Pastor Maldonado, PDVSA y las prioridades nacionales

Creo que la victoria obtenida en España por  Pastor Maldonado no debe ser motivo de euforia, al verla desde una perspectiva verdaderamente ciudadana. Ha sido recibida con júbilo por una población ansiosa de alegrías. Muchos compatriotas están pensando, porque leo sus comentarios, que la victoria reafirma nuestra condición de pueblo superior. Ello sería el primer producto falso de este evento porque, con o sin esta victoria,  nuestro pueblo está en urgente necesidad de superarse. Carecemos de verdadero espíritu ciudadano, abusamos de nuestra indiferencia hacia los verdaderos problemas nacionales, nos seducen el atajo y la promesa, rehusamos enfrentar nuestras realidades. Puede una victoria de Fórmula Uno, deporte exótico y jamás visto o practicado por venezolanos, borrar de sopetón estas carencias que nos mantienen dramaticamente por debajo de nuestras potencialidades como sociedad? No creo que nadie ose decir que sí. Por ello, la victoria de Maldonado es como un trago de licor para quien sufre de los inmensos dolores del alma.

No puedo alegrarme por ella, porque en su trasfondo la considero consecuencia de una acción profundamente inmoral. Se trata de un contrato firmado por la empresa PDVSA, tomada por asalto por Hugo Chávez, un contrato illegal, mediante el cual se le paga a la empresa Inglesa Williams ( en abierta brecha con las pretensiones “anti-imperialistas” del régimen)  unos $ 50 millones al año para que Maldonado pueda correr en Fórmula Uno y poner en un costado del auto la bandera de Venezuela. La esencia misma de ese acto  no solo es inmoral sino torpe, en términos de la eficiencia del gasto. Con $50  millones al año se pueden hacer muchas cosas en nuestro país que no se están haciendo: por ejemplo, bibliotecas populares en los pequeños pueblos del país, para mencionar un programa inexistente. No es suficiente con decir que “tenemos mucho real” porque,  si ello fuera cierto,  el país no hubiera cuadruplicado su deuda en estos últimos años. En términos financieros puede decirse con propiedad que nos estamos endeudando para que Maldonado corra en Fórmula Uno. Cada dólar dado a Maldonado es un dólar que estamos pidiendo prestado.

Pero, más allá de lo puramente financiero, hay una dimension ética que ha sido abiertamente violada.  Se trata de que este contrato se firmó con fines de propaganda para el régimen, no tiene otro propósito que tratar de enaltecer sus virtudes. En este sentido necesitaban una victoria, la cual iba a minimizar el impacto negativo de las derrotas anteriores. Cada derrota llevaba aparejada una excusa: lluvia, llantas,  máquina, interferencia de otros corredores. Muchos críticos se centraron eroneamente en las derrotas (también lo hice yo) sin hacer el debido énfasis sobre lo verdaderamente criticable, que es el hecho mismo, ya existan derrotas o victorias. Ahora, cuando ha habido una victoria, esas críticas son vistas como deleznables y todos parecen compartir la euforia.  Yon Goicochea ha criticado, apropiadamente, las felicitaciones emanadas de Henrique y Leopoldo, porque ellas representan una flaqueza ética sy on, realmente, expresiones de populismo, de un sumarse irreflexivamente a la ola de alegría artificial que recorrió el país. Si no querían objetar, como si lo hago yo porque no tengo una figuración política, hubiera sido mejor guardar silencio, dejar que la euforia se consumiese. Porque ella no va a durar mucho. Después de la victoria de Maldonado en España persiste la escasez de leche y de arroz y los venezolanos siguen siendo objeto de asesinatos en todas las calles del país.

Si hubiera dudas sobre la naturaleza propagandística del caso Maldonado, podemos ver  que el régimen ya ofrece paquetes turísticos para “seguir la ruta de Maldonado”, otro exabrupto en un país que carece de la debida promoción del deporte puertas adentro. Segun este paquete se dotaría a los venezolanos de divisas (?) para que vayan a Montecarlo o Singapore a ver correr a Maldonado! Que incoherencia, en un país donde el crimen acecha, las morgues están repletas y son antros horribles de miseria, no se consiguen las medicinas, la expropiación de la propiedad privada es un deporte favorito del régimen y se habla continua y cinicamente de atender lo popular.   

La participación de Maldonado en Fórmula Uno es ejemplo de lo que no se debe hacer en la Venezuela de hoy. Es ponerse una máscara de riqueza sobre un rostro miserable, perfume en un cuerpo sudoroso.