miércoles, 8 de mayo de 2013

En que pensará el boliburgués cuando roba?


 


Para quienes hemos pasado nuestra vida haciendo honor a las enseñanzas de padres y maestros es desconcertante ver como proliferan los ladrones a nuestro alrededor. No son gente extraña sino perfectamente normal. Uno se los encuentra en un coctel o en una reunión profesional y piensa que son como nosotros. Hablan de cosas intrascendentes , el tiempo, beisból , de esto o aquello. Esta pandemia de deshonestidad nos hace dudar de lo que nos decían de niños: que el crimen no paga.

Nunca no imaginaríamos que él o ella, esos compatriotas que se ven tan bien acicalados, sean ladrones. Hasta que los vemos reseñados en la prensa. Así me pasó con Tobías Nóbrega, a quien veía -  en epocas pre-revolucionarias -  muy discretamente sentado en las reuniones de gobernadores, como asesor de uno de ellos, creo que Didalco Bolívar. O con el mismo simpático Didalco.  Quien hubiera pensado que el folklórico pero “inofensivo” Pedro Carreño, el autor de las teorías del televisor como espía, se metiera un billete en el bolsillo en contratos de cedulación?   O quien pensaría que el Sr. Iallaramendi, tan religioso, tuviera actividades poco ortodoxas relacionadas con el fondo de pensiones de los empleados de PDVSA? O que un amigo de la infancia se cogiera unos reales en una empresa del Estado? 

Hoy vemos que una señora llamada María de los Angeles, ejecutiva del BANDES, está presa en Miami acusada de haber recibido sobonos del orden de los cinco millones de dólares, por participar en un fraude con unos intermediarios financieros amigos, El fraude consistía en que ella, usando su autoridad en el BANDES,  les daba trabajo y luego se repartían las comisiones. Bueno, no equitativamente, porque los intermediarios la “robaban”, dándole menos de la mitad. Y no eran cuatro lochas las que se embolsillaban. Eran millones de dólares. A veces, en un solo día se metían más de un millón de dólares en comisiones sobre transacciones que no se justificaban. En total, se embolsillaron $60 millones en menos de un año. Ver: http://www.noticierodigital.com/2013/05/acusan-a-vicepresidenta-de-bandes-de-recibir-sobornos-de-5-millones-de-dolares/
Que pasará por la mente de esta clase de gente cuando cometen sus fechorías? Que no están haciendo nada malo, porque ese es dinero de la nación? Que son listos?  Que no dañan a nadie porque todo el mundo debe aprovecharse cuando puede? Que son gente de “negocios”? Que si no lo hacen ellos lo harán otros?

La corrupción de esta gente tiene varias explicaciones. Una es la oportunidad combinada con la presión social. En una Venezuela donde el dinero corre libre y donde la renta petrolera parece inagotable, la gente siente que “ponerse” en un dinero que parece no tener dueño (porque lo que es de todos no es de nadie), es parte del éxito social. Ya hemos visto que, en  la revolución,  cualquier pelagatos se compra un yate o una casa en el “country clús” y gente como Arné Chacón pasa de ser un limpio a potentado en un abrir y cerrar de ojos.  Este milagro se repite a diario en la revolución de los  pobres". 

 La otra es la  impunidad. En Venezuela los ladrones están a seis por bolivar y disfrutan del mismo estatus social (a veces más) que el de la gente honesta. Por lo tanto, si no hay sanción social, cual es el incentivo para no robar? Decía Gonzalo Barrios que en Venezuela se roba porque no hay razones para no hacerlo. Esto se ha magnificado en esta época en la cual las sumas robadas son mucho mayores, como lo revelan los bolichicos, las notas estructuradas, la gabarra Aban Pearl, el tren de la vida de la familia Chávez, Corpoelec y la importación de comida podrida por parte de PDVSA/PDVAL.

Por eso considero que todos los llamados al diálogo, a la conciliación, representan un llamado a pasar páginas que no deben ser pasadas, a barrer la basura debajo de la alfombra. Por eso se habla de una sociedad de cómplices y por eso nadie se indigna cuando Maduro alquila dos pisos en el mejor hotel de Uruguay para que quepan los miembros de su comitiva, la cual incluye cocineros. El viajecito de este tipo cuesta más de un millón de dólares pero nadie parece protestar. Nadie protestaba cuando el difunto se compraba un reloj de $50.000 con dinero ajeno. Por cierto, donde estarán estos relojes?

En Venezuela, robar se ha hecho parte indivisible del ejercicio politico o de la actividad de los burócratas del gobierno. Solo cuando el robo tiene relación con países donde si hay justicia, es cuando hay presos, como fue el caso del maletín de Antonini, del fraude de Iallaramnedi o, ahora, de las comisioncitas de María de los Angeles. De resto, nadie es castigado. Esta combinación de oportunidad con impunidad ha hecho poible que desaparezcan unos $200.000 millones propiedad de la nación, hoy en manos de la boliburguesía y de los amigotes extranjeros del difunto y de su pandilla.   

4 comentarios:

Anónimo dijo...


La codicia es una forma de locura

http://www.justice.gov/usao/nys/pressreleases/May13/ClarkeetalComplaintPR/Cartagena%20International,%20et%20al.%20Civil%20Forfeiture%20Complaint%2013%20Civ%203028.pdf

Anónimo dijo...

La codicia es una forma de locura

http://www.justice.gov/usao/nys/pressreleases/May13/ClarkeetalComplaintPR/Cartagena%20International,%20et%20al.%20Civil%20Forfeiture%20Complaint%2013%20Civ%203028.pdf

Anónimo dijo...

No piensa...roba.

Unknown dijo...

Gustavo: Yo pienso que, lamentablemente, esta es la expresion maxima de una conducta que el venezolano lleva mucho tiempo exhibiendo, incluso antes de Chavez. Viviamos en un pais donde las instituciones habian quedado devaluadas al punto de que todo el mundo pensaba que podia salirse con la suya en lo que fuese. Cuando yo vivia alla, recuerdo lo que me enardecia ver que la gente circulara por el hombrillo, que los semaforos estuviesen de adorno, que existiera la tan criolla figura del "gestor" (que no era otra cosa que pagarle a alguien para que te adelantara por encima de alguien en cualquier diligencia). Tampoco recuerdo haber visto nunca una multa por exceso de velocidad. Al mudarme a USA, me di cuenta que el riesgo siempre esta alli de que la gente se salga del carril, pero saben que en la proxima esquina (real y figurativa) los puede agarrar la autoridad, asi que no lo hacen. Y con el tiempo, esto cambia la conducta y todo se va civilizando.