directivos se comenzaron a nombrar en base a sus afinidades partidistas. En base a la experiencia parece evidente que el país ni debe tener ni necesita tener una empresa estatal de petróleo, la cual distrae preciosos recursos que son indispensables para la verdaderas empresas básicas del estado: la salud, la educación y la infraestructura, como apuntó Diego Bautista Urbaneja hace muchos años.
Morir un poco con Venezuela
– Háblame de tu vida físicamente lejos de Venezuela. “Partir es morir un poco”, dice un verso del francés Edmund D´Haracourt. ¿Qué te hace “morir un poco”?
– Todos quienes amamos a Venezuela hemos muerto un poco, no importa si nos hemos ido o quedado en el país, al ver que la Venezuela nuestra ha ido desapareciendo. Lo que existe hoy con el nombre de Venezuela es una grotesca caricatura del país que existió antes del chavismo, manejada por ladrones, narcotraficantes y asesinos; invadida por guerrilleros colombianos, garimpeiros brasileños y asesores cubanos, bajo el terror de rapaces pandillas militares y civiles.
Tengo 18 años sin pisar suelo venezolano pero he mantenido la memoria de la Venezuela amable en la cual fui feliz y conservo la ilusión de verla resurgir de sus cenizas, trabajando en proyectos ciudadanos para su futuro libre y democrático. Mi familia inmediata está cerca de mí aunque sufrí hace un año la irreparable pérdida de Marianela, mi esposa durante 62 años.
Estoy rodeado de generosos amigos y de mis memorias y esa es mi Venezuela. Siento ocasional nostalgia de los pueblecitos andinos, del Ávila, de las puestas de sol en Juan Griego y las frondosas matas de cotoperí de Carabobo, pero de todo ello tengo recuerdos que me bastarán hasta el final.
Mi obsesión por la transparencia
– Eres uno de los articulistas más leídos y, además, uno de los más aguerridos. Háblame de esa experiencia.
– Comencé a escribir hace 74 años, a los 14 años, en el pequeño diario El Popular, de Los Teques, con un artículo pomposamente llamado: Nuestro equivocado sentido de la heroicidad. En el liceo Andrés Bello fundé un periódico llamado Espiral, junto con Antonio Pasquali. He escrito toda mi vida para El Nacional, Panorama, El Universal, El Diario de Caracas y Resumen, la gran revista de Jorge Olavarría. Escribí un artículo para el Washington Post en 1985 que casi me costó el puesto en el Banco Interamericano de Desarrollo (es una bonita historia).
En 2007 comencé el blog www.lasarmasdecoronel.blogspot.com, en el cual llevo hasta hoy 6693 entregas, en español o en inglés. Me hubiera gustado ser un novelista pero no logré desarrollar ese talento. Cultivo el ensayo y la investigación sobre los más variados temas: petróleo, corrupción, educación ciudadana, la primavera o el otoño, la mezquindad o la infinita grandeza del ser humano, sobre gente que amo y admiro. Así como hay quienes juegan golf, yo escribo. En los últimos años me han sido muy útiles los consejos de mi gran amigo Moisés Naím, uno de los pensadores venezolanos de dimensión mundial, quien me ha enseñado a buscar el ángulo original de un tema, tocar sus aspectos menos obvios, a fin de que el escrito no sea simplemente más de lo mismo.
Así como muchos tienen la obsesión de la opacidad y el misterio, yo tengo la obsesión de la transparencia y pienso que un ciudadano debe vivir en una casa de cristal y rendir cuentas de su vida a sus accionistas: familia, amigos y los miembros de la sociedad en la cual vive.
Ello me ha llevado a una actitud permanente de denuncia y confrontación con los transgresores de la ética, en ocasiones expresada con mucha rigidez según algunos de mis lectores.
Aunque les escucho y he rectificado en ocasiones, dándoles la razón, en otras ocasiones defiendo mi actitud apoyándome en lo que llamo la Segunda Hipótesis de Coronel: Quien cede en lo pequeño, probablemente termina cediendo en lo grande.
El grupo Ulises, porque nunca es tarde
– Hace poco creaste un grupo informal, llamado Ulises, para demostrar que “estar viejo no es echarse a morir”. Yo te veo con la pasión y las energías de un hombre joven y nada “echado a morir”. ¿Cuál es la idea básica detrás de este grupo?
– He tratado de vivir una vida de buen ciudadano activo. Ello significa hacer aportes efectivos a la sociedad de la cual formo parte, en Venezuela o donde esté viviendo. Estos aportes efectivos pueden ser hechos a cualquier edad, en cualquiera etapa de nuestras vidas. Como dice Alfred Tennyson en su bello poema Ulises: “La vejez aún tiene su honor y sus tareas/ y antes del final/ algún noble trabajo puede ser emprendido… Nunca es demasiado tarde para buscar un mundo nuevo”.
Este poema de Tennyson sirve de base a mi actitud ante la vejez, resumida así: contribuir, hacer, buscar, encontrar, lograr y nunca desfallecer. Por ello he invitado a mis compatriotas mayores de 80 años a integrar el grupo Ulises, el cual tiene como su presidente a Rodolfo Izaguirre y ya tiene cinco miembros, incluyendo dos damas de mucho menor edad, pero a quienes hemos eximido de la obligación de octogenarias. El objetivo del grupo es inspirar a los venezolanos a luchar por su redención, extirpando la corrupción y mediocridad que nos azota, remplazándolas con dignidad y buena ciudadanía.
– Fuiste representante de Transparencia Internacional en Venezuela. Cuéntame de tu trabajo en esa institución tan importante.
– Desde 1995 a 2000 fui representante de Transparencia Internacional en Venezuela, como presidente de PRO CALIDAD DE VIDA, una organización no gubernamental que fundé en 1990 a fin de promover el liderazgo en pequeñas comunidades venezolanas, la educación ciudadana y la lucha contra la corrupción. Fue este último objetivo el cual sirvió de base a la designación de Transparencia Internacional.
Apoyándome en las ideas de Robert Klitgaard estructuré en 1992 un taller titulado Estrategias para combatir la corrupción, el cual comencé a impartir en escuelas y universidades venezolanas, en algunas oficinas públicas y en nuestra pequeña sede de la organización. La audiencia total de centenares de talleres alcanzó a unas 15.000 personas, casi todas de clase media-baja o clase media-media, ya que rara vez la clase media alta venezolana se interesó en esta labor. Este taller fue pedido por otros países, adonde viajé con el apoyo financiero del National Endowment for Democracy, organización basada en Washington DC. Fui a Panamá, Paraguay, Ecuador, México y Bolivia. En Panamá y Paraguay di talleres anticorrupción a jóvenes maestros, formando entrenadores para amplificar el esfuerzo. Nuestra actividad se interrumpió en el año 2000, cuando tuve que ausentarme de Caracas por razones políticas.
La trágica muerte de PDVSA
He continuado esta lucha contra la corrupción por mi cuenta durante estos años, utilizando mi blog, denunciando con nombre y apellido a los responsables por la trágica muerte de Petróleos de Venezuela, a manos de Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Rafael Ramírez, Ali Rodríguez Araque y otros cómplices. Ver nuestro libro: Quien destruyó PDVSA, en librerías de Caracas y en Amazon Books.
– ¿Qué significa Venezuela para Gustavo Coronel?
– Venezuela significa para mí el terruño donde nací y donde fui feliz por largos años de niñez, adolescencia, juventud y carrera profesional. Una Venezuela amable, de gente cordial y sencilla, en la cual me sentí como en un gran hogar. Mi generación fue muy afortunada en vivir en una Venezuela esencialmente democrática y libre, de grandes oportunidades y movilidad social, lo cual me permitió salir de mi pequeña aldea a ser parte del mundo.
Viví hasta mi madurez en una burbuja social muy protegida, trabajando para organizaciones petroleras donde nunca me faltó nada y donde casi nunca se vio gente robando, porque el petrolero era bien remunerado y había internalizado un alto código ético. Quizá se le puede reprochar a mi generación haber sido demasiado feliz y no haberse sensibilizado suficientemente sobre la pobreza de muchos compatriotas. Era una Venezuela de museos, playas, conciertos gratis, bibliotecas, viajes y una alegría subyacente que nos hizo pensar que la bonanza sería eterna.
Sin darnos cuenta suficiente, existía en paralelo una Venezuela de bajísimos niveles educativos, a pesar de la instrucción gratis y obligatoria, una Venezuela parasitaria viviendo del Estado, de liderazgo progresivamente mediocre, una Venezuela integrada por un gentío ávido de dádivas, que se iba acostumbrando a reclamar derechos pero sin pensar en sus deberes.
Esa Venezuela perezosa y complaciente desembocó en esta Venezuela de horror que tenemos hoy.
La veo como un padre vería a un hijo minusválido, con compasión pero sin muchas esperanzas a corto plazo. Venezuela es hoy un edificio de varios pisos sin bases, condenado al derrumbe. Las bases inexistentes del edificio son los buenos ciudadanos, los cuales se podrían crear en dos generaciones, si existe la voluntad política de trascender de la pequeñez populista para guiar un masivo programa de modificación actitudinal en el país. Ese es mi proyecto actual en el seno del Grupo Ulises.
No soy nacionalista en el sentido de Venezuela con o sin razón. Es mi país, lo quiero, pero no soy de quienes piensan que tenemos el hielo más frío del mundo ni las más altas montañas. Somos un país de mediano tamaño con atractivos y carencias.
Si fuera un astronauta y me preguntaran en Marte de dónde llego diría: Del planeta Tierra. Si me precisan mucho agregaría: vengo de Los Teques, para más señas, de la Vuelta del Paraíso, al lado de Camila Caro, de Sara Dovales, de los Estrada, cerca de los Ayala y de los Rodríguez.
Somos una
Industria cuyo capital social se caracteriza por tener altos niveles de
calidad, siendo la principal de la Nación en el desarrollo de operaciones y
oportunidades estratégicas direccionadas al logro de un servicio honesto y
confiable, condición que signa nuestro desempeño dentro de los más altos
estándares éticos que regulan y orientan el comportamiento organizacional,
basado en la responsabilidad individual de quienes formamos parte del equipo de
trabajo de Petróleos de Venezuela, S.A., sus Filiales y Empresas Mixtas
Mi comentario: Un párrafo totalmente incoherente que
arranca con una gran mentira, esa de que la PDVSA roja tiene un personal
(capital social)de alta calidad. La realidad
es que el contingente de gerentes, técnicos y obreros de esa empresa está
caracterizado por la ineficiencia, la ignorancia y la corrupción (Que me
perdonen las escasas excepciones a este juicio). Esta es una empresa que pasó
de tener 35000 empleados y una producción de 3 millones de barriles diarios en
1998 a unos 140.000 empleados, en gran parte reposeros, produciendo menos de
500.000 barriles diarios en 2020. La reducción de nómina que se experimenta
actualmente no es el resultado de una acción depuradora por parte del régimen
sino, simplemente, a una estampida de desertores porque no les pagan. Se van y
se llevan los equipos, las tuberías, las computadoras. En los últimos años el régimen
ha decidido ceder la gerencia de lo que queda de la empresa a los militares y a
los obreros, lo cual ha resultado en una aceleración del colapso. Esta ha sido
una medida equivalente a comerse a la
parrilla el padrote que había sido importado para la reproducción, “porque
somos soberanos”.
En una de las primeras páginas del documento vemos a Nicolás Maduro, cuya cabeza está puesta a precio
por las autoridades de los Estados Unidos, diciendo:
“Alerta pueblo.
Yo llamo a todo el pueblo a un combate por construir una ética política para un
nuevo siglo XXI de la democracia venezolana. Y no dudo en decir construir la
ética chavista, la ética de Chávez para la política y el poder. Hombres y
mujeres de la patria, vamos con la ética chavista a construir un mundo mejor”.
Caracas, Palacio de Miraflores 21/06/2013. Nicolás Maduro Presidente de la
República Bolivariana de Venezuela
Mi comentario: El llamado que hace Maduro para construir
una ética política chavista ha dado sus frutos totalmente al revés: hoy día
Venezuela es uno de los cinco países más corruptos del mundo, un estado fallido
y forajido en el cual toda la plana mayor ejecutiva civil y militar, desde el
presidente hasta el “ministro” más insignificante, se encuentran bajo sanción
por violación de los derechos humanos, narcotráfico o lavado de dinero.
Dice el documento:
Este
Código de Conducta Ética se propone como un documento de observancia
obligatoria para todos los que forman parte de PDVSA, sus Filiales y Empresas
Mixtas; todo ello a los fines de establecer acuerdos de valores éticos, en los
cuales se construya una sólida cultura de servicio, promoviendo la
transparencia y solidaridad en las actividades.
Mi comentario: ¿Observancia obligatoria de la ética? No
nos hagan reír. Esta empresa arruinada está manejada por una pandilla de
delincuentes, agrupados en una Comisión de “rescate” que lleva el nombre de Ali
Rodríguez Araque, quien fuera uno de sus principales asesinos. Cuando Rodríguez
Araque llegó a la presidencia de PDVSA puso
todos los equipos y recursos humanos y financieros de la empresa al servicio
del régimen de Hugo Chávez, incluyendo los aviones, los cuales servían para
transportar a “modelos” como Naomi Campbell o a oportunistas de Hollywood como Danny
Glover y Sean Penn. Ese pésimo ejemplo sirvió para que los directores y gerentes
medios de la empresa se sintieran empoderados para hacer contrataciones fraudulentas como las de las
gabarras Aban Pearl y Petrosaudí, tanqueros como los de Ruperti, comprar equipos usados como nuevos a groseros sobreprecios
a los bolichicos, llevar a cabo fraudes financieros gigantescos como los
aprobados por Rafael Ramírez y su pandilla con Francisco Convit y banqueros
como Pedro Binaggia, ver: Quien Destruyó
PDVSA, Gustavo Coronel y Sergio Sáez, Editores, Editorial Dahbar.
Dice el documento: Estas son algunas de las Normas de
obligatoria aplicación:
NORMA 1:
Generar un vínculo entre la Corporación y la comunidad, que constituya el
avance de la responsabilidad en la construcción del socialismo, utilizando los
valores éticos compartidos para generar conductas con conciencia del deber
social.
Mi comentario: Apartando
su pésima redacción e incoherencia estos párrafos son cínicos e insultantes. Le
atribuye a la comunidad venezolana losmismos defectos de corrupción y negligencia que anima a los gerentes y
empleados de la empresa roja, al decir que ellos “comparten los valores éticos”
de esa fauna que anida en PDVSA
NORMA 45:
No recibir o realizar, bajo ninguna circunstancia, de forma directa o
indirecta, pagos u otros beneficios, a personas naturales o jurídicas, entes
públicos o privados, con la intención de obtener o mantener ilícitamente
negocios, abusar de su influencia real o aparente para tener alguna ventaja.
Petróleos de Venezuela, S.A., sus Empresas Mixtas y Filiales Petroleras y no
Petroleras exigen en todo momento y circunstancia el estricto cumplimiento de
su política de prácticas opacas, rechazando vehementemente cualquier conducta
que consista en actos ilícitos que contravengan las normas del derecho común
que les fueren aplicables.
Mi comentario: Esta norma podría llamarse la prostituta
de la aldea. La lista de fraudes, robos, desfalcos, falsas importaciones, faldas
exportaciones, nepotismo, contrabando, extorsiones, sobornos, complicidades y encubrimientos
es interminable y representa la negación sistemática de esta norma a todos los
niveles de la organización. Del trillón de dólares de ingresos petroleros
durante la vigencia del régimen chavista no queda nada que no sean primeras
piedras de proyectos inconclusos y voluminosas cuentas de los ladrones del régimen
en Andorra, España, Suiza, China y en paraísos fiscales de todo el planeta.
Recordemos los proyectos fantasiosos de Giordani del eje Orinoco-Apure, las 40
refinerías prometidas por todo el mundo o en Venezuela, ninguna de las cuales
se construyó, el proyecto de gasoducto de Venezuela a la Argentina, los regalos
dados por Chávez a Evo Morales, los Kirchner, Daniel Ortega, Rafael Correa y el
gozón Obispo Lugo de Paraguay. Recordemos los $50.000 millones dados a los Castro
en dinero efectivo, en especie y en servicios petroleros, incluyendo la
perforación de un pozo seco de unos cien millones de dólares.
¿CÓDIGO DE
ÉTICA?
Este código de ética de la PDVSA roja representa una bofetada
permanente a los venezolanos por parte de los delincuentes chavistas civiles y
militares enquistados en las ruinas de la empresa.
¿Y cómo reaccionan muchos de los líderes de la oposición
frente a estos insultos y humillaciones?
Carmelo de Grazia nos dice: Estoy de regreso en Venezuela
para participar en las elecciones para gobernadores y alcaldes
Henrique Capriles apunta: Negociar con Maduro es nuestra
única alternativa
Jorge Roig afirma: “sacar a Maduro en lo inmediato no está en discusión”
La Venezuela invertebrada en acción. No es como para
sentirnos orgullosos.
TESTIMONIOS DE LA VENEZUELA CHAVISTA CURSI E IGNORANTE: PRIMER CONGRESO CULTISTA Y ESPIRITISTA
El ectoplasma de Hugo Chávez le ha ordenado a Nicolás Maduro convocar el
primer Congreso Cultista y Espiritista revolucionario, evento en el cual participarán
como maestros de ceremonia los espíritus
de María Lionza y Negro Primero.
La convocatoria es a todo color y muestra las imágenes de los espíritus
próceres: Hugo Chávez, María Lionza y alguien con perfil parecido a Roy
Chaderton. Convocan las asociaciones chavistas
de religiones ancestrales y una organización llamada “Consejo Nacional de Espiritistas”.
Habrá un minuto de silencio en homenaje a Aristóbulo Istúriz, el más
reciente mártir de la revolución. Este
homenaje será seguido por palabras de la presidentadel Consejo Nacional de Espiritistas, Lisbeth
Navas. No sabemos si sus palabras serán pronunciadas en sesión espiritista
formal, con la presencia de María Lionza y su séquito o será solo para los
revolucionarios aún vivos.
Seguidamente, Juana de Dios Martínez, la sacerdotisa de la montaña, bailará
al ritmo de los tambores SON KIMBIZA, en compañía de la Dra. María Lourdes
Urbaneja, la Ginger Rogers de la revolución.
Luego vendrán intervenciones de los funcionarios del PSUV que forman el núcleo
de las religiones ancestrales, amenizados por los tambores San Agustíny los bailarines de las Danzas Bruzual.
¿QUE COMENTARIOS PODEMOS HACER A ESTO? ¿Reír?¿Llorar? ¿Hasta cuándo seguirá en picada la
reputación y dignidad de Venezuela? Quienes no se rebelen de manera activa en
contra de esta pandilla de miserables no tienen sangre en las venas. Mientras
esto sucede, los “lideres” de la oposición se preparan para sentarse con el
brujo mayor de este régimen de horror a negociar una transición que les permita
estructurar un gobierno mixto madurocaprilista, en el cual Enrique Ochoa Antich
sea nuestro Pierre Laval y Claudio Fermín nuestro Pétain.