miércoles, 8 de diciembre de 2010

Herencia Epigenética Transgeneracional: la clave está en el abuelito


Según estudios recientes de Michael Skinner, reseñados en Newsweek de Noviembre 8, 2010 (“Sins of the Grandfathers”, de Sharon Begley), las experiencias vitales de los abuelos pueden introducir modificaciones a sus espermas y óvulos y tales cambios pueden ser transmitidos a sus descendientes. Esta llamada Herencia Epigenética Transgeneracional (seguramente la llamarán TEI en inglés o HET en español) muestra el poder del ambiente, no solo en la modificación de las características genéticas de los actores sino en su incorporación a la de hijos y nietos. Según el estudio lo que es alterado no es especificamnte la secuencia DNA que los abuelos pasan a sus descendientes sino los controles sobre esa secuencia en la esperma o los óvulos. Anteriormente se pensaba que estos controles solo sufrían un alteración momentánea y eran restablecidos a la normalidad después de la experiencia (el reporte habla de “borrar los pecados de los abuelos” antes de que pudiesen ser transmitidos a sus hijos). Skinner ha descubierto que algunas de estas marcas dejadas por la experiencia son de carácter permanente. Experimentos en ratas han establecido, por ejemplo, que una dieta rica en grasas, con un 43 por ciento de las calorías derivadas de la grasa, causan en las hijas de las ratas una tendencia a la intolerancia de la insulina, es decir, a la diabetes.

Aunque no se habla de experiencias de tipo emocional uno supondría que tales experiencias también tienen el poder de causar modificaciones genéticas que afectan a hijos y nietos. Ya la biblia habla, en Éxodo 34:7 como "[Dios] que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado… visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación."

Y, agrega en Reyes 21:29 : "¿No has visto cómo Acab se ha humillado delante de mí? Pues por cuanto se ha humillado delante de mí, no traeré el mal en sus días; en los días de su hijo traeré el mal sobre su casa."

Pero no solo lo malo es transmitible, también lo bueno. Hemos intuído por mucho tiempo que las buenas obras y la conducta de una noble vida también enlazan espiritualmente a las generaciones. Tiene que ver con lo que es, quizás, un cliché : “la herencia que le dejo a mis hijos”, al hablar de honradez y dignidad. Ello muestra que la ciencia, con toda y su maravilla, frecuentemente solo corrobora lo que la sabiduría popular ya conoce desde tiempos inmemoriales. No solo la biología sino la ética parecen obedecer a las leyes de la Herencia Epigenética Transgeneracional.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Las modificaciones epigeneticas transgeneracionales nunca son permanentes, pueden quedar activas por unas cuantas generaciones pero terminan siendo silenciadas.

Es por ello que estas modificaciones no tienen injerencia en la evolución