miércoles, 3 de octubre de 2012

La apoteosis de Miguel Cabrera


La nebulosa del Cangrejo: la inmortalidad tiene que ver con la luz

Apoteosis:  final brillante.

Hoy se encuentra Miguel Cabrera con la historia. Si las cosas pasan como sus miles de seguidores desean, mañana amanecería como  el ganador de la Triple Corona del beisból, una hazaña que no se ve desde 1967, cuando la llevó a cabo Carl Yastrzemski. Por cierto, otro latino, Ted Williams fue el último pelotero en batear .400, ya que la madre de Ted era Mexicana.
Ted Williams.

Empujar más carreras, pegar más cuadrangulares, tener el mejor promedio al bate, esos son los tres componentes de la triple corona. Esto ya de por si es un logro monumental pero es que Cabrera este año ha pegado más de 40 cuadrangulares y más de 40 dobletes, algo que no se veía en Detroit desde Hank Greenberg, en los años 30. Además, está de primero o segundo en slugging y es el candidato más fuerte para MVP, el jugador más valioso de la liga.  Ha contribuído con más del 40% de todas las carreras de su equipo durante la temporada.

Desde todo punto de vista un logro extraordinario que lo pone en ruta al Salón de la Fama.

Este ha sido un gran año para los jugadores venezolanos en las grandes ligas: Cabrera con Detroit, Carlos Gonzalez con Colorado, Altuve con Houston, Scuttaro y Sandoval con San Francisco, Prado con Atlanta, Félix con Seattle, todos ellos han logrado grandes éxitos. Y hay otros con actuación decorosa y muy prometedora. Me gusta mucho el joven de Detroit, Avisail García, quien parece un clon de Cabrera. Este es también el año del retiro de Omar Vizquel (ver nota en este blog), ese gran caballero andante del beisból.

Que año, mis amigos!

Mi esposa y yo tenemos un abono a un canal de TV que tiene unos diez juegos diarios durante la temporada. Nos sentamos a verlos en dos televisores, uno para los Nationals, otro para los Tigres. Con frecuencia comemos perros calientes y tomamos vino (no ya la cerveza) y nos dedicamos a ser felices como espectadores del gran deporte.

Y es que el beisból es lo más parecido a la inmortalidad. Un juego termina hoy? Otro comienza mañana. No te gusta ese final? Habrá otros mejores. Este año no se pudo?  Aguarda al año que viene!
Quizá lo único que rivaliza con el beisból en esa magnífica parodia de la inmortalidad es el teatro. Siempre me ha conmovido mucho la despedida de los actores después de una obra, esa reverencia hacia la audiencia, las luces, la música. Es como una pequeña y digna muerte. Me alivia saber que al día siguiente estarán allí allí otra vez, desempeñando los mismos papeles.
 

Que vaina tan buena.

 

 

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Trout, para pasar a Cabrera, y suponiendo que el venezolano no juegue, tendría que batear de 6-6. Así quedaría en .3309 contra .3306 o trasaladado a como hablamos nosotros, 330,9 contra 330,6.

El aspecto crítico es, entonces, lo que haga Hamilton, quien juega en la tarde (al momento de escribir, no lleva jonrones). Si batea dos jonrones, obligaría a que Cabrera jugara en la noche para intentar alcanzarlo y, al menos, empatarlo con 45. Si Hamilton da uno, entonces quedan empatados y hay Triple Corona.

Bueno, a lo mejor Cabrera quiere terminar a lo grande. En 1941 Ted Williams llegó al último día bateando .3996 (para nosotros 399,6). Para efectos de las cifras, se redondeaba a .400. Williams, a quien el manager quería dejar sentado en el doble juego de ese día, pidió jugar porque él quería un verdadero .400 y bateó ¡de 8-6!. A lo mejor Cabrera decide terminar a lo Ted Williams...

Dr. Coronel, Williams fue el últino en batear .400. El último triplecoronado fue Carl Yastrzemski, en 1967. Frank Robinson lo hizo en 1966. 45 años han pasado desde la última vez que se logró la hazaña. Ted williams lo hizo en 1942 y 1947

Gustavo Coronel dijo...

Gracias. Ya está corregido el error. Se me fué ese rolincito por entre las piernas!

Anónimo dijo...

ASI SE HACE CAMARADA.

JG

SOUBLETTE dijo...

El Beisbol es una sublime prueba de la existencia de Dios.

Anónimo dijo...

Soublette: me gustó ese comentario. Es bonito.