Una
elegante traducción al español.
En su anterior libro, “El Fin del Poder”, Moisés Naím nos
advertía sobre la progresiva vulnerabilidad del poder, más fácil de obtener – quizás
– pero también más fácil de perder. Ahora, en su nuevo libro: “La Revancha de
los Poderosos”, Naím nos describe como los poderosos están logrando mantenerse
en el poder mediante variantes estratégicas no muy diferentes a las que en el
campo de la enfermedad ha utilizado el virus
COVID 19. En cierta forma, la aparición de esa nueva especie de líderes podría
definirse como una pandemia política, la cual exhibe – como los virus que afligen
hoy día a la humanidad - continuas
mutaciones que le permiten consolidarse en el poder y hacen menos efectivas las “vacunas” que se crean
en su contra. En palabras de Naím las
fuerzas centrífugas que tienden a debilitar el poder están siendo contrarrestadas
por fuerzas centrípetas que lo concentran, un choque que parece caracterizar nuestra
época actual y cuyo desenlace final no está nada claro.
Según Naím los nuevos dueños del poder se rigen por unas
reglas del juego muy diferentes a las que tradicionalmente facilitaron la
llegada al poder de los antiguos poderosos. Apoyada por estas nuevas reglas del
juego ha surgido una nueva especie política que tiene como objetivo llegar y mantenerse
indefinidamente en el poder, cada autócrata combinando actitudes propias de su idiosincrasia
con estrategias similares en escala global. Naím las llama las 3P.
¿Cuáles son las tres P que menciona Naím? Son el populismo,
la polarización y la posverdad. Aunque sabíamos que los populistas existían,
que algunos líderes políticos se apoyaban en la polarización para lograr sus
fines de dominación y que la estrategia
de la desinformación, ya sin descaro o sin pudor, había adquirido características
de tsunami, Naím se ha encargado de enlazar estos tres componentes a fin de
ilustrar claramente la magnitud del problema que constituyen las nuevas
mutaciones del poder.
Naím menciona algunas formas de conducta exhibidas por
los populistas, las cuales le facilitan el ejercicio del poder, tales como la
criminalización de sus adversarios, la creación de un clima artificial de
amenazas externas que harían indispensable su liderazgo para combatirlas, el
desprecio a los expertos y a la ciencia, el mesianismo y el progresivo debilitamiento
de los controles y contrapesos institucionales. Estas y otras estrategias les
abren el camino a la polarización, es decir, una sociedad dividida entre amigos
y enemigos del líder. Según Naím la polarización política es expresada de
manera similar al fanatismo deportivo o musical, en el cual “los seguidores de
la estrella se identifican intensamente con ella y sienten aversión hacia las
estrellas rivales”. El tercer componente de la nueva forma de ejercer el poder
es la posverdad, un fenómeno relativamente reciente, una manera – dice Naím –
de oscurecer la verdad y torcerla mediante la intensa producción de
desinformación, hasta hacerla difícil de distinguir de la mentira.
La discusión de las tres P que hace Naím es iluminadora y está reforzada por casos específicos de autócratas quienes han ejercido o ejercen el poder apoyados en esos tres componentes. Naím le dedica especial atención a los ejemplos de Silvio Berlusconi en Italia, Vladimir Putin en Rusia, Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela, Donald Trump en USA, Víktor Orbán en Hungría, Rodrigo Duterte en Filipinas y Jair Bolsonaro en Brasil, entre otros muchos casos de liderazgo autocrático basado en las tres P’s. Es un trabajo extraordinario de investigación que hace del volumen una fascinante combinación de politología con reportaje periodístico. En sus páginas encontramos visiones (insights) extraordinarias sobre estos líderes de las tres P’s, las cuales pintan certeramente a los personajes. Nos dice Naím que lo dicho por uno de ellos en algún momento bien pudiera haber sido dicho por otro. Chávez anunciándole a su esposa por televisión que esa noche le “dará lo suyo" y Trump aconsejando a un amigo como agarrar a una mujer por sus partes pudendas o como llevarse a la cama a la esposa de un amigo, revelan una mente similar. La manera como Chávez daba apodos a sus adversarios políticos para ridiculizarlos (“Frijolito”, su contendor presidencial), era la misma utilizada por Trump mucho después (Joe “el dormilón”). Chávez quería freír las cabezas del adversario en aceite mientras Trump, quería meter en prisión a Hillary Clinton (“Lock her up”).
Este tipo
de líderes generalmente se hacían o se hacen llamar por nombres altisonantes, desde “El Comandante”, a
la usanza de Fidel Castro (Chávez), hasta “Il Cavalieri” (Berlusconi) o hasta “el
super bigote” (Maduro). Ecos de “Il Duce” Mussolini, El “Fuhrer” Hitler o el “Padrecito” Stalin.
LAS CINCO
BATALLAS QUE DEBERÁN DAR LOS DEFENSORES DE LA DEMOCRACIA
Al final de su exhaustivo análisis sobre las nuevas
mutaciones del poder Naím ofrece una lista de las deformaciones políticas frecuentemente
efectuadas en los países con liderazgos apoyados en las tres P’s y nos ofrece
una receta para combatirlas. Será necesario,
dice, dar la batalla contra:
·
La gran
mentira
La
distinción entre la verdad y la mentira será una batalla constante. Por
ejemplo, la mentira sostenida por Donald Trump sobre la elección presidencial
en la cual fue derrotado, la cual le ha hecho inmenso daño a la democracia
estadounidense. A pesar de que ya muchos de los miembros del gabinete de Trump
han abandonado esa tesis, incluyendo al vicepresidente Pence, hay millones de seguidores
del ex-presidente quienes la siguen creyendo. Mañana, no importa cual bando pierda
las elecciones, la mentira sembrada por Trump hará que una buena parte del
electorado, ya sean los demócratas o los republicanos, pueda alegar que la
elección ha sido fraudulenta, lo cual podría llevar a la nación a una nueva
guerra civil
·
los gobiernos convertidos en criminales
Los
líderes que utilizan las tres P’s llegan con frecuencia a convertir a sus países en
forajidos, transformando instituciones en grandes mafias. Ese ha sido el caso
de Corea del Norte, Venezuela, Rusia
·
las autocracias
Los
regímenes dictatoriales no se contentan con ejercer el poder en sus respectivos
países sino que, con frecuencia, exhiben deseos de intervenir en los asuntos de
sus vecinos, a fin de extender su influencia. Esto lo hacen tanto directamente,
como es el caso de Rusia en Ucrania y Bielorrusia, o a través de los ciber
ataques y las campañas de desinformación, como ha sido el caso en la salida de
Inglaterra de la Unión Europea y de las elecciones presidenciales estadounidenses
de 2016.
·
Los
cárteles políticos
Los
regímenes populistas tienden a la exclusión de todo adversario, ya sea individual
o colectivo, manipulando los distritos electorales, negándole a la oposición toda
manera de expresión, integrando el sistema judicial con sus adeptos, es decir, todo
lo que haga difícil o imposible una verdadera amenaza a su continuación en el
poder
·
Los
relatos iliberales
Las
narrativas que mezclan medias verdades con mentiras, por ejemplo, las de Boris
Johnson contra la Unión Europea, de Trump contra los globalistas y
ambientalistas, de Hugo Chávez contra los oligarcas, les permiten consolidar su
poder.
Naím
termina su extraordinario libro diciendo: “Para
ganar la guerra a los autócratas 3P vamos a necesitar el valor revolucionario y
la creatividad que engendraron la democracia representativa moderna. Si
fracasamos, dejaremos a nuestros hijos y nietos un mundo que poco a poco se irá
alejando de los principios de libertad y autogobierno que deberían ser su
legado. Por eso no nos queda otra opción que ganar esta guerra”.
10 comentarios:
Gracias por el resumen de ese libro. Es evidente que le gustó bastante ya que toca su tema favorito y la de su obsesión que es la de criticar y de darle duro a Trump. Como vibra de la emoción resumiéndolo.
Ello me ahorra la pérdida de dinero y tiempo por no comprarlo y leerlo gracias a su resumen.
Me encanta el resumen que has hecho estimado Gustavo. Mi libro regalado y autografiado por Moisés viene en camuno desde Miami, lo espero con ansiedad. Sal
udos.
Naím fue el único que cuando murió CAP le hizo justo reconocimiento. Ramos no, porque lo traicionó.
No hay dudas de que Carlos Andrés Pérez es culpable de muchas de las acusaciones que se le hacen. Pero tampoco hay dudas de que este hombre tan defectuoso fue un venezolano excepcional y un gigante moral y políticamente superior a la gran mayoría de sus acusadores. ¿Se imagina usted a alguno de quienes lo defenestraron políticamente -el teniente coronel, los intelectuales, los dueños de los medios de comunicación, sus columnistas, los grupos económicos o los demás líderes políticos del momento- tomando voluntariamente medidas que reducen su poder? Carlos Andrés Pérez podía nombrar a dedo a gobernadores y alcaldes. En cambio, promovió reformas que permiten a los ciudadanos elegirlos directamente, lo cual obviamente redujo su poder.
Al llegar en 1989 a su segunda presidencia, heredó un sistema económico que le daba al Gobierno -y a él- todo el poder sobre la economía. El Gobierno decidía qué empresas podían tener acceso a dólares baratos y cuáles no. Qué periódicos y canales de televisión podían importar insumos y a qué precio. A qué precio se podían vender desde los huevos hasta el hielo. No es de extrañar que los medios de comunicación y los grandes grupos económicos vivían postrados a los pies del Gobierno. Pérez abolió este perverso sistema.
La mayor eficiencia económica y la eliminación de la inmensa corrupción que es inevitable en este sistema constituyeron un gran avance. Pero este avance también ocurrió a expensas del poder presidencial. Casi instantáneamente, quienes antes mendigaban por cargos, divisas o aumentos de precios utilizaron su nueva libertad para atacar inmisericordemente a Pérez y su gobierno. Como los tiburones que huelen la sangre en el agua, los más diversos actores -desde los más primitivos gorilas a los más sofisticados 'notables', de los políticos más oportunistas a los empresarios más avezados- se lanzaron contra él. La avidez por el poder, el dinero, o viejos resentimientos y, en algunos casos, la ideología actuaron como potentes estímulos para pequeños políticos, súbitamente transformados en los formidables agresores que lograron sacar a Pérez del juego. Este, convencido de que las reglas de la democracia había que respetarlas a toda costa, los dejó hacer.
Se rehusó a utilizar los instrumentos del poder -tan comunes en la Venezuela de antes y en la de hoy- para defenderse de sus enemigos. "Como no soy un acumulador de resentimientos, me equivoqué al suponer que todos actuábamos así y que las diferencias y duelos políticos nunca serían duelos a muerte", dijo en 1993 en su último discurso como presidente. Y añadió: "No he perseguido a nadie... Sin embargo, contra nadie se ha desatado una campaña tan sistemática, larga y obsesiva como la que se ha ensañado contra mí y mi gobierno. La he soportado con la convicción de que en las democracias son siempre preferibles los abusos de la oposición que los abusos del gobierno".
¿Se imaginan a sus más recientes imitadores actuando así? ¿Cuántos presidentes latinoamericanos puede usted nombrar que, ante una campaña política para sacarlos del poder, lo entregan voluntariamente y salen del palacio presidencial para ir a la cárcel solo motivados por el ánimo de proteger las reglas que separan la vida en sociedad de la barbarie?
Su pasión por la democracia no terminaba en los linderos de su patria. Los demócratas de Latinoamérica, del Caribe y hasta España y Portugal han dado fe de que la eficaz intervención de Carlos Andrés Pérez fue determinante en los momentos más críticos de sus luchas.
Este hombre tan defectuoso murió viendo cómo en su país sus ideales son pisoteados a diario y su legado es despreciado hasta por quienes se beneficiaron de su obra. Pero los hechos son tercos y, tarde o temprano, afloran. La historia lo reivindicará como uno de los grandes líderes continentales del siglo XX. Paz a sus restos.
* Moisés Naím fue ministro de Fomento en el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez
Sr. anónimo.
El libro que estoy comentando es excepcional por su análisis exhaustivo de una nueva clase de líderes políticos que se apoyan en el populismo, la polarización y la posverdad para afferrarse al poder. En la medida en la cual este tipo de liderazgo representa una amenaza a la democracia y sus componentes indispensables, tales como la alternancia en el poder, en esa medida la amenaza debe ser identificada y combatida por quienes aman la libertad y el estado de derecho.
El Sr. Trump es uno de esos líderes nuevos que se apoyan en las 3P para tratar de imponerse a rajatablas, a lo Jalisco. No es el único, ni mucho menos, pero fue el presidente de los Estados Unidos, uno de los países más importantes del planeta y, por ello, su comportamiento debe ser objeto de escrutinio. A usted debería interesarle este tema, para leer lo que se dice sobre él de manera factual y responsable. El Sr. Trump no es un intocable ni está hecho de teflón.
Si usted se niega a leer algo que muestre que su ídolo tiene defectos, entonces justifica lo que dice el libro sobre la polarización. Usted sigue a Trump como alguien sigue al Barcelona, o al Magallanes, es decir, usted es un fan.Lee todo lo bueno sobre Trump que pueda reforzar su idolatría pero nada que pueda amenazarla.
Yo escribí aquí mismo un artículo sobre la Incoherencia ética y estratégica de Joseph Biden en su conducta sobre Venezuela. Ese artículo si era bien bueno, verdad?
Yo trato de ver lo que hay que ver de lado y lado, porque la verdad es una sola, no es la que usted quiere que sea.
Un buen saludo,
Gustavo
Sr, Coronel, Trump ya no es presidente, quíteselo de la cabeza que lo va a enfermar si es que ya no lo ha hecho. Hay otras cosas más importantes en que preocuparse, como por el ejemplo el desmoronamiento del orden internacional permitido por EEUU con el Sr. Biden y el cúmulo de gente que lo maneja, o es que por su obsesión con Trump todavía no ha caído en cuenta?
.. Será que en lugar de escribir sobre esto, y como ahora los EEUU han caído tan bajo que ya no lo respetan, va ahora a escribir otro articulo más atacando a Trump y échandole la culpa de todo lo que su ídolo, el Sr. Biden, está permitiendo?
Para el anonimo:
"Sr, Coronel, Trump ya no es presidente, quíteselo de la cabeza que lo va a enfermar si es que ya no lo ha hecho..."
La obsession de Coronel con Trump ya raya en lo enfermizo. Has una búsqueda de todos sus escritos sobre Trump en esta foros pa' que veáis ..
Sobre estos comentarios digo: Mi blog tiene casi 7000 artículos desde 2007, unos diez o doce de ellos donde menciono a Trump. Mi interés es sobre otros temas.
El trumpismo fanático no admite que haya una busqueda de la verdad en torno a su aparición en la escena política.Este pobre hombre, a pesar de sus millones, ha podido quedarse en la esfera comercial, agarrandole las partes privadas a las mujeres, y nadie se hubiera ocupado de él, excepto en las revistas fívolas sobre sexo.
Pero fue elegido presidente de USA y ahora debe ser evaluado como tal. Yo lo evaluo y ofrezco hechos.
Agradezco y doy bienvenida a los comentarios, especialmente a aquellos que ofrezcan algun argumento sólido y no simplemente los quejidos de las viudas.
Ahora se concentra en su "evaluación" de Trump "agarrando partes privadas de damas". Si ello es así, entonces donde está la "evaluación" de sus otros idolos y con hechos como Biden hueliendole el pelo a las mujeres que se le acercan y acusado de asaltos sexuales, o de Bill Clinton asaltando sexualmente a mujeres en La Casa Blanca, etc., No se da cuenta que su obsesión con todo lo que sea Trump lo ha enceguecido y que lo lleva a ignorar lo que hacen los otros personajes que no "evalúa".
De acuerdo a sus evaluaciones parece que no estuviera ocurriendo nada importante en EEUU o en el mundo, sino que lo unico que es relevante es la "evaluación" de Trump, a pesar de que ya no es presidente sino que es otro el tipejo en La Casa Blanca que ahora es el que está permitiendo la debacle mundial que está ocurriendo, pero no hay evaluación y no dice ni pío; y encima de todo se cree superior porque según y que no se le ofrecen argumentos 'sólidos" y los tilda de "quejidos de viuda" simplemente porque no les gusta.
Acá pongo mi granito de arena para aclarar lo del agarre de partes privadas a mujeres por presidentes de EEUU:
A los que se les ha comprobado que han agarrado partes privadas de mujeres que no sean las esposas han sido Bill Clinton y Joe Biden; a ellos se les ha encontrado famosamente con las manos en la masa como decimos por acá.
Ni Obama, ni los Bushes (padre e hijo), ni Jimmy Carter y ni a Trump los han agarrado infraganti. Según entiendo, lo de Trump no fue que lo agarraron sino que dijo que le gustaría hacer eso, en una entrevista de radio la cual estaban grabando sin su conocimiento.
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