lunes, 26 de agosto de 2013

Los criminales de Amuay todavía andan sueltos


                
         

Hace un año Venezuela sufrió una de sus más grandes tragedias, al explotar una esfera de gas en la refinería de Amuay. La onda expansiva de la explosión arrasó con hasta 500 viviendas, mató a 42 personas y llenó de horror a la comunidad de Amuay-Punto Fijo. Fué un horror compartido por toda la nación. De inmediato se oyó la voz del régimen, representado por la señora Eva Golinger, quien intimó que la tragedia había sido causada por sabotaje. El ministro-presidente de PDVSA, Rafaél Ramírez, declaró que en dos o tres días la refinería estaría operando normalmente. El ahora difunto, en un breve interludio entre viajes a Cuba, hizo una visita al sitio de la tragedia, “poniendo su vida en peligro’, como lo hicieron notar los periodistas del régimen y dictaminó: “El show debe continuar”, frase infeliz que puso de relieve su patanería.   

Un año después la situación es la siguiente: (1), la tesis de la Sra. Golinger, echada a rodar minutos después de la tragedia,  ha sido adoptada oficialmente por el régimen. El reemplazo del difunto así lo repitió ayer: “la tragedia fue causada por el sabotaje de la derecha”; (2), PDVSA no ha compensado a los familiares de las víctimas de la tragedia: (3), PDVSA no ha llevado a cabo investigación alguna de lo sucedido; (4), PDVSA no ha introducido ningún reclamo a su empresa o empresas aseguradoras sobre las pérdidas materiales ocurridas, las cuales se estiman en casi dos mil millones de dólares; (5), un estudio hecho por Risk Engineering para una empresa reaseguradora dejó en evidencia la pobreza de los sistemas de protección de la refinería y mencionó que en el lapso de un año previo a la tragedia habían ocurrido más de cien incendios en las plantas; (6), un año después de la tragedia la refinería todavía no ha regresado a la normalidad y trabaja al 72 por ciento de su capacidad, lo cual representa una significativa pérdida adicional para la nación; (7), PDVSA ha tenido que importar de USA significativos volúmenes de gasolina, componentes para gasolina y hasta diésel, a precios internacionales para regalarlos en el mercado interno, una pérdida adicional para la nación que se acerca a los mil quinientos millones de dólares; ( 8), hasta ahora no ha habido ningún informe oficial sobre la tragedia, mientras en la Asamblea Nacional el régimen ha bloqueado todo intento de discutir sobre las causas de la explosión; (9), el único informe técnico conocido, elaborado por técnicos de la antigua PDVSA, indican que la tragedia se debió a la ruptura de sellos de seguridad de una de las esferas de almacenamiento de gas, el resultado del pobre mantenimiento crónico en la refinería. A fin de ocultar esta situación PDVSA ha decidido echarle tierra a la investigación y aferrarse de manera patética y bestial a la tesis del sabotaje.

Lo que considero increíble e inaceptable es que la gente que hizo posible esta  tragedia por su ineptitud y corrupción, desde la presidencia de la república hasta la directiva de PDVSA, el ministro-presidente de PDVSA y la gerencia de refinación de PDVSA, todo ese malandraje esté  todavía en el poder, sin que ninguna de las instituciones del Estado: Asamblea Nacional, Tribunal de Justicia, Poder Ciudadano, fuerza armada, toda esa quincalla manejada por gente indigna, les haya pedido cuenta de sus crímenes. La tragedia de Amuay representa uno de los puntos más bajos en el proceso de descomposición moral del régimen, ciertamente el más doloroso por la cantidad de muertes, lesionados y damnificados por el evento. Y su impunidad representa un punto bajo en nuestro nivel de decencia colectiva.   

Más allá de la manipulación mediocre y perversa de esta gran tragedia nacional por parte del régimen, se impone que Venezuela  haga justicia. Justicia para los familiares de las víctimas, justicia para la nación. Los responsables por esta tragedia no deben quedar sin castigo.

Los geólogos sabemos que cuando ha pasado mucho tiempo sin que la tierra se mueva, la energía acumulada en el subsuelo se hace inmensa. Cuando finalmente se libera, el terremoto es de pronóstico. La reacción del país contra estos criminales será terrible. Creo que el difunto se murió a tiempo para escapar de ella pero sus herederos no podrán hacerlo.    

 

 

 

 

1 comentario:

Anónimo dijo...

El mandadero de Raúl y de Cilia dijo que lo de Amuay había sido un sabotaje. Cínico.