Querido pueblo mío:
Les hago llegar mi salutaciones de año nuevo. 2010 será recordado en la historia como el año en el cual nuestros hermanos cubanos, chinos e iraníes han tomado el control de la administración pública y púbica venezolana, quitándonos a nosotros, literalmente, ese peso de encima. Ahora podremos dedicarnos por entero a viajar por todo el mundo predicando el socialismo del siglo XXI. Este ha sido el año en el cual PDVSA ha logrado importar más comida, a pesar de un modesto 35 por ciento de pérdidas por pudrición en los muelles de Puerto Cabello. Este año he sido ungido por la Asamblea Nacional como César del Trópico, me han dado inmerecidamente la facultad de legislar por 18 meses (yo solo pedí doce pero Cilia y Carlitos Escarrá insistieron en dármelo todo, todito).
2010 ha sido el año en el cual nuestra gloriosa fuerza armada, bajo el liderazgo de Henry Rangel Silva, me prometió la presidencia vitalicia. Como decía Norberto Ceresole, quien me ve desde el cielo junto a Néstor, esta combinación de ejército y pueblo es imbatible. Aquí me tendrán por 10, 20, 30 o más años, porque, como siempre les he dicho y les recuerdo, eh, solo Hugo Chávez puede gobernar a Venezuela. Yo preferiría que apartaran de mi este cáliz, pero oigo a mi pueblo que me dice: noooooooooooo, por lo cual debo continuar sacrificándome por ustedes, mis descamisados.
Este es el año en el cual mi gobierno ha hecho el deslinde necesario: para mis seguidores todo, para la oposición, nada. Jorgito y Jacqueline tendrán mi apoyo aunque pongan la plasta que siempre ponen. Para Ledezma, nada.
Nuestro petróleo ya no irá a USA, los dejaremos morir congelados en la oscuridad. Ahora se lo enviamos a a la gloriosa China, quien ya nos ha pagado 10 años por adelantado, aunque la mitad sea en yuán. Gracias a ellos terminamos el año con la botija repleta de dinero para seguir alimentando la causa de la revolución: más armas rusas, más café nicaraguense, más cemento cubano, más caraotas dominicanas.
Que sigan disfrutando de la revolución para siempre,
Hugo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario