Los deudos tienen que ir a buscar el nombre de sus muertos en este pedazo de papel. Maldita sea la autoridad que actúa así
El
discurso de Nicolás Maduro es un discurso asesino. Lo que dijo ayer condena a centenares
de reclusos a la muerte. Ha dicho que “la “compañera” Iris Varela está haciendo
un esfuerzo gigantesco, ¿ustedes la han visto, verdad? Y se ha metido allí en
la boca del lobo. Y nosotros le damos todo nuestro respaldo”. Al respaldar con total desverguenza, aprendida
de sus jefes cubanos, a la inepta y anormal persona que han puesto a “manejar”
las cárceles y que ha terminado por confraternizar con los jefes de la
delincuencia en cada antro de horror, Maduro prepara la próxima masacre. Tiene
Maduro el cinismo de hablar de “carceles verdaderamente modelo”, cuando lo que
pasa en las cárceles de Venezuela es una tragedia que no se ve en ningun otro
país de América Latina. Somos el país más atrasado de la región en materia
carcelaria y ello se debe a la acción criminal de la mujer que maneja el sector
y a la acción promotora del crimen por parte de Chávez, primero, y por parte de
Maduro ahora.
Terminó
el grotesco personaje diciendo que “el socialismo
(es) la cura, la sanacion, de una sociedad enferma por el capitalismo”. En
Barquisimeto 61 muertos muestran que esta es una gran mentira. Una mentira que
mata.
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