La prodigalidad es el uso
irresponsable del patrimonio familiar para favorecer a terceros. Es el crimen
que comete quien regala a otros el dinero
de los hijos. Es un acto punible por nuestra legislación.
Nadie que cometa ese crimen puede criticar a su familia porque se opongan
a su locura.
Eso es lo que ha hecho el chofer devenido
en presidente ilegítimo. En la reunión de PetroCaribe que se lleva a cabo en Caracas insultó a los venezolanos
quienes no piensan que la riqueza venezolana se deba repartir tan alegremente.
Cuando a los 100.000 barriles de petróleo que el régimen practicamente le
regala a Cuba se suman los volumenes que van al Caribe y América Latina bajo
los términos pródigos de Alba y de PetroCaribe, estamos hablando de unos
567.000 barriles diarios de petróleo venezolano por los cuales nuestro país no
obtiene justos beneficios. La transferencia de riqueza venezolana a esos países
ha sido gigantesca, del orden de los $30.000 millones, una suma que aumenta
cada día.
Por supuesto, si usted le
pregunta a Raúl Castro, a Morales, a Correa y a los líderes de los países
caribeños y centroamericanos que les parece este programa, les dirán que les
parece maravilloso. Es como si usted le
preguntara a los habitantes del barrio como les parece el vecino que reparte
dinero a manos llenas. Dirán que es muy generoso, aunque esté arruinando a su
familia.
Le hemos dado a Cuba unos $25.000
millones en los últimos siete años. Los países del Caribe nos deben unos $4000
millones que no nos van a pagar nunca. Correa, Morales, la Sra. Botox y José
Mujica nos deben centenares de millones de dólares.
El regimen forajido que hemos
tenido durante 15 años compra lealtades políticas a cambio de su prodigalidad. En
ellos no hay tanto filantropía como manipulación y deseos de engrandecimiento
tribal a costa de la riqueza venezolana, es decir, el patrimonio familiar
venezolano.
Esa gente no es altruista, es
criminal. Y el mediocre forajido que mientan Nicolás Maduro (“los españoles
mataron a cien millones de indios” en Venezuela, dijo el analfabeta ayer)
todavía se atreve a decirle a los visitantes del Caribe que los villanos somos
nosotros, los miembros de la familia venezolana. Espero que los líderes de los países
de PetroCaribe, hoy beneficiados de la prodigalidad del chofer, como lo fueron
antes del sátrapa, puedan ver la diferencia entre el manirrotismo como
estrategia política y la verdadera solidaridad. Ellos votan en bloque a favor
del régimen en los organismos internacionales como pago a los subsidios y deben
saber que millones de venezolanos ven este acomodo como lesivo para los
intereses ncionales.
La verdadera solidaridad no puede
construírse a expensas de nuestro patrimonio. Ojalá que los países que hoy
integran PetroCaribe (el liderazgo del Alba está desahuciado) puedan ver hacia
el futuro y no se limiten a ordeñar el presente.
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