Esperando comprar comida. Que verguenza de país!
Primera reflexión:
Objetivamente Venezuela nos luce
como un país en crisis. No vivo en Venezuela pero, además de leer la prensa y
los sitios virtuales venezolanos a diario, tengo familiares y amigos quienes me hablan de las angustias que experimentan en materia
de seguridad, de alimentación y me comentan sobre los abusos del régimen que
controla el poder politico. Quienes tengan más de 30 años recordarán a una
Venezuela diferente. El país de hoy tiene un asfixiante control cambiario y un
desabastecimiento que lleva a la gente a humillarse o a convertirse en salvajes
para conseguir unos paquetes de harina PAN. Me dicen que en algunos mercados solo
dejan entrar por el número de la cédula, un día cada semana, o marcan la piel de quien compra, para
asegurarse de que solo compran una ración. Me reportan que en algunos
establecimientos solo le venden a quien se manifieste como partidario del
gobierno. Lo que conozco sobre Venezuela
me indica la existencia de una situación cercana a una gran explosion social. La
gente está hastiada de tanta ineptitud gubernamental.
Segunda reflexión:
Objetivamente, no logro
comprender como un país que hace apenas dos décadas tenía aspiraciones de
grandeza hoy tenga un presidente en ejercicio, ilegítimo o no, que es un
analfabeta funcional, un ignorante, un patán de bajísimo nivel ético, con
prontuario laboral y pasado turbio, adoctrinado en Cuba, totalmente incapaz de
ejercer una posición como la que ejerce.
Se me dirá que fue elegido para
ocuparla. Y a ello solo puedo responder: si fue elegido en buena lid, por una
mayoría genuina de los venezolanos, entonces me alegro de no estar allá, porque
no me aguantaría vivir en una sociedad degradada y suicida. Pero si fue elegido
como producto de un fraude, como parece ser el caso, entonces creo que hemos
demorado mucho en (tratar de) sacarlo de alli a patadas. Me opondría, como en
efecto me opongo, a cualquier intento de apaciguadores invertebrados, a lo
Edgar Zambrano o Eduardo Fernández, de dialogar con un pandilla que no comparte
nuestros principios y valores. Aquí no hablamos ya de Magallanes y Caracas, sino
de decencia e indecencia.
Tercera reflexión:
Objetivamente veo que el país
está en la ruina. Y eso es comprobable, no es producto de nuestra imaginación. Las
reservas internacionales líquidas están al mínimo. PDVSA está endeudada al
máximo, a punto de que la deuda ya casi iguala su patrimonio. La CVG está en
ruinas. La inflación este año pasará del 30 por ciento. La industria está
paralizada. El deficit fiscal representa un 18% del Producto Interno Bruto. La
infraestructura se encuentra en deplorables condiciones de mantenimiento. Esto va más allá
de un simple problema ideológico. Tenemos una pandilla de estúpidos en el
poder que usan con desparpajo la técnica cubana de culpar a otros por su ineptitud. El hecho
de que se importe el 70 por ciento de la comida es culpa, segun el payaso mayor, de…
POLAR!
Cuarta reflexión:
Es fácil advertir que el régimen
está sumido en la mas espantosa corrupción. Cada robo es premiado con una promoción.
En PDVSA, en Corpoelec, en BANDES, en los ministerios, en los cuarteles donde se
protege la droga , sobre todo en Miraflores, se roban impunemente el dinero público.
Miles de millones han sido entregados, en acto de traición, a Cuba y demás países “amigos”, un dinero que era
nuestro.
Conclusión:
Es necesario insurgir activamente
para salvar al país. Para ello es necesario utilizar todos los medios
permisibles bajo la constitución, sistematicamente violada por la pandilla que
está en el poder. La constitución nos impone el deber de alzarnos contra este
régimen. Nada de diálogo, nada de conciliación es posible con la pandilla, so pena de parecernos a ellos. Conversar
con Pedro Carreño y con lo que el representa es un acto de profunda corrupción
que ensucia a quien lo hace, llámese como se llame.
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