HISTORIA INTERNA DE LA RACIONALIZACION PETROLERA
POST-
NACIONALIZACIÓN
1976-1979
Recuerdos de un testigo y actor
Uno
de los procesos más complejos que llevó
a cabo la industria petrolera nacionalizada durante su primer quinquenio de
vida fue el de racionalización, es decir, la reducción y reorganización del
número de las 15 empresas ex-concesionarias nacionalizadas a no más de cuatro
empresas operadoras esencialmente integradas y, eventualmente, a tres empresas.
Su complejidad tuvo dos aspectos, uno, técnico y operacional y dos, el aspecto humano.
En lo referente al primero, sus componentes
fundamentales fueron relativamente sencillos. Existían tres empresas claramente
más importantes que las otras: Lagoven, Maraven y Meneven, las cuales
representaban el 85% de la producción petrolera nacional y un grupo de empresas
restantes que, aunque importantes, eran de mediano a pequeño tamaño. Ello llevó
a un proceso en dos etapas: una etapa preliminar de coordinación (1976-1977) que resultó en cinco empresas coordinando
otras más pequeñas y una segunda etapa de integración
o racionalización (1978-1979) que
redujo el número a cuatro empresas: Lagoven, Maraven, Meneven y Corpoven y, tiempo después, en 1986, a solo tres empresas,
Lagoven, Maraven y Corpoven.
El segundo aspecto fue, si se quiere, más
complejo, ya que requirió importantes cambios en las organizaciones existentes,
los cuales involucraron el destino y las carreras de numerosos miembros de la
industria. Estos cambios no solo fueron de localización de trabajo y de
atribuciones y rutinas sino de niveles gerenciales y hasta demociones al menos
teóricas, ya que algunos gerentes de primer nivel en empresas pequeñas debieron
ir a ocupar niveles gerenciales medios en las empresas integradas que
resultaron del proceso.
EL ARRANQUE DEL PROCESO
En comunicación del 11 de noviembre de 1976
firmada por Rafael Alfonzo Ravard, presidente de PDVSA, al ministro Valentín
Hernández, la nueva empresa matriz le comunicaba al ministro el inicio de las
actividades orientadas a llevar a cabo el proceso de racionalización.
Allí
ya se anunciaba que las empresas Lagoven, Maraven, Meneven, Llanoven, y la CVP
coordinarían a las otras empresas nacionalizadas. La carta anexaba los términos
de referencia gerenciales que guiarían las relaciones entre las empresas
coordinadoras y las empresas coordinadas.
En carta del ministro Valentín Hernández al
General Rafael Alfonzo Ravard, presidente de PDVSA de fecha 19 de noviembre de
1976, el ministro le informaba a PDVSA
que consideraba “muy favorables” las
medidas adoptadas por la empresa en este sentido, por lo cual encargaba de
manera expresa a PDVSA llevar a cabo el proceso y presentar al ministerio un
plan de acción.
COMO SE ORGANIZÓ PDVSA PARA LLEVAR A CABO EL
PROCESO
Internamente PDVSA había estructurado un plan,
el cual consistió de los siguientes componentes:
1. Designó al
suscrito, Gustavo Coronel, como Coordinador del proceso, con la suficiente
autoridad para requerir de las empresas operadoras y de la misma empresa matriz
toda la colaboración que sería necesaria para llevarlo a cabo
2. Designó un
Comité de Racionalización del directorio, integrado en 1976-1978, con algunos
cambios durante el período, por el vicepresidente Arreaza y los directores
Casanova, Parra, Plaz Bruzual, Domínguez, Martorano, además del suscrito,
Gustavo Coronel, quien debía mantener este comité al tanto del proceso y
recibir sus recomendaciones
3. Se creó un
Comité de Presidentes, presidido por Rafael Alfonzo Ravard, con la
participación de todos los presidentes de las empresas a ser racionalizadas,
actuando el suscrito Gustavo como Coordinador, a fin de compartir ideas todos
los involucrados y recibir los insumos y recomendaciones de las diferentes
empresas operadoras sobre el proceso
4. Se contrató
a la empresa McKinsey para suministrar apoyo logístico al proceso, a fin de
llevar a cabo los trabajos de “carpintería”. Esta empresa designó al señor Steven
Brandon como su representante en el terreno, a tiempo, trabajando directamente
con el suscrito. En partes del proceso se requirió el aporte de otros miembros
de esa organización
COMO SE LLEVÓ A CABO EL PROCESO
Los aportes más importantes para el desarrollo
del proceso fueron:
1. El análisis
de alternativas para la racionalización de la industria petrolera
nacionalizada, 1976, S. Brandon y G. Coronel;
2. El documento
conjunto presentado por los presidentes de las empresas operadoras a PDVSA en
Julio de 1976
3. El documento
de Guillermo Rodríguez Eraso y Alberto Quirós de Septiembre 1976
4. Las
reuniones del Comité de Racionalización con cada uno de los presidentes de las
empresas operadoras, quienes aportaron sus esquemas preferidos de racionalización
5. Las reuniones del General Alfonzo Ravard con cada uno de los presidentes de las empresas operadoras
En mi recuerdo la acción desplegada por
Guillermo Rodríguez Eraso y Alberto Quirós durante esta etapa fue del mayor
valor para el desarrollo exitoso del proceso. Ellos lideraron la actividad de
las empresas operadoras en este campo y la transmitieron de manera eficiente a
PDVSA. De particular importancia fue el alto grado de confianza que desarrolló
Rafael Alfonzo Ravard hacia estos líderes de la industria. La actuación de los
coordinadores, en especial, el de finanzas, Pablo Reimpell, fue de primera
clase. En el seno del directorio los miembros más interesados en el proceso
fueron Arreaza, Domínguez, Plaz Bruzual y Martorano.
LOS ESCOLLOS QUE ENCONTRÓ EL PROCESO
Esencialmente este fue un proceso llevado a
cabo de manera muy disciplinada, en el cual el personal de la industria mostró
en todo momento una franca actitud de cooperación y de desprendimiento, a fin
de producir el mejor resultado posible. Muchos tuvieron que abandonar
posiciones, muchos tuvieron que tragarse sus sueños. No recuerdo haber oído una sola voz disidente
por razones de estatus o “quítalo a él para ponerme yo”.
Realmente existió un solo impasse y fue
esencialmente político. Tuvo que ver con el papel que la CVP, la empresa del
estado venezolano hasta el momento de la nacionalización, debía jugar en el
nuevo esquema. El mundo político nacionalista pensó que debía ser la CVP la
empresa que tomara las riendas de la industria petrolera nacionalizada. Los
gerentes petroleros sabían que ello no era lo indicado, si se quería un proceso
nacionalizador sano. La CVP, en la cual yo había participado como gerente de
exploración en 1967-1968, no pudo llegar nunca a ser lo que el estado deseaba
que fuese, nunca pasó de ser una pequeña empresa. De allí que verla como la
empresa que debía tomar las riendas de la industria petrolera nacionalizada era
un deseo nacionalista, esencialmente político. En el seno de PDVSA, cuando
iniciamos el proceso de racionalización, este componente político surgió de
nuevo con fuerza. Internamente se libraron batallas, unas fundadas en razones
técnicas, otras motorizadas por la pasión política, en las cuales se promovía a
la CVP como una de las empresas a sobrevivir en el proceso de racionalización.
En estas batallas que llegaron a ser muy duras el vicepresidente Julio César
Arreaza se convirtió en “en el jamón del sándwich”, ya que él era el
representante político en PDVSA y estaba sujeto a las presiones partidistas que
le exigían elevar la bandera de la CVP en el seno de la industria nacionalizada.
Tuvo que manejarse con extrema ponderación para mantener el equilibrio entre el
bando pro-CVP y los técnicos más desapasionados. Al final, se logró un compromiso
que mantuvo el símbolo de la CVP, ya que la empresa integrada que sobrevivió el
proceso de racionalización se llamó CORPOVEN y sus siglas fueron CPV, casi como
decir CVP. En la realidad la CVP dejó de existir como empresa después de la nacionalización,
pero el nombre Corpoven, CPV, le dio vida después de la vida.
LECCIONES
1. Creo que la
lección mayor que nos muestra este proceso es que el éxito está casi garantizado
cuando los involucrados actúan en términos del interés colectivo, más que en términos
de ventajas individuales
2. La sensatez
y el sentido de pertenencia a un colectivo cuyo interés sea superior al de las
partes no tiene por qué ser exclusivo de los suizos o los noruegos sino que es
posible en nuestras sociedades mestizas, siempre y cuando nos quitemos de
encima los complejos
3. Los
compromisos son fructíferos, siempre y cuando no lesionen o pongan en peligro
los principios
4. La gerencia debe
lealtad a la empresa y a su éxito, por sobre todo intento externo de torcer su
rumbo. Para defenderla los gerentes deberán estar dispuestos a arriesgar sus
carreras
5. En una
empresa del estado el gerente profesional está expuesto a la presión de grupos políticamente
dominantes y deberá mantener su postura profesional a todo evento
2 comentarios:
Interesante el relato de los detalles de este proceso y que ya se puede decir que histórico. Yo entré a Maraven en el ‘76 como ingeniero recién graduado de la Universidad, y tuve la gran fortuna de desarrollar mi carrera técnica, adquiriendo valiosos conocimientos de veteranos formados en las empresas nacionalizadas, y que ahora estos conocimientos y experiencias son aplicados y apreciados en los países en que me he encontrado trabajando hoy en día.
Que buenos recuerdos de esa época tan maravillosa que era nuestro país antes de la debacle en que lo han convertido las fuerzas del mal que ahora lo gobierna.
Pablo Reimpell, yo lo conocí, tuvimos muchos servidores buenos como él, honestos. Igual que Erwin Arrieta.
Publicar un comentario