Momios.....momios.... y momios....

La última intervención del (en) bajada (or) de Chávez en la OEA, Roy Chaderton Matos, ha sido su más memorable. Alzando la cabeza, como el Frankestein de Mel Brooks o como Mussolini o, bueno, como Jorge Rodríguez, Roy se dedicó a respirar fatigosamente ante el micrófono, a fin de mostrarle a sus colegas como es que hablan los estudiantes en huelga de hambre.

En un paroxismo de rabia, mordiendo el pañuelo de fino lino, Roy miró fijamente a Insulza y le dijo: “usted es como los estudiantes…. Momio, momio y….. momio. He dicho”.

Roy terminó de hablar sudado, como quien acaba de correr un maratón. Y es que, en cierta forma, Chaderton ha corrido un maratón, esa larga distancia que lo separa de sus días bajo Calvani de estos días bajo Maduro. Ha sido un maratón cuya meta es la ignominia y la prostitución. Lo comenzó corriendo con discreción pero, a medida que el viento revoloteaba en su pelo, sintió una progresiva excitación que le hizo perder el recato y lo puso a hablar abiertamente a favor de la “revolución socialista”. Ahora lo grita a los cuatro vientos, con el abandono de quien se ha quitado la careta y ya puede respirar con entera libertad para decirle al mundo: “Si. lo soy, un revolucionario…….odio a los ricos… Y qué me ves… momio?”.