El
tiempo le ha ido dando a la navidad una configuración festiva, a lo que fue un
evento de singular modestia y sencillez, el nacimiento de un niño llamado Jesús,
en Belén según Mateo y Lucas o en Nazaret según Marcos y Juan. Ese niño, hijo
de José y María, crecería para ser el más excelso de los profetas - según dicen unos - o el hijo de Dios en la Tierra, según otros, llegado a la Tierra para pagar con su pasión
y muerte los pecados de los seres humanos: Agnus Dei, qui tollis peccata mundi.
En
esta última interpretación Jesús fue un hombre y fue el hijo de Dios. La
historia de su nacimiento, pasión, muerte y resurrección está profundamente enraizada
en la tradición judeo-cristiana y en la cultura occidental y se ha ido convirtiendo
en el tiempo en una celebración de su
nacimiento por la vía de un llamado al amor y la compasión entre nosotros.
Somos el producto de una herencia cultural de más de 2000 años que ya se ha
hecho casi cromosómica, esa sensación de que el nacimiento de Jesús nos lleva a
sentir que el amor y la felicidad se magnifican e invaden nuestras almas. Nos
sentimos capturados por el espíritu de la navidad.
Desde
pequeño, a pesar de no ser miembro de una familia religiosa, creciendo en Los
Teques, un pequeño pueblo de montaña lleno
de gente creyente y apacible, no me fue difícil convertirme en un gran
admirador de Jesús y de lo que aprendí sobre su vida. Se me hizo siempre fácil
absorber ese espíritu de la navidad, el cual siempre parece llegarnos en un
momento de epifanía, inducido por el
olor de los pinos, el escuchar de un villancico (o, si en Maracaibo, una
gaita), el cielo de intenso azul y de algo particular en el aire, todo lo cual nos llena de una alegría íntima e
inexplicable, una sensación de que todo en nuestro mundo está bien y de que el
futuro se presenta favorable. Este es el espíritu de la navidad.
Durante
mis 88 años han sido muy escasos esos años en los cuales el espíritu de la
navidad no se ha adueñado de mí. Los más notables han sido los dos últimos
años, en los cuales mi esposa, con quien compartí felicidad por 62 años, ya no
está con nosotros. La neuro ciencia nos dice que el cerebro codifica tanto lo
perteneciente al “Yo” como al “Nosotros”. La ausencia de mi esposa ha roto mucha
de esa codificación de “Nosotros” en mi
cerebro y ello me ha obligado a ver la navidad de manera diferente, ya no como
algo a compartir con ella, como algo que era nuestro.
Ante
lo definitivo de la pérdida estoy tratando de restablecer mis circuitos
cerebrales para darle al “nosotros” un nuevo significado, alguna acción que me
ponga de nuevo a pensar en términos de “nosotros”.
En
estos días de navidad acabo de leer que, en el condado de Fairfax, estado de
Virginia, donde vivo, hay un alarmante incremento de suicidios de juveniles,
debido a problemas familiares, de drogas y de estudios. Ello me suena como una
oportunidad para darle un nuevo sentido al “nosotros” en mi vida. Estoy
haciendo contacto con la administración de Educación en el Condado de Fairfax
(Board of Education), para ofrecer mi ayuda como tutor de algunos de estos
jóvenes, quienes necesitan este tipo de ayuda y, quizás, para organizar un
grupo de “senior citizens”, tutores voluntarios, quienes puedan representar una
figura paternal para algunos de estos jóvenes.
Esta
sería – de ser aceptable y deseable por la comunidad educativa de Fairfax - una manera de hacerle justicia al espíritu de
la navidad. No solo ayudaría a los jóvenes que necesiten nuestra ayuda sino que
ello honraría la memoria de los seres
amados quienes se han ido para siempre. Para mí, sería como una ofrenda para mi
Dulcinea y una manera de restablecer el código roto del “Nosotros” .
6 comentarios:
Gracias Gustavo, buenos deseos para tí en la Navidad, luego que se nos va la gente querida ya la Navidad pierde un poco pero hay que ser resilientes y poner lo mejor para enfrentar eso. Los seres queridos que se nos han ido adelantando estoy seguro no nos quieren achicopalados en estas fechas. Te abrazo.
Felicitaciones, muchos cariños y Bendiciones. Feliz Navidad.
MT
Feliz Navidad para ti y los tuyos, Gustavo. A pesar de que nos separan una generación y media, hoy agradezco que sigas escribiendo y proponiendo a través de lo que escribes y quería transmitírtelo por estas fechas.
Justamente poniéndome al dia con varias lecturas tanto de tu blog (este post con tu propuesta para Fairfax) como tu post sobre el miedo y la ideología en EEUU, quería compartirte algunos enlaces de artículos relacionados que quizás ya has leído pero que a mi me han ayudado, junto con lo que tú escribes, a "conectar" la amenaza autocrática (que bien conocemos de Venezuela) con tus observaciones sobre lo que el sueño americano significa hoy en día, el rol de la religión, la familia, la crisis de la salud mental y las drogas.
https://www.cnas.org/publications/commentary/values-are-interests
https://www.economist.com/briefing/what-will-america-fight-for/21806660
https://www.theatlantic.com/magazine/archive/2021/12/the-autocrats-are-winning/620526/
https://www.theatlantic.com/international/archive/2021/10/hong-kong-democracy/620425/
https://frenchpress.thedispatch.com/p/deconstructing-white-evangelical
https://frenchpress.thedispatch.com/p/the-wounds-politics-cannot-heal
Estos últimos cables de David French me resultan muy interesantes, a pesar de no ser particularmente religioso, porque añade algunas conexiones importantes con el tema familia, identidad y cultura (también el tema veteranos) que es relevante en el tema EEUU.
Yo entiendo y aprecio la alarma con la que hablas de que se escapa tu sueño americano. Pero también pienso que lo que has expuesto históricamente en materia de educación ciudadana, y en particular lo que la experiencia de Fairfax (u otra equivalente) podría enriquecer esas propuestas (por ejemplo, añadiendo una nueva perspectiva demográfica, individual e "hiperlocal"/comunitaria) son una contribución no solo a ese "nosotros" que tanto significa para ti en lo familiar sino también para el "nosotros" de ese sueño americano compartido.
Me disculpo porque, quizás por las distracciones (positivas) de la época navideña, no puedo cristalizar muchas propuestas en concreto pero espero que esta nota sirva no solo como agradecimiento sino un guiño de motivación desde otra costa y otra generación pero de sueño americano compartido y con la convicción de que el riesgo es real, la oportunidad de hacer algo también lo es, y aunque se puedan adaptar, mejorar, y complementar con más instrumentos y técnicas, las brújulas que nos han guiado por décadas no se deben ignorar y serán herramientas importantes para enfrentar todos esos retos.
Celebro su ofrecimiento, ojalá en Fairfax sepan valorarlo. Es el sentido de sentirse útil y de querer aportar experiencia y sabiduría a la sociedad ante semejante problema. Le deseo éxito.
Muchísimas gracias por estos envios y por tus reflexiones, las cuales me son de gran valor.
Mi tema central es que el concepto de buena ciudadanía activa pasa por ser útil. Ahora, que ando solo he descubierto que no solo ser útil nos hace buenos ciudadanos sino que también nos llena mucho del vacio que causan las ausencias de la gente amada y que ello nos da una variante de la felicidad, nos restituye mucho del sentimiento de "nosotros", que es la esencia del sentido de la vida.
Un gran saludo navideño y mis mejores deseos por un buen año 2022.
Estoy enviando la carta hoy, amigo Martín. Los mantendré informados. Se que hay mucha cautela en la sociedad acerca de ofrecimientos como los que hago puesto que hay mucho fraude suelto y con motivaciones sospechosas. Espero tener la oportunidad de mostrarles que soy "de verdad".
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