Dos granujas latinoamericanos, Lula da Silva y Nicolás Maduro
se acaban de reunir en Brasil a fin de reforzar sus lazos de complicidad.
Lula es un ladrón convicto, liberado por un tecnicismo judicial después de más de dos años en prisión y llevado de nuevo a la
presidencia de Brasil. Lula fue enjuiciado por varios crímenes financieros y
enviado a prisión por apropiación indebida de dinero proveniente de Odebrecht y
Petrobras para construirse un apartamento en Sao Paulo (Guaruja) y para hacer
mejoras en una finca llamada Atibaia, de un amigo de la familia pero utilizada
por él.
Nicolás Maduro ha terminado de destruir a Venezuela y está en investigación de la Corte Penal
Internacional por genocidio, ha sido vigorosamente denunciado por la Comisión
de Derechos Humanos de las Naciones Unidas por torturar y asesinar opositores, usurpó
la presidencia de Venezuela, está involucrado en narcotráfico y, por ello, su
cabeza tiene una recompensa de $15 millones por parte del gobierno de los
Estados Unidos.
Brasil, país que Maduro acaba de visitar impunemente y
Turquía – donde se encuentra actualmente – pueden definirse como países
culpables de encubrimiento de este malhechor.
Lo que está en marcha en este momento es la estructuración de
una nueva Alianza de Tiranos Latinoamericanos, la llamo ATILA, integrada por
Lula, Maduro, Ortega, Díaz Canel, Morales y algunos nuevos aspirantes. Estas
actividades se llevan a cabo a la vista
de toda la región, la cual se encuentra paralizada en su necesaria acción
profiláctica debido a la cacareada e hipócrita política de no intervención, la
cual ha asfixiado históricamente todo intento de aplicar la Carta Democrática
Interamericana.
Mientras estas componendas indignas se llevan a cabo en el
hemisferio, en Venezuela se sigue pensando en la conciliación y la negociación
con el genocida, argumentándose que todos somos hermanos, que no puede excluirse
a nadie del proceso político venezolano, que todo se arregla con besos y
(Cilia) flores y que no es deseable descalificar a nadie.
Alguna de esta gente que habla de apaciguamiento lo hace
porque ya está vendida al régimen mientras otros lo hacen con la mejor
intención. Se nos hace difícil comprender que estos bien intencionados no entiendan la magnitud del crimen cometido
por el chavismo/madurismo y la necesidad imperiosa – en aras de la justicia - de extirparlos de raíz del proceso político
venezolano.
Lo cierto es que la Venezuela que existe hoy no se compondrá
por las buenas.
Si prevalece la tesis
de la negociación, de la transacción, de la comedera de sapos, el país permanecerá
indefinidamente chapoteando en el pantano de la mediocridad, como sociedad de medio
pelo. Por 20 años Venezuela ya ha sido una colonia política de Cuba, perdiendo
su dignidad de país independiente y soberano y ello ha ocurrido con la aceptación
sumisa del chavismo/madurismo y la aceptación tácita, silenciosa, de algunos opositores
de plastilina como Rosales, Capriles, Timoteo, Fermín, Fernández, Padrino
López, Falcón y Arias Cárdenas, algunos quienes simplemente abdicaron de su
papel ductor de la democracia y de la libertad y otros quienes nunca lo
tuvieron.
Barrer la basura debajo de la alfombra es
engañarnos.
3 comentarios:
Los pueblos tienen el gobierno que se merecen.
Hay que olvidarse de Venezuela por un buen tiempo, 40 años más o menos. Les tocará a otros vivir algo distinto. Esta gente llegó para quedarse y los apoyos que tiene son simplemente los que necesitan empezando por la "oposición" venezolana que les ha hecho el juego todos estos años.
Los del gobierno han dicho hasta la saciedad que "no van a salir ni por las buenas ni por las malas" y que por eso es que ellos "tienen las armas y están rodilla en tierra" preparados para cuando llegue el momento.
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