Desde que tenía cuatro años y alguien le regaló una tabla
periódica de los elementos Oliver Sacks le ha venido prestando atención a los
elementos que marcan sus años. Comenzó con el Berilio, Be, el cuarto elemento
de la tabla periódica, y en Junio de este año cumplió 82 años, el año del Plomo
(Pb). Lamentablemente el Dr. Sacks nos dice que no llegará al número 83, el
Bismuto, Bi, ya que padece de un cáncer generalizado, el cual hace imposible un
tratamiento efectivo. El Dr. Sacks sigue escribiendo su columna en el New York
Times, en la cual trata de manera muy desapasionada y objetiva su aflicción y
su enfrentamiento con la muerte, al mismo tiempo que los temas científicos que
han ocupado su atención por décadas.
Acabo de leer su biografía “On the Move” y estoy todavía
bajo el efecto del impacto que me produjo leerla, por su candidez y por la
manera como narra lo que ha sido una vida apasionante, llena de aventuras
físicas e intelectuales. Hijo de una pareja de médicos judíos, Oliver sacks
nació en Londres y tuvo tres hermanos, dos de ellos también médicos como él y
sus padres y uno aquejado de una enfermedad mental que le obligó a llevar una
vida muy restringida, casi siempre en la casa de sus padres.
Sacks emigró a USA después de graduarse y se radicó en
California durante sus primeros años de trabajo como médico. Se compró una moto
en la cual andaba centenares de kilómetros cada fin de semana, con un atuendo
muy similar al de Marlon Brando en su película “The Wild One”.
Sus años en
California estuvieron caracterizados por una vida libre, poco productiva
profesionalmente, llena de experimentación con drogas de varios tipos que hicieron
peligrar su vida. Cercano a los 40 años parecía destinado a ser un miembro del montón
de gente talentosa que no ha sabido que hacer con su vida. Se mudó a Nueva York
donde ha residido desde entonces y cambió su actividad, de investigador médico
a médico clínico, encargándose de un grupo de pacientes sobrevivientes de una
epidemia de encefalitis que había matado a miles en los Estados Unidos. Con el
cuidado de ese grupo y su maravilloso hábito de escribir incesantemente sobre
sus experiencias (ha llenado más de mil diarios durante su vida), el Dr. Sacks
comenzó a documentar los resultados de darles L-Dopa a los pacientes y de cómo reaccionaban
a esa droga. Acompañó sus diarios con la filmación de algunos de los pacientes
y publicó artículos científicos que llamaron la atención. Con la aprobación de
sus pacientes, escribió un libro sobre su experiencia: “Awakenings”, luego
convertido en un film protagonizado por Robín Williams y Robert De Niro. Ese
libro y, sobre todo ese film, lo hicieron famoso. A partir de ese momento el Dr.
Sacks encontró su camino. Se convirtió en un médico clínico notable pero, más
importante aún, en un naturalista de increíble capacidad de interesarse en todo
lo que se relaciona con el hombre y la naturaleza. Su interés se extendió a la
biología marina, a la música, a los mecanismos de la conciencia humana, a la
anatomía y fisiología del cerebro. Escribía poseído de una inmensa urgencia e
insaciable curiosidad. Descubrió que podía transmitir los conceptos e ideas más
complejas generadas por sus colegas, o por el mismo, en un lenguaje sencillo y
de calidad literaria, algo que es un don precioso y poco común. Escribió “El
hombre que confundió a su esposa con un sombrero”, una colección de casos
clínicos fascinantes; “Alucinaciones”; “Musicofilia”; “El Ojo de la Mente”; una
memoria temprana llamada “Tío Tungsteno”, su biografía ya mencionada y otras
obras. Se hizo amigo de una élite intelectual, de poetas como W.H. Auden,
paleontólogos como Stephen Jay Gould, colegas científicos como Gerald Edelman,
premio Nobel en Biología y Francis Crick.
La vida de Oliver Sacks ha sido una espiral creciente de
hallazgos intelectuales. Las ideas de Edelman sobre el Darwinismo neuronal que
representan una revolución en el campo del conocimiento de la función cerebral fueron “traducidas” por
Sacks en un lenguaje sencillo. Sin duda, se inspiró en las ideas de Stephen Jay
Gould sobre evolución expresadas en su libro “Ontogenia Y Filogenia”. La Ontogenia,
la vida de un ser humano, recapitula la Filogenia, la vida de la especie. Los
principios darwinianos de la evolución pueden estudiarse a nivel filogénico y
también a nivel ontogénico. Más aún, dice Edelman, también pueden verse a nivel
de las neuronas cerebrales, entre las cuales existe un proceso de supervivencia
del más apto. Según Edelman “cada percepción es un acto de creación”.
Sacks ha podido ver que en cada cerebro existe un
universo. Sus escritos confirman la maravillosa intuición de William Blake, el
extraño poeta que escribió:
“To see a World in a Grain of Sand
And
a Heaven in a Wild Flower,
Hold
Infinity in the palm of your hand
And
Eternity in an hour
Mi
traducción:
Ver
el mundo en un grano de arena
Y
el cielo en una flor silvestre
Tener
el infinito en la palma de tu mano
Y
la eternidad en una hora
¿Sabría
William Blake que 200 años después Oliver Sacks estaría viviendo su poema?
Cristales de Bismuto
Es
probable que el Dr. Sacks no llegue a su cumpleaños 83, el Bismuto, pero su
vida y su obra son ya tan maravillosas que, en mi opinión, ya han cubierto toda
la tabla periódica, la cual ya anda por los 112 elementos.
1 comentario:
Otro que tiene cancer pero en el higado y ademas metastasis, es el expresidente Carter a sus 90 años.
Aquel que hizo tanto daño a Venezuwela cuando afirmaba: el ex presidente Jimmy Carter ratificó lo que dijera una de las expertas del Centro Carter: "de las 92 elecciones que hemos monitoreado, yo diría que el proceso electoral en Venezuela es el mejor del mundo."
Bullshit!!!
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