CLASIFICACIÓN EMPÍRICA DE LA OPOSICIÓN VENEZOLANA
Amigos que me merecen total confianza
por su buen criterio y su honestidad intelectual me han advertido en varias ocasiones
contra mi tendencia a escribir sobre la oposición venezolana de una manera tal
que da a entender que todos quienes estén en desacuerdo con mis opiniones son
traidores o malos venezolanos. Por esta
razón mis apreciaciones sobre la situación venezolana, agregan mis amigos, corren
el riesgo de perder credibilidad, al ser
percibidas como poco objetivas.
Esta advertencia me preocupa porque no deseo ser injusto.
Hasta ahora les he respondido a mis
amigos diciendo que es difícil emitir un
juicio de valor si uno debe hacer detalladas excepciones. A veces decimos, por
ejemplo: “la oposición venezolana ha
mostrado excesivo pragmatismo y muchos de sus integrantes han llegado al
colaboracionismo”. Al decir “muchos” no queremos decir “todos” pero hay
lectores que lo entienden así.
¿Cómo podemos evitar parecer injustos?
Tendríamos, quizás, que añadir: “Esto no
es cierto de fulano, mengano, perencejo y muchos otros, quienes si han mostrado
gran valentía en su actitud ciudadana”.
Enumerar las numerosas excepciones que
ciertamente existen cada vez que somos híper críticos de la oposición
venezolana parece poco práctico. Nadie sabe cuántos
miembros de la oposición son colaboracionistas y cuantos son héroes ciudadanos. Cuando emito un juicio de valor negativo
lo que deseo decir es que el efecto neto
de los esfuerzos de la oposición es claramente negativo, que parece existir
un excesivo pragmatismo entre la oposición y muchos intereses particulares o tribales
involucrados en el proceso de negociación con el régimen.
¿Cómo puedo – repito - evitar la injusticia en mis
apreciaciones? Quizás una manera de
hacerlo es tratando de establecer una separación lo más clara posible entre
tipos de oposicionistas, es decir, intentar una clasificación de la oposición,
a fin de colocar la discusión en un plano más objetivo y cuantificable.
Creo que, de una manera totalmente
empírica, se pueden distinguir tres grandes grupos principales de oposicionistas
y tratar de definir cada tipología en base
a lo que cada quien manifiesta públicamente. Estos grupos pueden ser denominados así: (1), los
Principistas Radicales; (2), los Pragmáticos Bien Intencionados, (3), los Colaboracionistas.
(1), LOS PRINCIPISTAS RADICALES
En este grupo se colocarían todos
quienes tienen la convicción de que no es aceptable negociar, dialogar o
transigir con el régimen que ha destruido al país. Este grupo cree que una
transacción, un intercambio de concesiones, violaría los principios éticos que
deben ser defendidos a toda costa. Piensan que el régimen debe ser expulsado
del poder mediante el rechazo de los venezolanos, por la vía de una rebelión popular
que está consagrada como deber constitucional, con la ayuda bienvenida de
aquellos países que pueden ejercer presión sobre el régimen.
Ven este tipo de acción como la única
vía de restituir a los venezolanos su dignidad hecha trizas. No hacerlo, según
ellos, sería admitir que el crimen si paga y tal admisión conduciría a la sociedad venezolana a la
mediocridad crónica y a ser presa fácil de futuros aventureros iguales o peores
de lo que nos han azotado en los últimos 20 años.
En este grupo creo ver la presencia de – entre muchos otros
- líderes, activistas sociales y
analistas como María Corina Machado, Antonio Ledezma, Diego Arria, Pedro
Burelli, Alfredo Romero, Rodolfo Izaguirre, Tamara Suju, Carlos Blanco, Joaquín
Chaffardett, Andrés Velásquez, Manuel Malaver, Gustavo Tovar Arroyo, Julio
César Arreaza B., Ramón Peña, así como de
grandes sectores de la opinión pública nacional, los cuales pudieran ser
mayoría, pero no puedo asegurarlo. Yo estoy 100% alineado con este grupo y así lo he
mantenido en numerosos escritos, en los cuales me he mostrado bastante rígido.
Si he pecado de vehemente y ofendido en mis escritos a quienes difieren de
buena fe de mi postura, les pido mis sinceras excusas.
(2), LOS PRAGMÁTICOS BIEN INTENCIONADOS
En este grupo se integran muchos
ciudadanos venezolanos de indudables credenciales democráticas, animados de las
mejores intenciones de detener la situación trágica de la sociedad venezolana y
dar a los sufridos habitantes del país un respiro, un alivio a su penosa
situación de indefensión, humillación y privaciones. Consideran indeseable una
solución que lleve a la violencia, ven como lesivo a nuestra soberanía una
intervención militar extranjera para cambiar el régimen, prefieren la vía
electoral, aunque admiten que es una vía controlada por el régimen y muchos de
ellos han ido cambiando de una posición abstencionista electoral por una
posición de asistencia a elecciones que – aunque imperfectas - puedan lograr algún avance de las fuerzas democráticas
del país. De igual manera han accedido a sentarse en la mesa con el régimen porque
sienten que se podrían lograr algunas concesiones que acerquen al país a un
regreso a la democracia y mejoren las condiciones de vida del pueblo
venezolano. Han llegado a esta conclusión por estar convencidos de que no
existe en la oposición disposición alguna para generar una rebelión popular ni
existe en los países de la región intención alguna de venir a nuestro rescate
por la vía de una intervención militar. Entre los integrantes de este grupo se
encuentran Leopoldo López, Juan Guaidó, Julio Borges, José Guerra, Jon
Goicochea, Carlos Vecchio, valiosos jóvenes líderes como Manuela Bolívar y
Carlos Paparoni, Miguel Pizarro, Tomás
Guanipa, analistas políticos y activistas sociales como Carolina Jaimes Branger,
Ismael Pérez Vigil, Luis Salamanca, Michael Penfold y muchos otros. ¿Cuantos venezolanos apoyan esta postura?
Difícil saberlo, pero forman un sector apreciable de la población venezolana. No
ha sido nunca mi intención meterlos en el mismo saco de los colaboracionistas,
excepto cuando percibo que pasan a serlo.
Hay casos especiales, como el de Eduardo
Fernández, un demócrata por muchos años, quien, en ocasiones, ha mostrado tendencia a pasar del grupo (2) al
grupo (3).
(3), LOS COLABORACIONISTAS
En este grupo figuran esencialmente
venezolanos y algunos extranjeros quienes desean obtener posiciones relevantes
en el quehacer nacional, bien por motivos de prestigio personal o de
aprovechamiento material y político, así como empresarios y otros actores en la
sociedad que aspiran a recibir parte del menguante botín de la hacienda
pública. Algunos tienen como impulso principal el resentimiento. Muchos de
ellos comenzaron como miembros del grupo (1), pasaron en algún momento al Grupo
(2) y han terminado desplazándose hacia el Grupo (3), ansiosos de recuperar
vigencia política o de recibir alguna cuota de poder real o imaginario.
Los miembros de este grupo generalmente
piensan que es estratégicamente deseable coexistir pacíficamente con los
villanos. Su lema parecería ser: “Agarrando
aunque sea fallo”.
Entre los miembros de este grupo veo a
Timoteo Zambrano, Claudio Fermín, Felipe Mujica, Henri Falcón y sus seguidores
a lo Eduardo Semtei, a Manuel Rosales, Enrique Ochoa Antich y José Bernabé Gutiérrez. Encuestadores como
Oscar Schemel, ahora vendido totalmente al régimen y otros que aún navegan
entre dos mares, como Jesús Seguías y Luis Vicente León.
PERMEABILIDAD ENTRE LOS GRUPOS
(2) y (3)
Creo que entre el primer grupo y los otros dos existe
poca o nula permeabilidad. Los miembros del primer grupo se aferran a sus
principios, no aflojan su brújula. Entre los otros dos grupos – (2)y (3) - hay
mayor permeabilidad e intuyo que están ocurriendo movimientos frecuentes del
segundo hacia el tercer grupo, motivados por las circunstancias políticas cambiantes.
Cuando la situación personal o política se le hace insostenible a un miembro
del grupo (2), aumenta su propensión a emigrar hacia el grupo (3).
Creo que en este momento hay una fuerte
tendencia de los pragmáticos a emigrar hacia el grupo colaboracionista, ninguna
tendencia al movimiento contrario.
CONCLUSIÓN
Estas ideas preliminares sobre la
tipología de la oposición venezolana tienen como objetivo hacer un aporte al
debate sobre lo que podría denominarse el dilema actitudinal del venezolano.
¿Cuál será la actitud que le dé a la
sociedad venezolana las mejores posibilidades de redención, de regresar a ser
una sociedad civilizada y digna? ¿Es deseable hacer concesiones que violenten
los principios para resolver problemas de coyuntura? ¿Existe un punto en el
cual es más ético actuar de manera pragmática que aferrarse a los principios?
Estas y otras similares interrogantes son
difíciles de responder con certeza. Lo único que podemos hacer es actuar con
entera sincera y honestidad intelectual, sin pensar en lo que sería más cómodo
o beneficioso para nosotros a título individual.
6 comentarios:
https://elpais.com/opinion/2021-08-02/maduro-y-sus-oposiciones-van-a-mexico.html
IBSEN MARTÍNEZ
02 AGO 2021 - 19:29
Hace poco, en una oportuna entrevista concedida a Juan Cruz para este diario, la ensayista mexicana Alma Guillermoprieto, singular observadora de nuestra América, comentaba, de pasada, sobre mi país: “¿Venezuela? No voy hace años, porque tengo la sensación de que da vueltas sobre sí misma”.
Guillermoprieto sintoniza, ciertamente, con el sentir de millones de venezolanos, dentro y fuera del país. Igual que La invención de Morel, insuperable ficción de Bioy Casares en la que los mismos personajes, congregados en una isla desierta, reaparecen cada noche en un museo igualmente desierto, se dedican unos a otros los mismos gestos de cortesía y cambian las mismas palabras, todo por obra de un fantástico artefacto escenificador inventado por Morel, un científico chalado, así se presenta hoy Venezuela, para mal de mis paisanos y mío.
La regularidad del dispositivo de Morel depende del patrón de mareas y se sirve de la energía cinética producida perpetuamente por el oleaje. De manera muy semejante, la dictadura venezolana y las distintas corporaciones que la adversan nos ofrecen desde hace años las mismas escenas, se hacen las mismas advertencias, lanzan los mismos dicterios unos contra otros, ritualizado todo desde la remota ocasión, allá por 2002, cuando el expresidente colombiano, César Gaviria, por entonces Secretario General de la OEA, presidía los encuentros que salvarían la crisis y preservarían el ejercicio democrático.
Cada uno de estos episodios discurre con arreglo muy propio de la política venezolana del último cuarto de siglo, un modo de parlamentar que llamaré “de iteración inconducente” que se prolonga por muchas jornadas hasta que, en un cierto momento, y de manera inopinada, uno de los autómatas deja de parecerlo y, acusando de deslealtad al bando contrario, abandona la mesa de negociaciones y lo que pudo ser Congreso de Viena degenera en riña de gallos.
La ruptura, ejecutada con la exigua teatralidad y escaso vuelo retórico que permite la mediocridad de toda nuestra clase política, surte en el ánimo de los pantomimos de ambos bandos el efecto de un baño lustral que borra de su memoria moral años de inicuas trapisondas continuistas.
Este indignado patear el tablero habilita a los participantes –pero solo a sus ojos—para comenzar de nuevo, desde cero. Habrá más sobre el microcircuito neuronal continuista que caracteriza por igual a chavistas y antichavistas en solo unos párrafos.
Noto que he escrito “por igual” y, la verdad, he sido injusto: no son en absoluto iguales Maduro y sus adversarios. Mirarlos aprestarse a la ronda de México trae a mi mente los tiempos heroicos de los comienzos del béisbol cuando, apenas terminada la Guerra de Secesión, los Estados Unidos se llenaron de itinerantes equipos de pelota que viajaban de ciudad en ciudad acompañados de su “exhibition troupe”: un equipo adversario de mentirijillas que permitía ilustrar al público acerca de la mecánica del juego.
Maduro y su exhibition troupe ya han visitado antes Oslo, Santo Domingo y, aunque fugazmente, Barbados. El ciclo se interrumpió cuando la facción más audaz fincó sus trumpistas esperanzas en un improbable pronunciamiento militar seguido de una intervención militar gringa en apoyo de un gobierno en exilio.
Pero tras el anuncio de la ronda de México, una vez más las contadas páginas de opinión de las pocas cabeceras independientes venezolanas alojarán artículos firmados por sedicentes fundamentalistas del voto que abogarán por la negociación, la reconciliación y el rescate de la democracia acudiendo para ello a elecciones aunque Maduro ponga las urnas en una cámara de gas.
En esta ocasión, los partidarios del diálogo con Maduro señalan que para el régimen es crucial el levantamiento de las sanciones económicas que Washington condiciona a signos claros de apertura y pulcritud electoral. Se nos dice que esto último hace verosímil que, por una vez, haya elecciones “medianamente limpias”, como infaustamente sugirió un representante opositor ante el colegio electoral.
También se afirma, desde la oposición, que sin la intervención de una fuerza militar multinacional no queda ya sino la larga marcha hacia la recuperación de la relevancia del voto cuyo primer paso es embestir en noviembre el envite electoral de Maduro. Yo no tengo la respuesta a la pregunta sobre qué hacer, y solo espero no sonar demasiado antipolítico al decir que puedo vislumbrar la próxima escena que deparará la invención de Morel en que entre todos han logrado meter a Venezuela.
Al imponerse Maduro, como lo hará, en las elecciones fraudulentas a las que la oposición no quiere ni puede dejar de acudir so pena de sumirse en la irrelevancia, la dictadura, con ayuda de la pandemia, el hambre y su inmisericorde aparato represivo, habrá derrotado, para siempre, la mentida estrategia de insurrección ciudadana, en realidad vulgarmente golpista, que hace dos años invocó la “coalición Guiadó” y, con sanciones o sin ellas, habrá asegurado por largo tiempo su permanencia en el poder.
Por su parte, Guaidó y todo lo que él representa y lo que se le asemeje no tendrá más camino que el repliegue de su gobierno en el exilio mientras USAid, los proventos petroquímicos de ultramar y los incógnitos donantes madrileños lo hagan viable. Esto puede significar también mucho tiempo. El resto de la oposición política gravitará, según sus afinidades, hacia uno u otro polo de este bicontinuismo.
El venezolano común deberá concentrarse en sobrevivir mientras las renovadas cepas de la covid19 lo permitan.
______________
Acosta, Madrid
Desde mi perspectiva, basado en las opiniones expresadas por algunos miembros de la organización Gente del Petróleo tales como Eddie Ramírez, Rafael Gallegos y Eugenio Montoro, y con base en el mas reciente comunicado de esa organización en la cual NO SE FIJA una posición clara sobre la ilegalidad de las elecciones, se pueden ubicar, sin temor a equivocarme, que están del lado de los colaboracionistas.
Estimado Gustavo,veo este articulo como una excelente guia para definir la clase de coloboracionistas de los corruptos. Por cierto esas listas de personas en el grupo 2 y 3 se podrian ampliar mucho mas, pero ya tenemos clasificados un cuantos bates quebrados periodistas como Leopoldo Castillo , alias el Citizen, La Carla Angola,El Nelson Bocaranda Sardi. Ellos dicen que son del grupo de opositores, pero yo los meteria en el grupo 2 . Ha ha saludos
Buenos dias Ing. Mis respetos,mi saludo y mi afecto. Sabe, mas especifico, mas clara no pudo haber plasmado su opinion. Ahora, dentro de mi nulo conocimiento, que representa ese "mundo" donde uds se desenvuelven. Si puedo darle mi opinion de lo que para mi es UN AMIGO.Claro esta va quedar escueto por limite de espacio donde expreso mi insignificante opinion digo nsignificante porque si digo modesta pudiera no serlo para otro.Un ser humano que es honrado, no se agrupa con deshonestos y si lo hace porque los grupos de trabajo son muy amplios, hace una de dos. Le da su opinion,le dice ¿COMO? para que mejore o se retira del grupo.Un amigo ayuda,de diversas modos,a que EL OBJETIVO PRINCIPAL que se persigue no se vaya a la porra. Cuando sabe que se debe trabajar honradamente y con inteligencia proba en los objetivos secundarios. Un amigo hace todo lo que esta a su alcance para evitar el sufrimiento, un amigo no resta VALORES suma VALORES.Un amigo nunca APOYA lo que DESTRUYE apoya lo que CONSTRUYE.Un amigo verdadero, autentico, real aqui y en la eternidad TE DICE LA VERDAD. Aunque esa verdad no agrade.Pero esa verdad que no agrada si SALVA VIDA. A Dios le va a gustar y eso nos permite sentir paz sosiego cuando ya no estén en este plano existencial y si es uno el que ya emprende el retorno a la PATRIA CELESTIAL no tiene NADA DE QUE ARREPENTIRSE NADA. Un amigo sabe que su mano debe estar extendida siempre a hacer lo que Jesucristo hizo con sus amigos. Liberarlos de tanta ATADURA MENTAL que encamina por derroteros invencibles, mas temprano que tarde. Dios lo bendiga.Un abrazo, y mucha salud para ud son mis deseos.
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