Una reflexión dominical
Un gran amigo de
Venezuela, el psicólogo Daniel Benveniste, radicado en el estado de Washington,
quien ha vivido en Venezuela y la ha llegado a querer como si fuera su país,
conversa frecuentemente conmigo por esta vía sobre la situación de nuestro país
y como la oposición podría llegar a prevalecer. Daniel es un firme creyente en
una Narrativa
para la oposición, una narrativa que capture la imaginación de los venezolanos.
Pensando en contribuír a la estructuración de esa narrativa, Daniel y yo preparamos un proyecto de Decálogo
para la Oposición, basado en el extenso documento preparado por un
numeroso grupo de expertos de la MUD, documento que ha tenido muy poca difusión
por su extension y grado de detalle. En 2012 enviamos el proyecto a nuestros
contactos en la MUD, recibiendo una
cortés respuesta de agradecimiento.Ver: http://lasarmasdecoronel.blogspot.com/2014/01/un-decalogo-para-la-oposicion.html
Daniel opina que el
éxito de la oposición depende de la calidad de su narrativa. Hasta ahora,
piensa Daniel, y yo estoy de acuerdo, no ha existido una narrativa de la
oposición que capture la imaginación de los venezolanos y que
la identifique claramente con sus valores, principios y anhelos.
Cuando digo esto no
quiero decir que la oposición ha carecido de narrativas sino que ellas no han sido exitosas, ya que el éxito de una narrativa
depende de que pueda capturar la imaginación y la lealtad de su audiencia. La
oposición representada en la MUD ha mantenido una narrativa principal basada en
la convicción de que los procesos electorales, aunque sean poco transparentes y
caracterizados por el abuso de poder del régimen, terminarán por darnos la
victoria. Y ello podrá llevarse a cabo sin violencia, sin abandonar las reglas
de un estado democrático. Esta no es una narrativa deleznable. Está ciertamente
apoyada en las mejores intenciones de no someter al país a una confrontación
violenta. Pero, es una narrativa errada en el contexto
de la Venezuela que existe hoy.
Venezuela ya lleva 15 años sufriendo bajo el yugo de un régimen muy
inepto y muy corrupto. Todos los índices económicos y sociales del país se han
deteriorado de manera espeluznante. Cada día que pasa el país se viene abajo.
Los venezolanos han dejado de creer en la via electoral, en la paciencia, para
solucionar sus horribles problemas. He dicho que mientras nosotros vamos por
las escaleras la tragedia venezolana viaja en ascensor.
Y es por ello que
pienso que la narrativa de la MUD,basada en el lento progreso de sus números
electorales, ha dejado de tener éxito. Y el problema de una narrativa que ha
dejado de capturar la imaginación de los venezolanos es que, quienes la
transmiten, también pasan al
archivo. Creo que la cabeza visible de
esa narrativa, Henrique Capriles, ha perdido la credibilidad deuna buena parte
de su audiencia. No se trata de que
Capriles sea un mal líder ni que sus
éxitos cívicos no sean apreciables, sino que la narrativa que él encarna ha
dejado de capturar la imaginación de los venezolanos. Y cada día que pasa el
país está esperando una nueva narrativa que capture su imaginación.
El problema con las
narrativas es que afloran por aquí y por allá, transmitidas por líderes diversos.
Hay múltiples narrativas que compiten entre sí para tratar de capturar la
imaginación de los venezolanos. Lamentablemente, la narrativa que lo hizo,
aquello de “es malo ser rico”, ”con hambre hay que robar” y “aplastaremos a los
escuálidos”, ha conducido al país al
desastre, despertando las peores pasiones entre los venezolanos: la codicia, el
resentimiento social, el robo, la flojera.
Una
narrativa exitosa, nos dicen Mary Crannell y Ben Sheppard en un excelente
ensayo publicado en Strategic Studies
Quarterly ♦ Fall 2011, ver:
“Preparing to Lead with a Compelling Narrative”, debe poseer algunos ingredientes:
- la gente necesita “enlazar” su narrativa personal con la narrativa que se les ofrece.
- Los líderes y su grupo necesitan permanecer fieles a su mensaje medular
- Una narrativa captura la imaginación si la persona que comunica la historia es vista como un símbolo que refleja y representa un microcosmos de la historia. Una narrativa es poderosa si la persona que la comunica es percibida como genuina y auténtica
- El lugar donde el mensaje se entrega debe apoyar la narrativa, ya sea un lugar virtual (Internet) o en el mundo real. El sitio ayuda a definir el mensaje, es el trasfondo simbólico que refuerza el mensaje. Por ejemplo: El discurso del Presidente Reagan en el muro de Berlín exigiéndole al líder ruso: “derrumbe este muro”
- En adición a saber donde plantar las semillas de la narrativa es importante saber cuando plantarlas. Las ideas innovativas son aceptadas en su momento correcto. La ideas innovativas deben ser pertinentes en base a los eventos que están tomando lugar
Segun Crannell y
Sheppard el qué, el como, el cuando y el
quién son fundamentales para el éxito de una narrativa. Es una herramienta
estratégica del más alto nivel.
Además, se requiere un
gran gesto
Pero, en paralelo a la narrativa,
estoy personalmente convencido de la importancia del gran gesto. Un líder tiene
usualmente un momento consagratorio y una
persona que pudiera haber sido desconocida toda la vida se convierte en líder
en un momento, por algo que hace o algo que dice. El papa Francisco viajando en
autobús. Martin Luther King exclamando : “Yo tengo un sueño”, al lado de la
estatua de Lincoln. El hasta ese momento desconocido joven chino desafiando los
tanques en la plaza de Tiannamen, en Beijing.
El Bolívar de: “si la naturaleza se opone….”. Y, en el lado tenebroso,
el “por ahora” de Hugo Chávez o la noche de los cristales rotos, de Hitler. Los
grandes gestos pueden definir al mensajero para siempre y pueden cambiar el
rumbo de la historia. Son los grandes aliados de la narrativa y deben ser
coherentes con ella.
No he visto ese gran
gesto por parte de la oposición al régimen forajido. Hay algunos gestos
magníficos que han sido incomprendidos o no han tenido eco, a pesar de que uno
llegó al sacrificio: el de Franklyn Brito. La injusticia contra Brito y su
lucha solitaria contra la satrapía han debido levantar al país. El discurso de
Jorge Olavarría el 5 de Julio de 1999 en el Congreso fué un gesto muy valiente,
lamentablemente caído en el vacío de la cobardía e indiferencia colectiva. La
digna actitud de Marcel Granier, al no doblegarse ante la satrapía, ha pasado
por debajo de la mesa. El gran gesto necesario no tiene por qué terminar en
muerte o en prisión pero quien lo lleve a cabo tiene que estar preparado para
sufrir las consecuencias. Lutero: “Aquí me planto” o el Tomás Moro que fué al cadalso durante el reinado
de Enrique VIII no estaban pensando en su seguridad personal sino en algo
trascendente: los principios.
1 comentario:
Fray Martín dice ahí según mi traducción
"Aqui me detengo. No puedo hacer mas. Que Dios me ayude. Amén"
Mejor lema para Capriles no puede haber
Gracias Fray Martin
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