Esta canción evoca la Maracaibo que amo:
https://www.youtube.com/watch?v=ZX7JpB0KgJ0
Aquel zuliano vivía en Bella Vista y asistía al
Club SHELL, donde jugaba tenis y tomaba “shandi”. Pero también iba a jugar billar
en el Saladillo, en las Lomas de Sabaneta o a comer pescado en Cabeza de Toro.
Disfrutaba de los mejores y peores sitios de la ciudad, porque en todos palpitaba
el corazón maracucho, como en sus gaitas y – sobre todo – en la danza
zuliana.
En
1956 aquel zuliano fue a un baile de carnaval en el Club Alianza, en la avenida
El Milagro. Parte de la pista de baile era de tierra todavía y, cuando las
parejas comenzaban a bailar, se
levantaba tremendo polvero. A nadie le importaba. Como a las diez de la noche
llegó la reina del carnaval del club, una muchacha de piel del color de la miel. Al verla, aquel zuliano quiso bailar
con ella, lo cual logró después de una larga espera. Al tenerla cerca y en sus
brazos, se vio en sus ojos muy negros y
le cautivó su dulce sonrisa.
Tres
años después la reina del carnaval se convirtió en su esposa y por los siguientes
62 años fueron intensamente felices. No es que no tuvieran algunos
encontronazos y discusiones, pero siempre predominó el placer de estar juntos,
el buen sentido y el coraje para rectificar si es que alguno de los dos había
sido injusto.
Hicieron
una casa en Tierra Negra, con el dinero obtenido de un trabajo en el extranjero
que fue muy peligroso, pero del cual aquel
zuliano salió ileso, en la esquina de la
avenida 13A y calle 69A. Allí nació su primer
hijo y un señor que tocaba el violín en la orquesta Sinfónica de Maracaibo y,
además, hacía yogurt, les vendió ese alimento
para el niño, quien se negaba a tomar
leche. El yogurt le salvó la vida.
Aquel
zuliano caminaba de su casa a la oficina, situada en el edificio Las Laras, una
bella estructura de balcones rodeados de frondosos árboles de ese nombre. Los sábados por la tarde iba ocasionalmente a sentarse en la terraza
del Hotel DETROIT, en plena avenida 5 de Julio. Desde esa terraza veía pasar a
la gente, saludaba a sus amigos y se tomaba, quizás, unas 15 cervezas, sin que
ellas le dejaran huella alguna, gracias al calor imperante. Un día de diciembre
1957, en esa terraza, los esbirros de
Pérez Jiménez lo hicieron preso porque estaba repartiendo manifiestos contra el régimen. A la semana de estar preso, la empresa para la cual trabajaba
logró su liberación y tuvo la oportunidad de participar en un asalto a la cárcel de Maracaibo que llevó a la liberación de los peesos políticos, incluyendo a Jesus Paz Galarraga.
La
Maracaibo de esos años era una ciudad primorosa. De amplias avenidas y calles simétricas,
de absoluta limpieza. Después de alguna rumbosa fiesta en uno u otro de los clubes:
Comercio, Náutico o Alianza, aquel zuliano y su reina del carnaval se iban al
restaurante Italiano de la esquina de 5 de Julio con Bella Vista, el cual
estaba abierto toda la noche, a comer pastas y sopa de arroz.
Después
de la caída del dictador continuaron viviendo en una Maracaibo de maravillas. Su restaurant
favorito era MI VAQUITA. Allí tenían excelentes almuerzos y mejores cenas, durante las cuales
cantaban artistas de algún renombre y hasta aficionados, como él mismo. Aquel zuliano iba todos los sábados al mercado
libre de Santa Rosalía, el cual era una fiesta de flores, legumbres y frutas
multicolor, llena de maracuchos y maracuchas vociferantes y de característico buen humor.
Una
de sus visitas favoritas era a la Plaza Baralt, a perderse entre la muchedumbre
que hablaba y cantaba al mismo tiempo, visitar los múltiples negocios que vendían
cualquier cosa y admirar las sensuales mujeres de Maracaibo. Allí tenía su proveedor de whisky, el cual le garantizaba que no
era “puyao”.
Por
siete años aquel zuliano se fundió plenamente con el alma maracucha y ello lo
hizo muy feliz y le dio memorias inolvidables. Hoy, aquel zuliano es ya anciano
y es invadido por una gran nostalgia cuando piensa en esos maravillosos años, cuando era joven, cuando estrenaba casa, con su reina del carnaval al lado,
viendo crecer a sus niños.
Aquel
zuliano nació en Catia y creció en Los Teques pero se "naturalizó" maracucho por
la vía del corazón.
Nunca
he olvidado a mi querida ciudad del sol amada, donde encontré compañera para mi
maravilloso viaje, donde nacieron todos mis tres hijos y donde viví fascinado por la
personalidad del maracucho, por su sentido del humor y su contagiosa alegría.
Que
sus flores siempre permanezcan lozanas, como su espíritu.
1 comentario:
Los maracuchos tienen el pendejo lejos, les gusta DOLLAR nada de Bolivita.
"Comerciantes del casco central de Maracaibo solo aceptan compras en dólares"
Vendedores aseguraron a Versión Final que cerrarán sus negocios hasta que se estabilice el dólar.
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Darianna Moreno 25/08/2022 - 3:04 pm
El equipo reporteril de Versión Final visitó el casco central de Maracaibo este jueves 25 de agosto, para pulsar la opinión de comerciantes y compradores con respecto al aumento del dólar paralelo y la tasa del Banco Central de Venezuela (BCV).
Un buhonero del C.C. Las Pulgas que prefirió mantener su identidad en el anonimato informó sobre la subida de precios en los alimentos al conocerse el monto con el que había cerrado el dólar la tarde de ayer miércoles.
“La verdad es que exageraron mucho con los precios, un artículo que costaba cinco bolívares ahora pasó a siete bolívares y ya hoy empezaron a cobrar el dólar más caro que ayer”, dijo el informante.
Un grupo de personas que pidió mantener su anonimato denunció que la mayoría de los negocios en el centro manejan la tasa del dólar paralelo e incluso más caro sin importar correr el riesgo de que les cierren los locales por incumplimiento de la ley de precios justos.
Se pudo conocer que algunos comerciantes sí manejan la tasa del BCV, para evitar sanciones y otros porque no les causa pérdidas en las ventas, como el caso de Ángel Churio, dueño de una venta de desayunos.
“En mi negocio cobramos el dólar a tasa del BCV ya que mis proveedores me reciben el dólar a ese precio y no obtengo pérdidas, pero desde ayer las ventas bajaron mucho y varios negocios están sin clientes”, agregó Churio.
Vendedores no quieren aceptar bolívares
Varios negociantes del centro decidieron “no aceptarles bolívares a los clientes sino dólares para evitar devaluaciones de su dinero”, declaró Eneira Pereira. Otros obtienen pérdidas por los porcentajes adicionales que deben pagar en los alquileres de punto de venta.
“prefiero no aceptar clientes hasta que se estabilice el dólar”, expresó Mayerline Rusa, dueña de un puesto de ropa en el centro.
Igualmente, varios negocios decidieron permanecer abiertos y seguir con sus ventas, solo que actualizan la tasa según a cómo esté el dólar durante el día.
Pronta estabilización
Compradores y vendedores fueron encuestados para saber si creen que el dólar se estabilizará o seguirá subiendo.
Muchos esperan que se mantenga como está o baje, ya que otro aumento exagerado del dólar crearía pérdidas y devaluaciones de los bolívares.
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