Los riesgos de la fama son mayores en personas de escasa educación formal

Charlie Sheen, cuyo nombre es Carlos Estévez, nació en Nueva York, hijo del actor Emilio Estévez. Ni siquiera se graduó de bachillerato debido a su mala conducta.Su vida ha estado caracterizada por adicción a las drogas, afición por las prostitutas y alcohoolismo. Acaba de ser botado de su trabajo en la televisión, donde ganaba $1,8 millones por capítulo, después de haber insultado al productor de la serie “Two and a Half Men”. Sheen insiste, por ejemplo, en que el ataque a las torres gemelas fue inventado por el gobierno de Bush, es anti-semita y le pega a las mujeres. Es un caso típico de una persona que no ha sabido asimilar la fama.

París Hilton, de una familia muy adinerada, es un caso patético de búsqueda de notoriedad a toda costa. Nieta de Conrad Hilton, el fundador de la cadena hotelera, decidió no ir a la universidad y buscar la fama. La manera de buscarla ha sido ser modelo, diseñadora de joyas, artista porno, exhibicionista sexual, protagonista de fiestas escandalosas y lesbianismo para consumo de los tabloides. En todo ha fracasado, excepto en mantenerse en las primeras páginas de las publicaciones que trafican con sus escándalos. Ha podido vivir una vida útil y prefirió convertirse en una parásito social en busca de la notoriedad.

Lindsay Lohan es un trágico ejemplo de una joven que no supo manejar su fama de actriz infantil. No terminó bachillerato. Su padre ha tenido problemas policiales. Quiso convertirse en actriz, cantante y bailarina y se ha venido abajo espectacularmente. Alcohólica, ha estado arrestada en múltiples ocasiones. Consume cocaína y ahora está acusada de robarse unas valiosas joyas.

Creo que si se hiciera un estudio de estas víctimas de la notoriedad y de la fama se encontrará que uno de sus comunes denominadores ha sido frecuentemente la escasa educación formal que han tenido. Posiblemente se encuentre que la mayoría no ha terminado ni siquiera estudios de bachillerato. Creo que la falta de una educación fomal predispone a la incapacidad del individuo para la vida social normal.

Los venezolanos que tienen problemas debido a la fama y a la notoriedad obedecen aún más a este síndrome de la escasa educación formal. Nuestros boxeadores que llegaron a destacarse y se hundieron abruptamente han sido jovenes venezolanos de pobre educación. El más reciente caso, el del Inca Valero, terminó tragicamente con el asesinato de la esposa y su suicidio. La mayoria de nuestros boxeadores terminaron en la miseria o locos o alcohólicos, por no saber digerir su momento de fama y entregarse a un ritmo de vida anormal, derrochando el dinero ganado en francachelas. Desde el Zurdo Almeida y Ramoncito Arias hasta Fulgencio Obelmejías todos nuestros campeones llevaron una vida desordenada tan pronto tuvieron unos bolívares en el bolsillo.

Nuestros beisbolistas se han salvado de esta trágica suerte en su gran mayoría, quizás porque el beisbol es un deporte para jugar en equipo y su práctica diaria no le permite al atleta mucha distracción. Pero hay casos patéticos, como el de Francisco Rodríguez golpeando a su suegro rascado en el estadio de los Mets, lo cual le costó millones de dólares. O el caso de Miguél Cabrera, uno de los grandes ídolos del beisbol de las Grandes Ligas, envuelto por segunda vez en problemas de alcoholismo y rencillas familiares, poniendo su carrera y hasta su vida a riesgo por estupidez.. Característico de la escasa materia gris de este muchacho es que, al ser detenido en la carretera por la policía de Florida con una botella de whisky semi-vacía en la mano, solo se le occurió decir: “ustedes no saben quien soy yo”! La fama, la notoriedad, mál digerida por la escasa educación, es la principal causa de la tragedia en atletas y gente de la farándula quienes surgieron muy rápido y no han sabido dosificar el éxito.

París Hilton ha fracasado porque era muy rica. Ramoncito Arias fracasó porque era muy pobre. El denominador común que los ata parece ser la escasa educación.