Este fin de semanas se celebrarían tres cumbres en Mar del Plata: la Cumbre Ibero Americana, la cumbre de UNASUR y la cumbre populachera de Hugo Chávez en el estadio de la localidad. La primera es organizada por Enrique Iglesias, el Secretario General de la organización Ibero-Americana que tiene su sede en Madrid. La segunda tiene como objetivo nombrar al reemplazo del fallecido Néstor Kirchner como Secretario General de la organización. La tercera, organizada por Hugo Chávez, iría a denunciar a los Estados Unidos por lo de las fugas masivas de información promovidas por Wikileaks y a pedir la renuncia de Hillary Clinton.
Ahora sucede que, a la primera, dejarán de asistir José Luis Zapatero, Daniél Ortega, Evo Morales y Hugo Chávez, lo cual constituye una verdadera derrota para Iglesias y hace de la Cumbre Ibero-Americana, sobretodo por la ausencia de Zapatero, un arroz con pollo sin pollo. Dada la ausencia de Ortega, allí tampoco se podrá discutir sobre el conflicto entre Nicaragua y Costa Rica, como era el deseo de Iglesias.
A la segunda dejará de asistir el Bloque del Alba, lo cual sugiere que su candidato, Alí Rodríguez, el mono (comodín) de la baraja chavista, no sería elegido como reemplazo de Kirchner. El Alba se jubila cada vez que las perspectivas no le favorecen.
A la tercera dejará de asistir su promotor y único animador, Hugo Chávez, lo cual dejará a las madres de la Plaza de Mayo sin oportunidad de recibir una jugosa contribución monetaria y a los piqueteros argentinos con los crespos hechos.
Esta debacle muestra la fragilidad del liderazgo latinoamericano y hace de estas organizaciones entes pseudo-ficticios, sin fuerza alguna.
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